Una tasa de 50,6% es la que están pagando los bonos de Hites. La compañía tiene pasivos de corto plazo a los que debe hacer frente, y entre los inversionistas la confianza en que el retailer pueda responder con holgura genera inquietud.
Para el primer semestre, de 2023 los ingresos de la compañía habían caído 10,8% año a año hasta los $159.718 millones, mientras que el EBITDA se había desplomado 44,5% hasta los $12.122 millones, es decir $9.719 millones menos que los reportados para igual período de 2022. En este escenario, los beneficios atribuidos a los controladores pasaron de ganancias por $4.691 millones el año pasado, a pérdidas por $9.233 millones entre enero y junio de este ejercicio.
Con estas cifras en la mente, el mercado ve en el precio del bono - que transa en un valor par de 77 puntos- un símbolo de la compleja situación que enfrenta Hites.
La compañía tiene pasivos corrientes - es decir aquellos que debe pagar en menos de doce meses- por $112.194 millones, pero de ellos sólo $57.146 millones corresponde a obligaciones financieras, el remanente son contratos de arrendamientos, cuentas comerciales por pagar o cuentas con entidades relacionadas, entre otros aspectos. Y entre los acreedores los ojos están puestos en los $33.192 millones de amortizaciones de corto plazo en papeles emitidos en el mercado local. Según sus estados financieros a junio, en tres meses de este año debía pagar $12.162 millones correspondiente al bono serie D, pero de tres a doce meses debe desembolsar $21.004 millones del bono C y D.
La situación de Hites también se vio reflejada en la decisión que el pasado 13 de septiembre adoptó Humphreys, cuando acordó reducir la clasificación desde “BBB+”, con tendencia “Estable”, a “BBB” con tendencia “Desfavorable”.
En su comunicado, la agencia señaló que la modificación en la nota “responde a la elevada probabilidad de que en el segundo semestre de 2023 se incumpla una de las restricciones financieras que exige el contrato de emisión de bonos, específicamente del covenant cobertura de gastos financieros”.
La agencia detalló que, en lo más reciente, junio de 2023, el indicador que tiene como obligación mantener un mínimo de 3 veces, se situó en 3,19 veces.
No obstante, Humphreys apuntó que “el hecho refuerza la necesidad de la empresa de buscar fuentes alternativas de financiamiento”, y que “si bien la clasificadora ha conocido iniciativas en esta dirección, aún no se han concretado; con todo, se espera que se materialicen en el corto plazo, lo cual podría incidir favorablemente en la posición financiera del emisor”.
En esa línea, fuentes conocedoras de la situación de la empresa, sostienen que entre las opciones que maneja la administración se encuentra la securitización de parte de la cartera de la tarjeta de crédito para emitir un bono por entre UF 500.000 y UF 1.000.000, es decir entre US$20,3 millones y US$40,7 millones.
El mecanismo implica poner un porcentaje de la cartera en un patrimonio separado y vender los ingresos futuros que ella produzca a quienes decidan comprar el bono securitizado. Al 30 de junio, la cartera de colocaciones de la tarjeta Hites llega a $178.347 millones, con provisiones por $33.889 millones, lo que implica una cartera neta de $144.457 millones.
No obstante, la compañía ya ha logrado ciertos avances que le permiten seguir trabajando en un plan de mejora de su situación con menor premura. Este lunes, la empresa informó vía hecho esencial que la subsidiaria Inversiones y Tarjetas obtuvo un ingreso en caja extraordinario por $9.423 millones, “correspondiente a una parte de la solicitud de impuestos por recuperar por Pago Provisional por Utilidades Absorbidas (PPUA)”, monto que se suma a los $723 millones logrados por el mismo concepto el pasado 15 de septiembre, totalizando $10.146 millones.
“Le permite respirar hasta julio del próximo año”, dice un bonista de la compañía respecto al hecho esencial, quien agrega que el monto conseguir equivale a más del 80% del vencimiento de enero del bono serie D.
Con todo, la situación que enfrenta el comercio minorista es compleja en medio de una economía desacelerada, y así lo reconoció la empresa a la hora de comentar el resultados del segundo trimestre: “este período está marcado por un débil escenario económico, que ha afectado el poder de compra de los consumidores, particularmente de bienes no básicos, así como la disposición al pago de sus obligaciones. Este escenario ha afectado los negocios de la compañía, particularmente en la venta de productos y en el riesgo de la cartera de colocaciones. A lo anterior se suma el impacto de la inflación en gastos, así como mayores costos de financiamiento”, sostuvo Hites en su análisis razonado.
La acción es mas bien ilíquida y en el año suma operaciones por $5.991 millones, lo que representa apenas un 16,7% de su capitalización de $35.827 millones. Sin embargo, la caída de 13,35% en septiembre también, dicen en el mercado, refleja lo que ocurre con la empresa.