La columna de Andrés Couve: “Licitaciones en la Pesca: una mala idea”

"Las licitaciones no aplican en general a la industria pesquera, intensas en activos fijos especiales, si el objetivo es desconcentrar y abrir la industria a nuevos entrantes".
A diferencia de otras actividades, como son por ejemplo las concesiones de infraestructura vial, en la industria pesquera existen importantes inversiones en barcos y plantas procesadoras que no se traspasan al próximo adjudicatario de una licitación, constituyen por tanto inversiones hundidas que hacen que siempre las empresas activas compitan con ventaja a los nuevos entrantes a la pesquería, ofrezcan mayores precios y se adjudiquen las licitaciones. Por ello, las licitaciones no aplican en general a la industria pesquera, intensas en activos fijos especiales, si el objetivo es desconcentrar y abrir la industria a nuevos entrantes.
Como antecedente y evidencia de lo anterior, en el proceso de licitaciones, en la forma de subastas del 15% de las licencias industriales de pesca realizado en Chile entre 2015 y 2023, se originaron escasos nuevos entrantes, no cumpliéndose el objetivo deseado, en donde solo en dos de las 17 pesquerías subastadas se observaron algunos nuevos entrantes. Sin embargo, el destino final de las subastas se concentró en las empresas tradicionales de mayor tamaño que ya contaban con licencias de pesca, por lo que no se cumplió con el objetivo de desconcentrar la industria. En efecto, las empresas de menor tamaño que subastaron lotes reservados para ellas pagaron menores precios y terminaron vendiendo sus licencias a las empresas de mayor tamaño a un precio similar al pagado por éstas afectando la recaudación fiscal en un valor estimado en US$7.5 MM, quedando dicho monto en manos de los licitantes de empresas de menor tamaño.
En el ámbito internacional las licitaciones o subastas han tenido una muy restringida aplicación. En los países pesqueros de la OCDE su aplicación se ha limitado a pesquerías de pequeña escala en Estados Unidos y nuevas pesquerías en Nueva Zelanda. Cuando se han realizado en pesquerías industriales en plena explotación, como es el caso de Rusia, en que se licitaron 10 pesquerías en la costa del Pacífico entre 2001 y 2003 y en Estonia entre 2001 y 2004 sobre el 10% de nueve pesquerías, éstas fueron suspendidas por los graves efectos generados, tales como mayor concentración de los derechos de pesca, cambios en la estructura de la flota a barcos de mayor tamaño, poca o nula generación de empleo en comunidades locales, e incrementos de costos llevando a las empresas a críticas situaciones financieras. Igual suerte le siguieron las licitaciones más recientes en Islas Faroe las que terminaron en un rotundo fracaso. En la Unión Europea, que comprende importantes países pesqueros a nivel mundial y que cuenta con una normativa moderna y exigente, no se realizan licitaciones ni subastas en las pesquerías.
En suma, las licitaciones o subastas en el ámbito internacional están reservadas para pesquerías nuevas o incipientes, lo que también se ha realizado Chile con éxito desde 1991. Insistir en la modalidad de asignación de derechos de pesca en pesquerías en plena explotación, aparte de ser expropiatorio no pasa de ser un ejercicio académico de pizarrón en que su aplicación en la práctica demuestra sus malos resultados y busca más bien establecer un nuevo gravamen que afecta la supervivencia y competitividad del sector.
*El autor es ex subsecretario de Pesca.
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