Perú se ha convertido en los últimos 20 años en una potencia agroexportadora. Partió tímidamente, convirtiéndose hoy en el principal exportador mundial de uva de mesa, arándanos, espárragos y quinua. De hecho, está dentro del top ten de exportadores del mundo en 16 productos.
Entre los años 2012 y 2022, las exportaciones agrícolas peruanas crecieron a una tasa de 10,1% anual, frente al aumento de 2,4% de los envíos chilenos. Las autoridades de ese país esperan que de seguir esta tendencia, el sector superaría las ventas de Chile en 2027.
El año pasado, sus exportaciones en este sector alcanzaron una cifra récord de US$ 7.577 millones -en 1995 eran de US$ 275 millones-, frente a los US$ 10.664 millones de nuestro país. En 2027 prevén llegar a los US$ 12.210 millones, lo que permitiría a este rubro consolidarse como el segundo motor del país. Y dentro de él, las de fruta fresca fueron de US$ 4.700 millones en 2022, mientras que las de Chile ascendieron a US$ 7.161 millones.
El ministro de Agricultura chileno, Esteban Valenzuela, señala que en exportaciones de algunas especies frutales como paltas, uva de mesa y arándanos, Chile se ha visto superado en volumen por los envíos peruanos. “Se puede observar que existiría una complementariedad en la producción y exportación de ambos países, aunque también un traslape que podría verse aumentado desde Perú por el uso de nuevas variedades, más tardías o tempranas, el ingreso de nueva superficie productiva gracias al riego y la adaptabilidad climática de nuevas variedades, y que también amplían las épocas de cosecha”, explica el secretario de Estado.
Ante este escenario, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Antonio Walker, advierte que hemos ido perdiendo competitividad frente a Perú, porque es un país grande, que tiene muy buen clima y que ha desarrollado una gran infraestructura hídrica, llevando agua de la sierra hacia los valles a través de carreteras hídricas. “Es un país que está invirtiendo muy fuerte en puertos. Ellos están diciendo de ‘Chancay a Shanghái’. Han invertido mucho en la imagen Perú, han hecho alianzas público-privadas para infraestructura vial e hídrica y están más cerca de los mercados internacionales con costo del flete menor, lo cual claramente los transforma en un país competidor”, detalla.
Los tres productos estrella
Todas estas condiciones han llevado a Perú a superar en pocos años a Chile en tres productos estrella: arándanos, uva de mesa y paltas.
El caso de los arándanos es probablemente el más impactante. En 2004 Chile pasó a Canadá, convirtiéndose en el principal exportador del mundo. Perú comenzaba tímidamente a introducir las primeras cepas, con una genética distinta que les permitió contar con este fruto en un clima en que tradicionalmente no crecía. En 2013 Perú ingresa al ranking de los top 10 de exportación mundial, el cual era dominado, por lejos, por Chile, con US$ 440 millones anuales de envíos.
Sin embargo, las inversiones que comenzaron a aparecer en Perú tanto en riego, infraestructura, como de inversionistas interesados -entre ellos muchas empresas chilenas-, los llevó en cinco años a pasar a la primera posición del ranking, casi duplicando las exportaciones que tenía Chile. En 2019 Chile exportó US$ 571 millones, mientras que Perú alcanzó los US$ 810 millones. De ahí fue imparable; en 2022 Chile cayó al cuarto lugar con US$ 509 millones, es decir bajó, mientras que Perú alcanzó los US$ 1.351 millones.
Antonio Walker señala que Chile ha ido cayendo porque ha ido disminuyendo su superficie plantada no sólo en arándanos, sino también en otros productos. “En uva de mesa llegamos a tener 62 mil hectáreas y hoy tenemos menos de 30 mil. Exportábamos 114 millones de cajas de uva de mesa, hoy día sólo 50 millones. Tuvimos 42 mil hectáreas de manzanas, hoy día tenemos 20 mil, y pasamos de exportar más de 40 millones de cajas, a 16 millones. En arándanos hemos disminuido la superficie plantada de 18 mil hectáreas a 10 mil, y lo mismo ha pasado con la palta”, expresa.
En uva de mesa, Chile se posicionó como el principal exportador a nivel mundial hasta el año 2020. Tras esa cosecha, Perú nos pasó, aumentando cada vez más la ventaja. En 2015, sus envíos de uva alcanzaban los US$ 690 millones, valor que aumentó a cerca de U$S 1.000 millones en el 2020 y a U$S 1.300 al cabo de la temporada 2022/2023.
La palta es otro producto símbolo, en el cual nos pasaron hace más de 10 años. El ranking mundial de los 10 principales exportadores es liderado por México, seguido por países bajos y en tercera posición Perú. La diferencia con los países que lo anteceden es que en estos los envíos de paltas crecen a tasas de 12% y 10%, respectivamente, mientras los Perú lo hacen a 48%. Chile se ubica en el quinto lugar, con una caída de sus exportaciones de 2%. Luego viene Colombia, otro país que se está posicionando fuerte en este producto, con un crecimiento de 40%. De hecho, muchos inversionistas chilenos, ante las dificultades de producir palta en Chile, se han ido a Colombia.
“Yo siento que nos dormimos un poco en los laureles. Lo hicimos bien hace 30 años y después ha venido una serie de cuestionamientos en Chile a nuestra producción y exportación, de gente que habla de la agricultura extractivista. Toda esta crisis de la permisología, todas las barreras que hemos tenido en la parte medioambiental, nos han relegado”, sentencia Antonio Walker.
Agrega que a esto se suma la instalación de un tema ideológico y una campaña muy fuerte de ONG que han puesto en la opinión pública mitos. “Chile tiene 75 millones de hectáreas. De ellas, 1,8 millones las destina a la agricultura productora de alimentos. O sea, Chile destina un 2,4% de sus suelos a la producción de alimentos. Alemania ocupa el 41% de su suelo en agricultura. Chile es uno de los países que ocupa la menor proporción de sus suelos del mundo en producir alimentos. Entonces yo me pregunto, ¿eso es extractivismo? Hay ambientalistas que le han hecho un gran daño a la agricultura y eso en Perú no sucede, produciendo lo mismo que nosotros”, acusa.
Las condiciones para el éxito
Perú no se convirtió en una potencia de la noche a la mañana. Si bien tiene condiciones inherentes a su geografía, como agua, terreno, buen clima y mano de obra más barata, fue necesario hacer una apuesta estratégica para conseguirlo.
“Fue en los años 90 cuando empezó a pavimentar el camino”, cuenta Gabriel Amaro, presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP). Comenta que en esa década se empezaron a hacer cambios estructurales en la Constitución, en las políticas de Estado y se permitió un trato igualitario a la inversión privada y pública.
Se comenzaron a buscar acuerdos comerciales con los principales países desarrollados, siguiendo el modelo chileno, enfocándose en los grandes mercados internacionales y en el hemisferio norte.
Además, el año 2000 se estableció una ley de promoción agraria, muy disruptiva, porque se adaptó a las condiciones del sector económico. “Esta ley permitió que se desarrollaran zonas que no estaban atendidas por el Estado, por su difícil geografía y poca conectividad. Ahí el país vio la oportunidad de atender y dar condiciones particulares en este sector”, añade Amaro.
Esto aceleró las inversiones y la llegada de nuevos capitales a la agricultura moderna, orientada a los grandes mercados, con genéticas adaptables a su clima y con mayor rendimiento por hectárea. Todo ello, coordinado con la apertura de mercados.
Al respecto, el ministro Valenzuela sostiene que si bien Chile se adelantó a Perú en la firma de estos tratados con los principales mercados -Estados Unidos, Unión Europea y China-, “desde el punto de vista arancelario la ventaja de Chile se ha ido reduciendo respecto a Perú, siendo (ahora) casi inexistente. Chile tiene actualmente 33 acuerdos comerciales en vigencia, Perú 22, por lo que aún queda un margen arancelario a favor de Chile, el que seguramente se seguirá acortando”.
Hoy los principales destinos de las exportaciones agropecuarias de Perú son Europa, con el 27%; Estados Unidos, también con el 27%, y China, con el 15%.
Atracción de inversión
Thomas Thorndike, socio del Departamento Mercantil de Garrigues, basado en la oficina de Lima, experto en financiaciones y M&A (fusiones y adquisiciones) con foco en agribusiness y alimentación, explica que los cambios impulsados desde inicios de los 90 permitieron que las empresas locales comenzaran a crecer con compras de predios y de empresas laterales, volviéndose más grandes y adquiriendo tamaños relevantes.
A esto se sumó que grupos económicos que estaban en otros negocios relevantes, como la minería y la pesca, también pusieran fichas en el agro, aprovechando las condiciones macroeconómicas que se fueron presentando. Todo ello, además, generó mucho interés de inversionistas, fondos internacionales y empresas de alimentos españolas y chilenas.
“Antes del mal momento político que tuvimos hace un año, el tema se estaba moviendo mucho, de forma adicional a mayor actividad de M&A en el sector. Las empresas agrícolas grandes querían salir al mercado de capitales o apalancarse con financiación bancaria para crecer y ejecutar grandes inversiones en Capex (bienes de capital). Hoy el mercado está algo menos activo luego de la coyuntura política, y adicionalmente por la falta de liquidez global, las altas tasas de interés y ciertamente el efecto del fenómeno del Niño en el sector”, señala Thorndike.
Gabriel Amaro agrega que muchos grupos chilenos atraídos por las condiciones peruanas aterrizaron allí para complementar sus operaciones. Un ejemplo simbólico es Verfrut, una de las principales exportadoras de frutas de Chile, fundada por Romano Vercellino Dellafiori. Posee más de 4.300 hectáreas productivas en Chile y 3.000 en Perú, lo que la posiciona como el mayor productor de fruta fresca de Chile y el mayor productor de uva de mesa de Perú.
También llegaron a Perú Prize, Frusan y Hortifrut. Esta última en 2017 firmó dos acuerdos en el negocio de arándanos: con la peruana Talsa y el Grupo Rocío, uno de los mayores grupos agroindustriales de ese país.
La infraestructura
Además de cambios en las políticas para fomentar el agro, Perú también se preocupó de la inversión en infraestructura pública y, dentro de ella, de la irrigación mayor con proyectos especiales en distintos valles que eran desiertos. Así surgieron proyectos como Chavimochic, Majes Siguas, Olmos -entre otros-, que consisten en asociaciones público-privadas para su desarrollo.
De esta forma, entre Piura y Arequipa se ha generado un polo de desarrollo de lo que se denomina agricultura moderna y donde están las principales regiones agroexportadoras del país, que son La Libertad, Lima e Ica. A diferencia de Chile, son extensas áreas con miles de hectáreas, y que aún tienen mucho terreno por desarrollar. Es más, Gabriel Amaro indica que en Perú están recién empezando.
“Por ejemplo, se ha hecho el proyecto Chavimochic 1 y 2, que es una gran iniciativa de irrigación mayor que está en La Libertad y que conectará a varios valles. Tienen entre los dos más o menos 30 mil hectáreas. Esta nueva etapa 3 son 60 mil hectáreas adicionales de desiertos que van a recibir agua para desarrollar agricultura exportadora a gran escala, pero además hay como 40 mil hectáreas de tierras que van a mejorar sus capacidades, porque van a tener más agua. Es decir, esto suma 100 mil hectáreas solamente para agricultura moderna, en una región que hoy en día ya es la primera en términos de producción de exportación. Imagínese, sólo estoy hablando de uno de los nueve proyectos principales que se están impulsando”, enfatiza Amaro.
Asegura que esto les permitirá probar nuevos cultivos, en donde hay demandas interesantes para el país. “Por ejemplo, estamos probando las cerezas. Para ello estamos trabajando en material genético y acceso a los mercados”, adelanta.
El problema es que Chile es el líder indiscutido en exportación de cerezas, por lo cual esta nueva incursión peruana sería una nueva amenaza.
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