Julio se instala como el mes en que la Fed baje la tasa por primera vez desde 2008
La débil inflación registrada en mayo en EEUU fortalece esa opción, mientras la guerra comercial sigue amenazando las perspectivas económicas.
Aunque un mercado adicto a la liquidez venía apostando desde la semana pasada que el recorte de la tasa de interés de la Reserva Federal tendría lugar en julio, ayer esa opción también se consolidó en el análisis de los economistas de Estados Unidos. A los riesgos asociados con la guerra comercial y una creación de empleos peor de la esperada, ayer se sumó un débil avance de precios, lo que allana el terreno para que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés) se decida a actuar el próximo mes.
"La Reserva Federal está preocupada por la baja inflación y también ve señales de que la economía se está debilitando, y existen grandes incertidumbres relacionadas con el desplome de la economía china y la producción industrial global", señala a PULSO Mickey Levy, economista jefe de Berenberg Capital.
En respuesta a este panorama, "se espera que la Fed recorte las tasas como una póliza de seguro, probablemente en la reunión de julio del FOMC", añade Levy.
Precios permisivos
En particular, la inflación no ha mostrado ímpetu desde el último trimestre del año pasado. En términos mensuales, los precios permanecieron planos entre noviembre y enero, repuntaron dos meses hasta marcar 0,4% en marzo, para volver a decaer y anotar un alza de apenas 0,1% en mayo.
En ese contexto, Eric Winograd, economista de AllianceBernstein, sostiene desde Nueva York que los miembros del FOMC "pueden recortar tasas sin estar restringidos por preocupaciones sobre presiones inflacionarias", apostando porque tome esa determinación dos veces este año: en julio y septiembre.
Si bien estos datos del IPC, que a nivel interanual avanzaron 1,8% en julio, no toman por sorpresa al presidente de la institución, Jerome Powell, quien ya había planteado que la inflación repuntaría en la segunda mitad del año, sí están sugiriendo algunas señales de alarma.
"Lo preocupante es que algunos de los factores que influyeron en la inflación a principios de este año se han estabilizado, como los pasajes aéreos y las ventas minoristas", detalla desde Nueva York Sonia Meskin, economista para EEUU en Standard Chartered Bank, agregando que "los precios de los bienes básicos permanecieron sometidos, probablemente debido a la desaceleración de la actividad global".
En ese marco, la experta plantea que no se incrementan las posibilidades de un recorte en el encuentro de la Fed en junio, "pero sí se refuerza el caso de un recorte en julio".
Acción preventiva
Aunque esta visión encuentra voces disidentes, como la de Christopher Low, economista jefe de FTN Financial, que considera que la Fed no cree que bajar la tasa influirá para subir los precios, lo cierto es que los economistas se están alineando con la fuerte percepción del mercado, que a principios de años apostaba apenas en un 3% por un recorte en julio, porcentaje que actualmente sobrepasa el 80%.
De concretarse, se trataría de la primera disminución del tipo rector desde diciembre de 2008, cuando bajo el liderazgo de Ben Bernanke se le dejó en un mínimo histórico que no resultó suficiente para estimular a la economía, lo que llevó al banco central estadounidense a implementar herramientas no tradicionales, como la flexibilización cuantitativa.
Claramente, el escenario actual está alejado de los pesares que vivía Estados Unidos en esos años, lo cual no quita que el panorama se esté nublando, apoyando las opciones de que la Fed vuelva a actuar para "proteger la expansión" de la primera economía mundial, como lo planteó Powell la semana pasada.
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