El académico de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff, es sin duda uno de los economistas más relevantes de las últimas décadas. Permanentemente en el grupo de los más citados del mundo, fue clave en el apoyo a las políticas de austeridad realizadas por economías desarrolladas para dejar atrás la crisis subprime.

Desde su oficina en Harvard, el execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y también Gran Maestro de ajedrez, conversó con Pulso por videoconferencia sobre la situación económica global, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, los impactos de los conflictos geopolíticos y sus apuestas sobre los próximos movimientos de la Reserva Federal. Además, destaca cómo Chile vivió y sorteó los dos procesos constitucionales recientes y ve con buenos ojos, pero con cautela, el programa económico que está llevando a cabo el presidente Javier Milei en Argentina.

Las proyecciones para la economía global hablan de un crecimiento más bajo en los próximos años. ¿Cuál es su mirada al respecto?

-Sí, es más bajo, pero una parte importante es China. Ha habido periodos en los que China representaba el 80% de las cifras de crecimiento global del FMI. Y acumulativamente a lo largo de los años, entre 2012 y 2021, fue un porcentaje fenomenal del crecimiento mundial, más del 50%. Así que cuando China se ralentiza, que yo diría enfáticamente que así es, está afectando el crecimiento mundial. El resto del mundo lo está haciendo mejor. Europa, tal vez un poco menos. Estados Unidos, un poco más. India va bien. A América Latina probablemente le vaya mejor. Así que la imagen global está un poco distorsionada porque mucho de eso es China.

Estados Unidos el año pasado tuvo un desempeño mejor a lo que se esperaba y aunque para este año se anticipa mejor, se prevé una desaceleración en 2025. ¿Cómo lo ve usted?

-Ciertamente parece que el crecimiento en EE.UU. se está desacelerando, pero las probabilidades de una recesión significativa todavía parecen bajas. Todo es posible, pero en un año normal, en un año cualquiera, las probabilidades de recesión son del 15%. Así que no son cero, pero no creo que sean más del 15%. El crecimiento ha sido muy sólido, aunque se ha ralentizado un poco, y los datos laborales están fuerte. Creo que todo el mundo pensó erróneamente que las altas tasas de interés causarían una recesión. Mucho de eso tiene que ver con la nueva normalidad en las tasas de interés, que es más alta de lo que solía ser.

¿La tasa de interés llamada neutral hoy es más alta para los Estados Unidos?

-La tasa neutra para el bono del Tesoro a 10 años es probablemente del 4,5%, que es más o menos donde estamos ahora. Y creo que para las tasas de los fondos federales es 3,5% o 4%, tal vez más cerca del 4% que, por cierto, es la antigua tasa normal para el tipo de los fondos federales. Así que, de hecho, el período que fue causado en gran parte por la crisis financiera -y que luego la pandemia extendió-, llegó a su fin, por lo que no podemos esperar volver a la tasa de interés cero como vimos después de la crisis financiera.

¿No se volverá a tasas cercanas a cero?

-No van a volver por un período tan largo. Siempre suceden cosas. Aunque, francamente, si tuviéramos una recesión, creo que los tipos de interés sólo se recortarían hasta el 2% o 2,5%. No creo que llegarían a cero. Para que lleguen a cero necesitamos otro evento catastrófico como una pandemia peor que la última. Creo que si tuviéramos una pandemia tal como la última, esta vez serían más cautelosos.

¿Qué movimientos le quedan entonces a la Fed?

-Lo más probable es un recorte este año y algunos recortes el próximo año y en algún momento en 2026 volveremos al 4% para la tasa de fondos federales, pero eso es por supuesto muy diferente de lo que los gobernadores de la Reserva Federal han estado diciendo, han estado diciendo 2,5%, creo que eso es una locura, están viviendo en el pasado.

En una columna reciente usted señala que los países están más dispuestos a arriesgarse a tener mayor inflación que desacelerar mucho la economía. ¿Está ocurriendo algo de eso en la actualidad?

-Nuestro punto es un poco más sutil que eso. Creo que bajarán la inflación al 2% en EE.UU. y también en Europa, pero si miramos hacia adelante, la posibilidad de otro repunte de la inflación en algún momento en los próximos cinco a siete años, es bastante significativa. Creo que hay un sesgo inflacionario, pero no es un sesgo continuo. Lo normal es que haya un 2% de inflación, pero a veces, de vez en cuando, habrá un 8% o 10% de inflación. Eso es lo que creo que va a pasar la próxima década.

¿Hay riesgos de una nueva guerra comercial entre EE.UU. y China? Hemos visto medidas proteccionistas de parte del gobierno de Estados Unidos respecto a los autos eléctricos y el acero chino...

-Y la Ley de Reducción de la Inflación, que fue muy proteccionista. Creo que hay mucho consenso en el Congreso de Estados Unidos para tratar de ser más independiente de China y menos dependiente de China respecto del comercio. Dicho esto, no estoy seguro de que entiendan realmente lo inferior que es Estados Unidos a China en muchísimas áreas. Será mucho más caro. Los productos serán peores. Nos llevará mucho tiempo (reemplazarlos) e incluso cuando lleguemos a ser tan buenos como China, nuestras fábricas serán robots. No van a ser estos grandes trabajos de fábricas. Pero creo que la gran preocupación con China no es la guerra comercial, sino una guerra sobre Taiwán. Si China dijera que Taiwán ‘puede ser independiente, no nos importa’, no habrá ninguna guerra comercial con China. Todo lo demás se quedará en el camino. Así que el gran impulsor de la tensión serán los designios de China sobre Taiwán. Los expertos políticos dicen que es muy probable que China ataque Taiwán. Y pondremos sanciones y restricciones comerciales, etc. Es una perspectiva terrible, pero creo que muy significativa y probable en los próximos años. Y por cierto, de cara al futuro, creo que al final Estados Unidos tendrá que dar marcha atrás. No creo que Estados Unidos vaya a entrar en guerra con China por Taiwán, pero dígaselo a la gente del Congreso.

Entonces, ¿sin China atacando Taiwán, no hay riesgo de una guerra comercial?

-Sí, lo hay, pero hay mucho espacio para la negociación si se quita eso de la mesa. Gran parte de la razón por la que Estados Unidos está intentando traer fabricantes de chips al país, hacer que países amigos construyan barcos, etc., es la sensación de que (los chinos) no son sólo nuestro rival económico, sino nuestro enemigo, y el miedo a lo que pueda pasar. Si quitáramos eso, creo que los demás problemas se resolverían, porque la idea de que Estados Unidos va a tener un programa de energía verde mientras prohíbe los productos de China es una broma. No es posible, no en los próximos 20 años.

Kenneth Rogoff, académico de la Universidad de Harvard y execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

¿Medidas como el aumento al 100% de la tarifa a los autos eléctricos chinos van a durar poco tiempo?

-Puede que duren un tiempo, pero tienen que encontrar un nuevo equilibrio. En primer lugar, en este momento no importamos nada. Así que es un arancel sobre los vehículos eléctricos que no estamos importando. En segundo lugar, con un arancel del 100%, China sigue siendo muy superior a Estados Unidos, aunque se duplique el precio que tienen que pagar los consumidores estadounidenses y el arancel lo pagarán completamente los consumidores americanos si lo ponen. Con el tiempo nos gustaría que China construyera fábricas en Estados Unidos, pero ahora mismo tampoco quieren permitirlo. Así que es la política la que tiene que arreglarse.

Mientras eso pasa, durante los últimos años la influencia de China en América Latina y en otras partes del mundo se ha ido incrementando...

-Así es. Creo que los Estados Unidos de muchas maneras han tratado de hacer de la perfección la enemiga de lo bueno. Un ejemplo son todas las sanciones financieras, bancarias, que han aislado a muchos países y luego China y Rusia intervienen en ellos. Y no sólo Estados Unidos impone sanciones que aíslan a los países, sino que castigamos a los países europeos si violan esas sanciones. Y así deja a China y Rusia como los únicos países disponibles. China se está expandiendo absolutamente; Estados Unidos tiene muy poca visión de América Latina, ya es un tema crónico y creo que algún día nos despertaremos y nos daremos cuenta de que la Doctrina Monroe ya no existe. Que la idea de mantener a las potencias extranjeras fuera de América Latina es historia. Es una realidad desafortunada.

¿Cuál es el impacto que usted ve en la posibilidad del regreso de Donald Trump como presidente en el actual contexto económico? Ya vimos una guerra comercial con China en su primer mandato...

-Claramente, esta condena en Nueva York le perjudica y creo que en realidad, a pesar de que sólo va a afectar a un par de puntos porcentuales de votantes, es una carrera muy reñida, por lo que cualquiera podría ganar. Donald Trump había sido el favorito hace unos días. Probablemente Biden es ligeramente el favorito ahora, pero está muy reñido. Así que sí, Trump podría ganar. Ahora, no estoy seguro de que sus políticas sean tan diferentes de las de Biden en política exterior, que ha sido muy proteccionista. El problema con Trump es que es completamente impredecible. Una presidencia de Trump va a estar llena de eventos de “cisne negro”. Es tan impredecible lo que va a hacer. Podría decidir que va a invadir Irán. Podría decidir que va a invadir la ciudad de Nueva York. No tengo ni idea de lo que tiene en mente.

¿Cuáles son los efectos de los problemas geopolíticos, como los que persisten en Ucrania y en Gaza, para la economía?

-El efecto claro sobre la economía es que habrá presiones inflacionarias debido a la fragmentación global, la incertidumbre. Creo que todo esto va a ejercer presiones sobre la inflación por varias razones. Los bancos centrales no quieren inflación, pero esta incertidumbre, la incertidumbre política, la incertidumbre geopolítica, hace más difícil para ellos ser tan consistentemente duros como necesitan ser. Por supuesto, sería catastrófico si volvemos a la antigua situación de la Guerra Fría. Gran parte del crecimiento de la economía mundial, del aumento del nivel de vida, se ha debido a la paz. Y ahora si no la tendremos, afectará al comercio, afectará a las cadenas de suministro y, sobre todo, va a haber un gran aumento en los gastos de defensa debido a esto.

El presidente de Francia alertó sobre esto en una entrevista en The Economist a inicios de mayo...

-Deberían estar preocupados. Justo antes de la invasión rusa a Ucrania, el parlamento francés terminó un informe sobre qué tan preparada estaba Francia para pelear una guerra si alguien la invadía. Y se informó básicamente que Francia tenía suficientes balas para luchar durante cuatro días. Alemania, probablemente un día. Simplemente no están listos, sólo se esconden detrás de los Estados Unidos. Incluso si Biden es reelegido, no creo que esté preparado para gastar la cantidad necesaria para hacer frente a la situación en Taiwán, para hacer frente a Oriente Medio, para hacer frente a Ucrania. Se habla de que Europa va a tener que pasar de gastar un 2% del PIB en defensa al 4%.

Y si Trump gana se puede complicar más, porque se ha quejado de lo mucho que gasta EE.UU. en la OTAN versus Europa...

-Obama también, Bush también, Clinton también, pero eran más caballeros al respecto. Y creo que en este tema, Trump ha acertado al 100%, no en sus modales, no en su comportamiento, sino en el principio general de que los europeos tienen que pagar lo que les corresponde. Si pudiéramos gastar en EE.UU. un 2% más del PIB en programas sociales, sería asombrosamente útil. Y nosotros estamos pagando más porque los europeos están pagando menos.

La última entrevista que usted dio con un medio chileno fue con Pulso en junio de 2022, justo antes de que se votara la primera propuesta constitucional. ¿Qué opinión tiene de lo que ha pasado en estos dos años, con dos propuestas fracasadas?

-En primer lugar, Chile es el país más exitoso de América Latina y, como alguien que cree en la globalización y en los mercados, considero que el intento marxista de apoderarse de Chile era muy desalentador y equivocado. Habría puesto a Chile en el camino de ser como Venezuela. Habría sido desastroso. Pero, al mismo tiempo, ha sido muy alentador ver lo resiliente que ha sido Chile, ver que a la gente no se le lava el cerebro fácilmente, que se forman sus propios juicios. Al mismo tiempo, la segunda constitución era demasiado extrema en la otra dirección. Así que, en general, muestra una democracia en desarrollo que trabaja de forma saludable. Aunque ha habido una tremenda cantidad de daños y pérdidas de crecimiento, al mismo tiempo, lo que no te mata te hace más fuerte. Y yo admiro cómo Chile se las ha arreglado para no irse a un extremo.

¿Cree que hay más confianza de los inversionistas?

-La gente está mirando con esperanza a Chile porque si, por el contrario, Chile va por el camino de los países de izquierda, será un ejemplo terrible para América Latina. Chile tiene problemas, pero desde cualquier punto de vista es el país más exitoso de América Latina. Así que es importante hacer ajustes. La desigualdad es un problema y parte del motivo de esto es que Chile ha tenido mucho éxito. Si tuviera menos éxito, probablemente habría menos desigualdad.

¿Qué piensa del proceso que está llevando a cabo el presidente Javier Milei en Argentina?

-Tengo amigos cercanos y exalumnos que trabajan para Milei y me entero de lo que pasa. El problema es que es un país que está muy dividido, tal como Estados Unidos, y los cambios que quiere hacer tienen que ser duraderos. Tienes que creer que se instaura el Estado de derecho, que se instauran los mercados. Si eres una empresa y quieres invertir, no puede ser sólo por las ganancias de dos años, tiene que ser por más tiempo. Y mientras los peronistas están sentados allí con todas sus ideas locas es muy difícil hacer algo. Nosotros, por cierto, estamos en un gran riesgo en los Estados Unidos de ser paralizados de una manera similar. Estamos muy divididos y es muy difícil hacer políticas en ese ambiente. Así que le deseo a Milei la mayor de las suertes en lo que está intentando hacer. Creo que su corazón está en el lugar correcto, pero es una tarea muy difícil. No sólo tienes que hacer política, tienes que convencer a la gente de que (tu sector) va a ganar las dos próximas elecciones, de que no va a estar en el poder sólo unos años.