Juan Sutil, presidente de la CPC: “Honestamente creo que Chile terminará con una constitución razonable”
El líder de los empresarios, de todos modos, dice que su gran preocupación es que haya acuerdos políticos que permitan llevar al país adelante. Dice que si se llega a un equilibrio entre el modelo liberal y el socialdemócrata, “esto puede funcionar”
Aunque desde inicios de la discusión dejó clara su preferencia y lo que pensaba sobre el proceso constituyente -iba por el Rechazo y que era mejor canalizar los cambios vía legislativa-, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Juan Sutil, ve una oportunidad en este nuevo capítulo que se abre.
Él cree que si se deja a un lado el pensamiento ideológico y se apunta más bien a un equilibrio entre el libre mercado y la socialdemocracia, este nuevo Chile podría funcionar.
¿Cómo analiza la sucesión de hechos que llevaron al plebiscito?
-Es lamentable que en los procesos políticos a veces se tenga que llegar a extremos para que haya cambios. Desde el mundo de las empresas todos sabemos que los cambios son una constante y que se tienen que ir haciendo de forma permanente, eso no pasó en el proceso político chileno donde se demoró mucho en que se hiciese algún cambio y el que se hizo, se hizo muy mal.
Hoy día no funciona la política en el país, y este proceso aterriza mi percepción respecto a que nunca estuvimos a la altura de los acontecimientos. A mi juicio, la forma en que se estructuró todo esto también representa un error político, porque lo que se hizo fue dividir al país, por eso mismo es que yo siempre fui partidario de hacer estos cambios vía legislativa, porque este proceso con todas sus implicancias ni siquiera garantiza que vayamos a lograr todos estos objetivos.
¿Cuáles son los principales factores que permitirán la redacción de una Constitución que promueva el desarrollo?
-Lo principal es que tiene que haber respeto irrestricto a la democracia, debemos procurar que sea representativa y transparente. Creo que es muy importante hacer un reforzamiento del sistema y sus estamentos, así como también fortalecer la institucionalidad o corregirla si corresponde. Por ejemplo, el Banco Central es una clara prueba de institucionalidad, entonces, por qué no hacemos algo parecido con la Contraloría u otros organismos.
Debemos proceder a eliminar el último enclave de la dictadura: el estatuto administrativo. Esto lo que ha hecho es desincentivar la meritocracia y contener la productividad. Así como se exige con fuerza este cambio en muchos aspectos, también hay que ser honestos para decir que esto lo único que hace es que los empleados públicos se apernen. Es necesario hacer que el sector público opere con un Código del Trabajo similar al del mundo privado. Así podremos lograr la modernización del Estado, porque no es menos cierto que en Chile se pierden muchos recursos en malos programas y mala administración.
Debemos también fortalecer todos los tratados internacionales, partiendo por la declaración universal de los Derechos Humanos, pasando por los de libre comercio, hasta llegar a todos los relativos a la protección de la inversión extranjera. Eso es clave para seguir creciendo.
¿Cuáles son los otros temas clave para la Constitución?
-Lo que no se debe alterar es todo aquello que genera estabilidad para el buen desarrollo del emprendimiento y la empresa. Cualquier acto que no permita la libertad atenta contra el desarrollo futuro. Es por eso que temas como el derecho de propiedad protegida y el pago oportuno son importantes. Pero quizá lo más importante es mirar las modificaciones con racionalidad y no desde lo ideológico.
¿Es optimista del trabajo de la futura Convención?
-He conversado con varios constitucionalistas y creo que hay un ánimo importante por hacer algo totalmente equilibrado y que sea razonable para el desarrollo del país. Sin embargo, creo también que mucho va a depender de cómo sea la elección de los constituyentes y no de las buenas intenciones y sentido patriótico de los constitucionalistas. Es que si los constituyentes son como Florcita Motuda o Pamela Jiles, yo veo un alto riesgo de fracasar, porque se necesita a gente que vaya a pensar en el futuro del país y no en la destrucción del mismo.
¿Cómo ve el resultado de todo este proceso?
-Honestamente creo que Chile va a terminar con una Constitución razonable. Pero mi gran preocupación es que haya acuerdos políticos que permitan llevar al país adelante. Para eso, también debemos dejar a un lado ese discurso destructivo contra las instituciones, las personas y empresas.
Si se decide mantener un equilibrio entre el modelo liberal y socialdemócrata -que yo los veo cada vez más cerca- creo que esto puede funcionar y puede haber terreno fértil.
¿Cree que con los resultados del plebiscito terminará la violencia en Chile?
-En una primera etapa no lo veo tan claro. Creo que la violencia irá decreciendo lentamente, en la medida que las autoridades actuales y futuras tengan conciencia y pantalones para entenderla y enfrentarla. La violencia nada tiene que ver con las demandas sociales, sino que más bien se asocia a la anarquía y el narcotráfico. Mientras eso no se entienda no va desaparecer, solo lo hará cuando se le enfrente con mano dura.
Hace unos días el empresario Jorge Claro envió una carta a sus hijos y nietos en la que marcaba su postura respecto al proceso. Está distante a la de su hijo, el también empresario Matías Claro, ¿con cuál de las dos se identifica más?
-Pienso más como Jorge Claro, si bien estoy en la mitad entre una generación y otra, creo que él es más realista y tiene una mirada más amplia. Al igual que él, creo que todo esto se podía resolver por otra vía que no fuera la constituyente. Su hijo tiene una visión legítima y que obedece a una generación distinta.P
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