Una élite más pesimista que la ciudadanía en general y con una opinión más influenciada por lo que ve en el día a día es la que existe en el mundo de las empresas, comenta Karen Thal, gerenta general de Cadem, en relación con los resultados de la encuesta 'Percepciones y expectativas económicas tras el estallido social'.
A su juicio, otro aspecto relevante es la mirada sobre una nueva Constitución, donde las preocupaciones de ejecutivos y empresarios se relacionan con temas como el respeto a la propiedad privada y la autonomía de la justicia y del Banco Central.
¿Cuáles son las diferencias más significativas entre esta encuesta y la hecha a la ciudadanía en general?
-Hay una brecha grande entre la élite y la opinión pública en relación a la percepción actual de la economía, pero aun más significativa en relación a las expectativas sobre lo que viene hacia adelante. Un 80% de los ejecutivos cree que la economía está retrocediendo, percepción que no tiene la ciudadanía, que la ve estancada, pero no en retroceso. Y sobre el futuro, los datos dicen mucho. El clima de optimismo sobre el futuro del país que predomina en la opinión pública -41% se siente optimista y solo 33%, pesimista- no es compartido por empresarios y ejecutivos, quienes en un 61% se sienten pesimistas frente a lo que viene.
¿A qué cree que se debe ese mayor pesimismo?
-Mientras la opinión pública tiene su foco en la esperanza de un mejor Chile después de la crisis, las personas que responden la encuesta tienen su foco en la preocupación de los efectos de la crisis en el corto plazo. Empresarios y gerentes están enfrentando, ahora, en su día a día, decisiones difíciles. Entonces, no es raro que estén mucho más preocupados que optimistas. A nivel país, el 97% de los empresarios y ejecutivos cree que aumentará el desempleo; el 95% ve que se frenará la inversión, y 74% cree que habrá recesión. A esto se suma que la percepción de lo que ocurrirá en sus empresas no es mucho mejor. El 85% de los ejecutivos afirma que en su propia empresa se frenará la inversión, y 61%, que aumentarán los despidos.
¿Qué ocurre con las demandas principales?
-En relación a las demandas, se comparten más las percepciones. Tanto la opinión pública como los empresarios perciben que pensiones, salud y sueldos son las principales demandas que explican este estallido social. Al parecer, las protestas ya han logrado instalar estas ideas que ya nadie cuestiona. Donde sí hay diferencia es en la relevancia de la nueva Constitución. Mientras un 23% en la opinión pública la menciona entre las principales demandas, esto baja a 6% entre empresarios y ejecutivos. Igualmente, un mayoritario 85% de los chilenos cree que Chile necesita una nueva Constitución, idea que ya se instaló en la opinión pública, pero solo un 32% opina de esta manera en el mundo empresarial.
¿Qué le preocupa al mundo privado respecto de la Constitución?
-Los tres elementos que prácticamente la totalidad de los entrevistados creen que tienen que estar en la nueva Constitución se relacionan con las bases que han permitido que el país crezca y se desarrolle a un ritmo mucho más rápido que nuestros vecinos. El respeto por la propiedad privada, la independencia de los tribunales de justicia y la autonomía del Banco Central parecen definir un marco que, para el mundo empresarial, garantiza la seguridad para trabajar e invertir.