Juan Andrés Fontaine: “El camino es ir subiendo los impuestos a las personas; si las necesidades de gasto son mayores, se puede recurrir al IVA”

Juan Andres Fontaine
Juan Andrés Fontaine, exministro de Economía.

El exministro de Economía de Sebastián Piñera cree que es factible elevar de manera gradual el impuesto a la renta. “En un plazo de 10 a 12 años”, dice. Sobre la política monetaria, recomienda al Banco Central ser cauto en los recortes a la tasa de interés, que calcula en 200 puntos base durante 2024.


La mitad del tiempo vive cerca de la costa de la Región de Valparaíso, y la otra, en Santiago. Junto con sus asesorías macroeconómicas, Juan Andrés Fontaine también realiza consultorías, con su empresa Strat, en la gestión de los riesgos regulatorios que enfrentan las empresas en sus proyectos de inversión. Por lo mismo, el exministro de Economía del primer gobierno de Sebastián Piñera sigue atento a los pasos del pacto fiscal y el manejo de la política monetaria del Banco Central.

La próxima semana, el gobierno presentará el proyecto de cumplimiento tributario y comenzará a aterrizar con los expertos de los partidos políticos los cambios al impuesto a la renta. ¿Qué le parecen los ajustes que ha hecho Hacienda en cuanto a la meta del 0,6% del PIB que se quiere recaudar con alza de impuestos?

-Me parece positivo que el gobierno haya echado pie atrás de seguir con su proyecto inicial después de una derrota en la Cámara de Diputados. Ahora ha reducido la reforma tributaria a un aumento del 0,6% del PIB de recaudación, que es algo más acotado, y a ciertos cambios en materia de combate a la evasión y elusión, donde proyecta buena parte de la recaudación del 2,7% del PIB. De todas formas, me ha parecido bastante confusa la manera en que el gobierno ha llevado este tema. En el programa de gobierno se hablaba de 8 puntos del PIB, luego se bajó a cinco y a cuatro puntos del PIB sin plantear claramente cuáles son los objetivos que se persiguen en términos de gasto público.

El gobierno, además, cambió la forma de lograr ese 2,7% del PIB. Ahora, esa recaudación provendrá de un mejor gasto público, crecimiento, menor evasión y alza de impuestos. ¿Es factible esa meta?

-Está la percepción de que Chile necesita recaudar más para hacer frente a demandas sociales importantes. Y yo comparto eso, pero se debe poner un mayor énfasis en el ahorro fiscal y el crecimiento económico, que permite más recaudación. Con esas tres patas uno puede efectivamente financiar un mayor gasto social para atender demandas que son importantes. Pero el horizonte de tiempo para hacer eso tiene que ser muy gradual, y cuando hablo de gradual, escapa al horizonte de un gobierno.

Hacienda focalizará el alza de impuestos en rentas personales provenientes del capital y personas de altos ingresos, pero no menciona si ampliará la base para que más personas tributen.

-El camino es ir subiendo muy paulatinamente los impuestos a la renta de las personas, que en Chile son más bajos que otras partes. Cuando ese tema lo planteábamos hace 10 o 15 años atrás, parecía una cosa muy rara. Ahora, hay acuerdo en que esa es la variable que está más rezagada. Es una medida muy impopular políticamente y muy inconveniente, ya que sería golpear con impuestazo a la clase media chilena que no tienen la capacidad económica para resistirlo, pero se puede hacer paulatinamente en el tiempo, por ejemplo, en un plazo de 10 a 12 años. Con eso se recaudaría los fondos necesarios.

¿Es suficiente sólo con esa alza de impuestos?

-Si las necesidades de gastos fueran mayores, uno puede recurrir a algún aumento del IVA. Por ejemplo, para efectos de financiar una mayor PGU o algo de ese tipo. No me negaría a usar ese instrumento del IVA en Chile, que tiene una tasa del 19%, por debajo de la que existe en varios países europeos. Si se sube, podría tener una cierta devolución de IVA a los sectores de bajos ingresos atenuando el impacto, pero deja un espacio de recaudación importante.

¿Cuál podría ser la fórmula para que más personas paguen impuestos?

-Hay una forma muy simple. Por ejemplo, los umbrales actuales se podrían ir reduciendo un 2% por año, así más gente empieza a pagar impuestos y los sectores que están por sobre esos escalones empiezan también a tener una tasa de impuesto a la renta promedio más alto.

Juan Andrés Fontaine
Juan Andrés Fontaine, exministro de Economía.

Otro de los temas que está presente en la discusión es el manejo que ha tenido el Banco Central de la política monetaria. ¿Cómo lo evalúa?

-Lo primero es celebrar la labor que ha hecho el Banco Central en doblarle la mano a la inflación. Ha logrado bajarla desde el año pasado que estuvo en el 14,1% máximo y ahora ya está entrando en lo que era el antiguo rango del 2% al 4% y acercándose al 3%. Las proyecciones apuntan a que se podría llegar al 3% a mediados de año. Una crítica que haría es que ha habido una tendencia, que ha sido creciente en los últimos meses, a influenciarse demasiado por el último dato.

Para la reunión de fines de enero, las expectativas llegan hasta 200 puntos base. ¿Cuál es su recomendación?

-Mi recomendación sería irse piano piano y haciendo caso omiso a la volatilidad mensual de los datos de IPC. Debería seguir al Banco Central de Brasil, que ha ido bajando todos los meses 50 puntos base su tasa de interés. Pero en el caso de la próxima reunión hay una dificultad porque, de acuerdo al calendario previsto, luego de esta reunión de enero no habría otra, sino hasta principios de abril. Dada esa situación, se podría introducir una reunión a comienzos de marzo.

¿Pero una reunión extraordinaria?

-Extraordinaria. Anunciar en esta reunión de enero que se hará una alternación en el calendario, porque no está escrito en piedra y se puede modificar por una decisión del consejo del Banco Central, para ir haciendo rebajas frecuentes y no tan impactantes como las que se están comentando en el mercado.

¿De cuánto es la magnitud de la rebaja en la tasa de interés que recomienda?

-De 50 o 75 puntos mensuales me parece que es un buen ritmo.

Pero si el BC mantiene su calendario de reuniones y no agrega una adicional en marzo, ¿espera de todas maneras una baja de entre 50 y 75 puntos base?

No sé qué decir, porque me parece tan obvio que lo óptimo es lo otro. No veo ningún costo particular en tomar esta decisión de hacer una reunión extra. Si el Banco Central dice hoy día, dado que hay una gran volatilidad en este momento, que se revaluará la situación en marzo, en una reunión extraordinaria, no tiene ningún costo y le permitiría ir graduando la dosis de rebaja evitando introducir incertidumbre al tipo de cambio.

El consejero del BC, Alberto Naudon, dijo en una presentación que la tasa de interés estará cerca del 4% a fines de año. ¿Cómo ve esa afirmación?

-Supongo que eso está basado en una visión de que también el Banco Central de Estados Unidos, de Europa, de Brasil y el de México hacen también reducciones muy drásticas de su tasa de interés. Si ese fuera el caso, creo que Chile haría bien en seguir eso, pero si no se da ese escenario, ese tipo de posición introduce una depreciación del peso que es innecesaria y que complica los avances para la reducción del IPC.

¿En qué nivel ve usted llegando a la tasa a fin de año?

-Depende mucho de lo que haga la Fed. Si termina bajando 100 puntos base, nosotros podremos hacer unos 200 puntos o algo así, pero no mucho más que eso.

¿200 puntos base de recorte en 2024?

-Puede ser un poco más, pero del orden de 200 puntos base.

Esa visión es distinta a la que han entregado otros economistas como el expresidente del BC, José De Gregorio, que recomienda bajar en la reunión de enero 200 puntos base.

-Mi posición es seguir las aguas de los bancos centrales grandes. No me alejaría mucho del piño. Chile no necesita ser el país líder en las reducciones de tasas de interés en el mundo. Lo otro es muy riesgoso. Mi recomendación es cautela. Obviamente, todo esto es variable.

El gobierno ingresó el proyecto de reforma a los permisos sectoriales y el que cambia el proceso de evaluación ambiental. ¿Cuál es la primera lectura que hace?

-En relación al proyecto de permisología, me parece bien orientado, pero es una ley marco que lo que hace es establecer grandes principios. Todos los detalles quedan a cargo de las leyes sectoriales o la normativa sectorial. Entonces, realmente creo que no hay que levantar falsas expectativas respecto del impacto que esto puede tener, por ejemplo, en la duración de la tramitación de los proyectos que uno de los temas aborda.

Y en el cambio al sistema de evaluación ambiental, ¿tiene observaciones?

-Me parece positivo quitar el componente político, pero hacer ese cambio y ahora concentrar todo el poder de evaluar un proyecto en el Servicio de Evaluación Ambiental me parece un grave error. Atenta contra el objetivo de acelerar la inversión, porque inevitablemente el SEA tiene una visión parcial, centrada en el tema medioambiental. El camino debe ser el de comisiones autónomas al estilo Banco Central o de la Comisión del Mercado Financiero u otras entidades que se han ido generando, para que entregue una visión más amplia y evalúe todos los factores que hay detrás de un proyecto de inversión.

Juan Andres Fontaine
Juan Andrés Fontaine, exministro de Economía.

Reuniones gobierno-empresarios: “Los ministros han sido bastante ambiguos en explicar por qué no se informó”

Usted participó en la llamada “cocina” tributaria donde se negoció la reforma tributaria del gobierno de Michelle Bachelet y que fue criticada por sectores de izquierda. ¿Qué le parecen las reuniones entre ministros y empresarios en la casa del lobista Pablo Zalaquett?

-Quiero recordar que yo no negociaba. Yo participé en conversaciones técnicas con el ministro de Hacienda de ese entonces, Alberto Arenas, con el subsecretario Alejandro Micco, como encargado de la bancada de senadores de Renovación Nacional. Fui un asesor técnico. La negociación política la tuvo el ministro con los senadores de oposición que integran la comisión de Hacienda. Ahora, respecto a estas famosas comidas, toda autoridad tiene no solamente la necesidad, sino que la obligación de conversar con todos los sectores.

¿El problema radica en los temas que se abordan?

-Cualquier ministro que sale a terreno, por ejemplo, cuando yo era ministro obviamente tenía conversaciones con todos los sectores, ya sea empresariales, de trabajadores, u otros. Todas esas conversaciones son útiles, pero una cosa distinta es cuando hay lobby, cuando la otra parte está haciéndole una propuesta de modificaciones legales a los ministros. Si el interesado pidió la reunión, se presume que lo hizo para hacerle llegar esa visión a la autoridad y, en consecuencia, de acuerdo a la práctica habitual, tiene que ser informada por el ministro de manera transparente.

Y en este caso en particular, ¿debió transparentarse desde un principio?

-Esta situación deja un área gris. Mi recomendación para cualquier autoridad es que siempre es más conveniente que se informe. Los ministros han sido bastante ambiguos en explicar por qué no ocurrió. Yo creo que la transparencia es un valor y también la comunicación y el diálogo. Cada vez que una autoridad siente que tiene al frente una persona o un grupo empresarial que está en realidad haciendo una propuesta específica de cómo encarar un problema regulatorio, legal o de otra índole, lo tiene que transparentar.

Cuando el ministro de Economía, Nicolás Grau, dice en la Comisión de Medio Ambiente que el sector salmonero le presentó su visión de cómo ellos proyectan la industria, ¿se puede calificar de lobby?

-Me parece que es un área gris. Y mi recomendación es que habiendo grises se informe, eso es mucho mejor.

¿Y este tipo de encuentros, cuando usted era ministro, se hacían?

-No me acuerdo exactamente, pero esta tiene una característica especial. El anfitrión de la comida era una persona que se dedica al lobby. Eso, obviamente, debió haber prendido una ampolleta y haberla informada como lobby. Yo soy gran partidario de que existan estas conversaciones, muchas veces informales, en casas, en instancias que no son gabinetes ministeriales. Me parece que es un buen escenario para que eso ocurra. Pero siento que hay una diferencia cuando hay una conversación informativa, de carácter general, de visiones compartidas o no, respecto de las urgencias, a cuando se está tratando de corregir un problema específico, legal o reglamentario.

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