Karün juega sus últimas cartas para sobrevivir: “En paralelo a la búsqueda de capital, estamos evaluando un posible cierre”

Karün juega sus últimas cartas para sobrevivir: “En paralelo a la búsqueda de capital, estamos evaluando un posible cierre”

El CEO y fundador de la startup ícono envió hace dos semanas a sus inversionistas una carta anunciando el cierre de la firma. Este martes aun mantenía esperanzas de evitarlo. “Aún vemos alternativas para sacar a Karün adelante y los mantendremos informados sobre los avances en este proceso”, escribió en otra misiva para tranquilizar a sus trabajadores.


Karün, la marca chilena de anteojos sustentables e ícono de las startups, atraviesa problemas financieros desde hace un tiempo. Sus gestores no han podido cerrar una nueva ronda de inversiones para poder seguir operando y su fundador y CEO, Thomas Kimber, intenta conseguir alternativas para reflotar la empresa o evaluar un proceso de cierre definitivo.

Thomas Kimber

En una carta enviada a los inversionistas hace días atrás, Thomas Kimber relataba que tras cuatro meses de trabajo con los inversionistas mayoritarios, la firma había llegado a un plan de reducciones y optimización para llevar a la empresa a la rentabilidad en el corto plazo. Ese plan, decía Kimber, fue compartido con los inversionistas de Karün y revisado por un externo contratado por algunos socios para determinar su viabilidad. Y aunque Kimber recordó que algunos inversionistas habían comprometido aportes, estos no se habían materializado.

“Con mucho dolor les escribo ya que aún no hemos recibido las confirmaciones necesarias para contar con los recursos para activar este plan, por lo que hemos llegado al momento que tanto queríamos evitar: avanzar con el cierre de la empresa. A partir del lunes comenzaremos a trabajar en el proceso de cierre”, anunció a los inversionistas. Kimber instaba a sus socios a hacer un “cierre ordenado” y no una liquidación judicial, para así honrar los compromisos con el equipo y los acreedores.

La difusión de esa misiva llevó este martes a Thomas Kimer a enviar otra carta, dirigida a la comunidad Karün, donde intenta tranquilizar a sus trabajadores, a la vez que agradeció las muestras de aprecio recibidas.

“Tal como se dio a conocer públicamente hoy, estamos en un momento difícil para la compañía, buscando el capital necesario para darle continuidad a nuestro negocio. La operación de Karün tiene fundamentos sólidos, una trayectoria de más de 12 años de trabajo muy duro de todo un equipo, de armar un camino difícil, combinando el impacto social y medioambiental con la competitividad comercial en Chile y el resto del mundo; y lo hemos logrado gracias al apoyo de cada uno de ustedes que confió y se la jugó por esta visión. Además, hoy contamos con un plan de optimización para llevar a la empresa a la rentabilidad en el corto plazo”, afirmó el fundador de la startup en la misiva fechada el 3 de septiembre.

“Es nuestra responsabilidad considerar todos los escenarios y riesgos, incluyendo el no alcanzar el capital necesario. Es por eso que, en paralelo a la búsqueda de capital, estamos evaluando las implicancias de un posible cierre, siempre con el compromiso de nuestros socios, proveedores, clientes, líderes de impacto y colaboradores en mente”, escribió.

Kimber agregó que “aún vemos alternativas para sacar a Karün adelante y los mantendremos informados sobre los avances en este proceso”.

La historia y errores de Karün

Karün fue fundada en el 2012 en Puerto Varas. Su objetivo era utilizar material reciclado para fabricar anteojos. Junto con comunidades rurales de la Patagonia recolectaban plástico, maderas caídas, redes de pesca, entre otros para crear sus productos.

Sus primeros lentos fueron de madera. Con estos un año después obtuvieron la certificación B y siguieron avanzando, fabricando lentes de distintos materiales reciclados. En 12 años la compañía tuvo una fuerte expansión, y actualmente tiene puntos de ventas en 34 países de América y Europa, en donde llegaron en 2021, a través de una alianza con GrandVision, operador de Rotter & Krauss en Chile.

En 2023 tuvieron crecimiento de ventas 13,7% y proyectaron un alza de 42,5% para el 2024. Sin embargo, para el cierre del año pasado ya tenían problemas financieros, algo que admitían en su reporte de impacto.

A finales de octubre del 2023, Kimber dijo a Pulso: “Estos dos últimos años han sido muy difíciles. Duro. Hemos tenido una pandemia y ahora la crisis económica y la guerra en Ucrania, que son cosas que a todos los emprendimientos nos afectan. Pero creo que una dificultad muy importante ha sido el cambio en el ecosistema emprendedor desde el punto de vista de inversión. Hace cuatro o cinco meses, los inversionistas están exigiendo crecimiento en ventas por sobre todas las cosas (...) Ahora, los inversionistas están mucho más conservadores”.

En una carta a los inversionistas, fechada el 14 de agosto, Kimber relató que Karün, en sus 12 años de operación recopiló un capital de US$35 millones, monto que no se invirtió en tandas grandes. Esto, “significó que en todo momento del tiempo Karün tenía unos pocos meses de vida. Aún así logramos entrar a los mercados más exigentes en el mundo (cuando todos los ‘expertos’ decían que era imposible), a las cadenas más grandes del mundo, incluso llegando a ser reconocidos a nivel mundial por ser líderes en nuestra industria”, destacó.

Entre los inversionistas que participan en Karün están la familia del fallecido empresario de la industria salmonera Víctor Hugo Puchi, la familia Antillo, y los family office Amarena de Patricia Angelini y Wild Sur de los Leria Luksic. Además, del dueño de un laboratorio óptico norteamericano, Patric Ho.

“¿Nos equivocamos en las decisiones? ¿Gastamos más de lo que debimos? ¿Abrimos mercados sin estar preparados? Todo puede ser en retrospectiva, pero el camino de los que se atreven a liderar es así: incierto, difícil y altamente riesgoso”, admitió Kimber ante los accionistas en agosto, asegurando que han perseguido una meta muy ambiciosa que requiere cientos de millones de dólares a los que Karün nunca tuvo acceso.

“Karün no debe morir. Es nuestra responsabilidad para el ecosistema de emprendimiento chileno”, decía entonces Kimber, quien apuntaba a que buscarían seguir con la misión de la compañía pero de manera menos ambiciosa y menos riesgosa.

“No sé si va a ser suficiente para dar retornos enormes, pero al menos podrán recuperar parte de la inversión y podremos mantener a Karün -y a este grupo de personas- como un ejemplo, como una empresa y un grupo humano pionero que se atrevió a jugársela por un cambio y una visión ambiciosa de sociedad consciente- y quién sabe, posiblemente el habernos adelantado a los tiempos nos de frutos inesperados en esta nueva etapa. Quedo a disposición para lo que sea que venga, pero les pido que consideren este correo”, concluyó.

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