Siendo economista, Juan Andrés Fontaine, termina siendo un disciplinado representante del alma de ChileVamos porque con el anuncio del Presidente Piñera está retornando a un ministerio del cual fue sacado tempranamente en la primera administración del mandatario. En cambio, en el Ministerio de Obras Públicas (MOP) se veía como "pez en el agua".
Fontaine declaraba a sus cercanos estar muy feliz en esta repartición, porque podía ver cómo con su gestión podía cambiar, agregando un granito de arena, a la calidad de vida de los chilenos. Así lo percibía con su primer hito anunciado en la Primera Cuenta Pública y casi 100% cumplido este año: "Chile sin barreras" que implicaba instalar el peaje electrónico en todas las plazas de las carreteras del país, lo que no sólo ahorra tiempo sino que también reduce la congestión, típico problema de los fines de semana largos.
Su perseverancia fue reconocida en esta segunda Cuenta Pública, pues fue uno de los pocos ministros que apareció liderando en los anuncios presidenciales, y con proyectos reales de infraestructura que hacen sentido inmediato a los ciudadanos. Además, unos días más tarde, cuando las expectativas de menor crecimiento calaban de pesimismo el entorno, Fontaine fue parte de la solución con un plan de concesiones y obras para impulsar la inversión y el empleo.
El regreso
Ahora, retornará a Economía. Ahí partió con su "carrera política" en el primer período de Piñera, donde permaneció un poco más de un año. En ese tiempo configuró una agenda para impulsar la productividad que ha sido elogiada por todos los sectores, pero sin llegar a destino por las razones obvias que pesan sobre este ministerio: es tan grande, tiene muchos organismos que cuelgan de su organigrama, pero todos con baja visibilidad. Y las medidas que sirven para revitalizar la actividad son de menor calibre en términos comunicacionales, por lo que salen poco por la prensa, por lo mismo siempre son las candidatas a postergar cuando se establecen las urgencias y requieren de un trabajo de hormiga para avanzar, sin esperar muchas congratulaciones.
Al irse dejó redactada la Ley de Pesca, pero con instrumentos de mercado incluyendo la licitación de hasta un 50% de las cuotas individuales, que su sucesor Pablo Longueira no consideró y, por el contrario mantuvo la propiedad de las cuotas en quienes las ostentaban por años, que luego ha sido fuertemente cuestionada por la entrega de financiamiento a campañas políticas.