José Luis Daza: “No me sorprendería si en los próximos 12 meses el cobre supera los US$5 y eventualmente US$6”
El economista chileno radicado en Nueva York anticipa que viene un “boom económico enorme”, liderado por la expansión fiscal y monetaria sin precedentes en EE.UU., lo que además de otros factores, empujará el precio del metal rojo a niveles históricos. Ello, sumado al avance de la vacunación en Chile, donde destaca la gestión del gobierno de Piñera, hace que vea como razonable un crecimiento del PIB de 6,5% para este año. Para mediano plazo, sin embargo, sigue escéptico.
La semana cerró para Chile con muy buenas noticias, debido al rally que está experimentando el precio del cobre y que lo situó el viernes en US$ 3,99, su máximo valor desde 2011. Desde Nueva York, el economista nacional José Luis Daza analiza este fenómeno y alienta altas expectativas debido a que se inscribe, a su juicio, en un proceso más global de recuperación mundial. “Se viene un boom económico enorme”, anticipa Daza, liderado por el gran impulso de gasto fiscal y monetario de EE.UU., lo que en su visión podría llevar a nuestro metal rojo a cotizaciones nunca antes vistas, de entre US$ 5 y US$ 6 la libra.
Si bien mantiene sus aprensiones respecto del crecimiento de mediano plazo para el país y sobre el resultado del proceso constituyente, afirma que en lo inmediato su sesgo es al alza, producto del buen escenario externo -”el mejor en 10 años”- y del avance del proceso de vacunación, donde señala que Chile es líder a nivel mundial.
En lo personal, Daza cuenta que su firma QFR Capital es ahora básicamente el family office de él y sus socios, donde administran recursos propios, y que devolvieron todo el dinero de los aportantes que antes tenía el hedge fund.
En Chile el avance de la vacunación, las mejores perspectivas de recuperación del mundo y el nuevo rally del cobre están elevando las expectativas económicas inmediatas. ¿Comparte ese optimismo sobre el país?
-Creo que las condiciones externas para Chile son las mejores en 10 años. Absolutamente nadie tiene modelos adecuados para predecir el precio de commodities, pero sí podemos evaluar los riesgos probabilísticos para que alcance ciertos niveles. No soy experto en cobre, pero dado lo que vemos en los mercados financieros globales, el estímulo fiscal de EE.UU., la transición global de la matriz energética hacia la electrificación y la abundancia de liquidez, es altamente probable que veamos el precio más alto de la historia. No me sorprendería si en los próximos doce meses el precio del cobre supera los US$ 5 y eventualmente US$ 6 la libra. Reitero, nadie tiene buenos modelos predictivos, pero las probabilidades de que veamos esos niveles son la más altas de tiempos recientes. Si fuera consumidor de cobre me protegería para ese escenario.
¿Por cuánto tiempo puede durar este superciclo del cobre?
-Por el lado de la demanda los factores durarán un par de años, a menos que la inflación se le escape de las manos a la Fed y se vea obligada a subir tasas y generar una recesión para controlarla. Pero en el largo plazo también dependerá de la capacidad de aumentar la oferta mundial de cobre y no tengo una visión al respecto.
El Banco Central en su IPoM de diciembre situó su estimación de crecimiento del PIB 2021 en torno a 6% (5,5%-6,5%), lo que hasta hace poco se veía como optimista. ¿Ahora, con este escenario mundial y del cobre, le parece factible?
-El Banco Central tiene mucho mejor capacidad que yo para estimar el crecimiento de Chile. Si logran controlar la pandemia y la población se sienta confiada, creo que el 6,5% es razonable. Tengo una visión sesgada hacia arriba sobre el crecimiento a corto plazo de Chile. Por otra parte, soy escéptico de que podamos restaurar las condiciones para el crecimiento sostenido en el largo plazo. Influirán la nueva Constitución y la capacidad de revertir la profunda destrucción económica generada por las reformas de la última década.
¿Y cómo evalúa el proceso de vacunación? ¿Cuán de la mano irá con la recuperación económica del país?
-Vivo en Nueva York y el caos, desorden y desinformación es totalmente diferente a lo que se ve en Chile. La estrategia del gobierno de adquisición de vacunas refleja un entendimiento sobre salud pública y de la institucionalidad global farmacéutica, superior al de las autoridades de la mayoría de los países del mundo. En vacunación Chile tiene mejores resultados que EE.UU. y toda Europa Occidental, incluyendo a Alemania, Suecia. Francia, Holanda, España, etc. De más de 190 países en el mundo, Chile está entre los tres o cuatro países más exitosos del mundo.
¿Cuál es su balance general de cómo lo ha hecho Chile en esta pandemia?
-El área médica tiene diferentes aspectos a evaluar. Prevención de contagios, administración de infraestructura hospitalaria y estrategia de vacunación. Pero los resultados finales del trabajo en esas áreas hablan por sí solos. Nos permiten hacer una comparación con otros países. Si generamos un vector que mide resultados en dos dimensiones, donde un eje mide mortalidad cada 100 mil habitantes y el otro vacunación por cada 100 mil habitantes, Chile está en el tercer lugar mundial, excluyendo a los países del sudeste asiático que básicamente lograron que el virus no entrara. Chile supera a todos los países occidentales, incluyendo a los más ricos.
He sido crítico del Presidente Piñera en el pasado, pero en el manejo de la pandemia hemos visto lo mejor en políticas públicas de Chile en varias décadas, bajo condiciones de extrema incertidumbre y extrema presión. Y el mundo externo lo está reconociendo.
¿Pero nos podemos confiar, es una batalla ganada?
-Todavía hay mucho trabajo que hacer por la pandemia. El virus no desaparecerá, así como no lo hace la influenza. En gran parte del mundo el virus seguirá y mutará y llegará a Chile. El gobierno demostró que nadie le puede dar clases en esta materia y creo que están en perfectas condiciones para construir una institucionalidad permanente contra las pandemias que incluya vacunas, testeos, etc. Vamos a necesitar un programa de compras de vacunas anuales para enfrentar al virus y sus posibles mutaciones, y Piñera puede dejar eso encaminado.
¿Y en el manejo económico cómo lo hizo, pudo ser menor a 6% la caída del PIB en 2020?
-Creo que en términos generales lo hicieron bien. Es fácil criticar sin conocer los detalles sobre restricciones operacionales que impone la burocracia estatal. Pero tengo un cuestionamiento: ¿por qué no se llegó más rápido y con más plata a la gente a comienzos de la pandemia? Por los últimos 20 años he escrito sobre la necesidad de contener el tamaño del Estado, sobre los beneficios de la prudencia fiscal. Pero esta crisis no era el momento para preocuparse sobre la solvencia fiscal. Era el momento para utilizar toda la potencia fiscal acumulada en ayudar a la población y a las empresas afectadas. La solvencia fiscal era irrelevante en este momento en que las tasas de interés eran cero y al no llegar más rápido y con abundantes recursos le dio espacio al populismo más destructivo para que atacara al sistema de pensiones. El actuar de todo el sistema político, de derecha a izquierda, incluida gran parte de la prensa, fue de una vulgaridad intelectual digna del más típico populismo latinoamericano.
Junto con las noticias positivas en materia de actividad y expectativas, también ha habido algunas negativas, como la persistencia de focos de violencia. ¿Cuánto puede lastrar eso el crecimiento y qué solución le ve?
-Creo que la falta del control de la violencia es el gran debe del gobierno de Piñera. La tolerancia a la violencia permea a gran parte de la sociedad, la prensa y los partidos políticos, donde sus líderes fluctúan entre la indiferencia o su racionalización. La solución comienza por hacer cumplir la Constitución y las leyes, con un total compromiso, intransable, por la resolución pacífica y democrática de los conflictos, con intolerancia total y universal a actos de violencia contra personas y propiedades. La interacción civilizada entre personas no puede incluir la racionalización y justificación de la violencia.
Otro fenómeno que se ha acrecentado es la presión migratoria irregular.
-Este es uno de los temas más complejos que Chile deberá enfrentar en los próximos años. La migración va a aumentar. Estamos frente a un colapso muy profundo de los Estados del continente. A nivel mundial, las fuerzas migratorias de países colapsados, donde predomina la pobreza, hambre, enfermedades, insalubridad, son imparables. Los costos aceptables que puede imponer el país donde migran, para disminuir los flujos de personas, son por definición menores a los costos que tiene para su vidas quedarse en su países de origen. Dado lo que ocurre en la región, Argentina, Perú y otros países, la migración a Chile va a aumentar.
¿Y cómo se debe trabajar en ello?
-Esto es un problema a nivel mundial, de países que funcionan razonablemente, rodeados de Estados fallidos... No tengo una respuesta específica, pero es algo que requiere planificación, inteligencia, empatía y no dejar al azar. No reaccionar de manera ad hoc. Creo positivo crear sistemas para que las grandes fuerzas migratorias se canalicen de manera formal para facilitar su integración y, al mismo tiempo, mitigar la percepción de riesgos que pueden tener los chilenos, que ven a su país cambiando. El profundo daño que hizo la administración Bachelet al marco laboral hace que este problema sea aún mayor, al afectar muy negativamente la creación de empleos.
En paralelo, sigue desarrollándose el proceso constituyente. Usted declaró a fines de octubre pasado al respecto: “Diría que soy escéptico, con ganas de tener una sorpresa positiva”. ¿Ha variado en algo su visión, está más optimista?
-Mi visión ha cambiado marginalmente, dada la calidad de algunos de los candidatos. Me sorprendió que personas de muy alto nivel se presentaran. Hay de excelencia intelectual, con un nivel muy superior a los que vemos en el Parlamento y partidos políticos. Por otra parte, hay candidatos muy poco preparados, que en forma consciente y otros inconsciente, nos convertirían en un país latinoamericano fracasado más.
“Veremos la aceleración económica más importante en 50 años liderada por EE.UU.”
Se está cumpliendo un año del inicio de la crisis económica asociada al coronavirus. ¿Cuál es la principal conclusión y aprendizaje que saca de lo vivido?
-A esta pandemia todavía le queda mucho por delante. El virus no va a desaparecer, mutará y seguiremos sorprendiéndonos y aprendiendo. La lección más obvia es que la integración global es una realidad imparable, intensa, de la cual no podemos escapar. Estamos todos interconectados aunque no estemos conscientes de ello. Necesitamos reforzar los instrumentos de coordinación global para enfrentar problemas globales.
En el caso de Chile, mostró que el país está en otro nivel de desarrollo que el resto de América Latina. La pandemia resaltó la importancia de la solvencia fiscal durante tiempos normales, para contar con recursos para enfrentar crisis potencialmente desastrosas. Resaltó la importancia de la tecnocracia y del uso del método científico en la implementación de políticas públicas. Los populismos fracasaron. La crisis evidenció el gigantesco poder de la tecnología, en todas sus dimensiones, para salvar al mundo de una crisis mucho más grave y para resolver los principales problemas que enfrenta la humanidad.
¿La magnitud del impacto, de la recesión, ha sido como la previó o peor?
-En algunos países la crisis fue mucho más profunda y en otros menor a lo esperado. Me sorprendieron los colapsos sanitarios y económicos de Perú, Inglaterra; no el de Argentina. Pero en términos generales, dadas la reacciones de los gobiernos, la crisis fue diferente a lo esperado. Quien se hubiera esperado que en EE.UU. el ingreso de los sectores más pobres y su nivel de consumo aumentaran en relación a 2019, dadas las grandes transferencias del Estado. El consumo del tercio más pobre de EE.UU. aumentó 14% versus el año anterior.
¿En qué etapa de la recuperación se encuentra el mundo? ¿Cuánto crecerá este año y el próximo?
-Veremos la aceleración económica más importante en 50 años liderada por EE.UU., donde el crecimiento será el más alto en décadas.
¿Por qué liderará EE.UU. el repunte si después de la crisis financiera del 2008 creció a tasas muy bajas, pese al enorme estímulo monetario de la Fed?
-EE.UU. está implementando el shock fiscal-monetario más expansivo, más estimulativo que he visto en toda mi vida profesional, en un contexto donde salvo sectores devastados como restaurantes, hoteles y líneas aéreas, los motores de la economía están muy sanos. Hay un cambio de paradigma en el consenso tecnócrata cercano al Partido Demócrata, con respecto a la necesidad de utilizar política fiscal de manera sin precedentes para salir del estado deflacionario que existió en los últimos 12 años. A esto se suma la política monetaria más expansiva en la historia.
¿Por qué cambió la política fiscal? El 5 de enero hubo una elección senatorial en el estado de Georgia que le dio el control práctico del Senado a los demócratas. El equipo económico de Joe Biden fue siempre muy claro en que, si podían, implementarían una política fiscal expansiva de un tamaño sin precedentes en la historia. Ese día ganaron el control del Poder Legislativo para hacerlo. EE.UU. terminará gastando cerca del 25% del PIB por la crisis del Covid. La mayor parte de este gasto está por delante, todavía no se ejecuta. Además, se viene un paquete de infraestructura de otros 5% del PIB. Esto es más de lo que gastó en la Segunda Guerra Mundial para derrotar a Alemania y a Japón. Y ahí la Fed no apoyó como lo está haciendo ahora.
¿La Fed debe continuar con inyecciones de liquidez bajo el denominado programa de Quantitative Easing (QE)?
-En el 2009 el QE tenía mucho sentido, hoy mucho menos. En el 2009 el sistema financiero estaba destruido, los bancos estaban quebrados y las personas empobrecidas por la caída de precios de casas, y endeudadas. Hoy la situación es opuesta. Los bancos están con exceso de capital y exceso de liquidez para prestar. Las personas tienen el nivel de riqueza más alto de la historia y los niveles de cash (dinero en efectivo) más altos de la historia, depositados en el banco. Cuando se termine la pandemia, el gasto privado va a saltar autónomamente. A pesar de eso, la Fed inyecta US$ 120 billones (miles de millones) todos los meses, cuando en promedio en el 2009 inyectaba US$ 60 billones. Esa plata se está acumulando en el sistema financiero, no en inversión de maquinarias, no en consumo, sino que en compras de activos financieros, creando condiciones exuberantes en todo el mundo. Hay varias indicaciones de burbujas, pero dadas las intenciones de la Fed los mercados pueden seguir subiendo por bastante tiempo.
¿Qué causará la próxima crisis global?
-El perfil de riesgos económicos cambió radicalmente en el último mes por los acontecimientos de EE.UU. Veo en EE.UU. una bomba estimulativa con consecuencias difíciles de predecir. El principal riesgo económico pasó a ser que se desanclen las expectativas de inflación en EE.UU. y que suban sustancialmente las tasas de interés de bonos de largo plazo del Tesoro americano. No es claro que esto vaya a suceder, pero sí son riesgos importantes y diferentes a los que veíamos hasta hace un mes. Mi expectativa es que la inflación suba sustancialmente durante el próximo año y que las tasas de interés también. Vamos a tener un susto inflacionario, pero no estoy seguro que se transformará en un proceso inflacionario persistente. No tengo claro cómo termina, pero tengo claro que se viene un boom económico enorme.
¿Por qué cree que la Fed y el Tesoro de EE.UU. no están preocupados de estos riesgos?
-La Fed ha sido muy clara en decir que en el pasado se equivocaron y se apuraron en subir las tasas de interés. No piensan cometer el mismo error. Llevan 12 años tratando de generar 2% de inflación y no han sido capaces de lograrlo. Ven que el año pasado el desempleo llegó a 3,5% y no había nada de inflación. Ya nos dijeron que si la inflación sube el año que viene, el alza será temporal y no subirán tasas. En el Tesoro piensan que el desempleo efectivo es cercano al 10% y que la fuerza laboral puede aumentar mucho, por lo que riesgos de inflación por recalentamiento son bajos. Están dispuestos a correr el riesgo, aunque piensan que es menor. Además, les encantaría llegar con una economía en boom a las elecciones legislativas el 2022.
¿Sanará EE.UU. de la profunda división que se acentuó en el gobierno de Trump?
-Trump es un síntoma, no es la causa de la división. Él es producto de una enorme división cultural, política, que él exacerba y aprovecha como lo hizo Chávez en Venezuela. En el próximo año esa división se verá más que nada en una guerra muy destructiva dentro del Partido Republicano en donde la base trumpista, antisistema, enfrentará agresivamente a los republicanos tradicionales. Esto fortalece a los demócratas y en particular a Biden. El boom económico que se viene y el estilo cordial de Biden lo convertirá en una figura muy popular, lo que debería ayudar a bajar las tensiones.
¿Y el riesgo de otro virus en el mundo?
-Fuimos todos irresponsables en no calibrar el riesgo y probabilidad de que un virus genere una pandemia, a pesar de las advertencias continuas de especialistas. Sería absurdo ignorarlo otra vez. En el corto plazo, el riesgo más evidente se genera en los países que no pueden combatirlo, en donde se producirán mutaciones. Para Chile, el riesgo es muy alto porque está en una región que ha fracasado en controlarlo, en vacunar a su población.
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