China ha experimentado una de las transformaciones económicas más notables de la historia moderna, pasando en pocas décadas de ser una economía pobre a convertirse en una superpotencia global. Este cambio ha tenido un profundo impacto en todo el mundo, especialmente en la demanda de materias primas como el cobre. Ahora, las incertidumbres sobre la situación presente y futura de la economía china son cruciales para el destino de la economía chilena.

Durante un tiempo, China fue un aliado estratégico para Estados Unidos, ya que ayudó a contrarrestar a su rival, la Unión Soviética. Sin embargo, tras la caída del Muro de Berlín, Estados Unidos se encontró sin un competidor estratégico lo que le hizo ver el potencial de la gigantesca economía china como una oportunidad.

Las empresas estadounidenses aprovecharon los bajos costos de producción y la calidad manufacturera de China, generando enormes ganancias que sustentaron una economía basada en el consumo en Estados Unidos. No obstante, el ascenso de China como una nueva potencia mundial ha alterado esta dinámica, y Estados Unidos ahora ve a China como una amenaza, similar a como percibió a Japón en los años ochenta. Esto ha llevado a un cambio en la política de Estados Unidos, pasando de una colaboración con China a un conflicto abierto.

En medio de esta disputa, China se dio cuenta en la crisis financiera global de 2008 de que su modelo económico basado en la manufactura y la inversión pública ya no era sostenible. Necesitaba evolucionar hacia una economía impulsada por el consumo doméstico y la tecnología. Sin embargo, la confrontación con Estados Unidos complica esta transición, ya que debe mantener relaciones comerciales y fuentes de inversión con otras partes del mundo.

Además, por razones de seguridad, China ha buscado reforzar su control sobre diversos aspectos de su economía, lo que ha socavado la confianza de los consumidores e inversores. Esto es especialmente preocupante debido a su impacto en el mercado inmobiliario, que desempeña un papel crucial en la economía china, habida cuenta de la elevada deuda que representa uno de los principales riesgos.

Un desafío adicional radica en el alto nivel de ahorro en China, que equivale a aproximadamente el 40% del PIB. A medida que los niveles de inversión disminuyen, se generan grandes superávits en la cuenta corriente. La clave reside en cómo gestionar esta situación, lo que conlleva enormes cambios y desafíos. China posee ventajas en sectores cruciales como las energías verdes y los vehículos eléctricos, así como una gran población aunque en declive, lo que debe administrar de manera eficiente.

Existe la preocupación de que China pueda enfrentar una situación similar a la de Japón, que, debido a su alta deuda y dificultades para estimular el consumo en los años noventa, experimentó décadas de estancamiento económico. Aunque hay similitudes, las diferencias en escala y relevancia global hacen que el pronóstico y los riesgos sean mucho más complejos para China.

En resumen, la salud económica de China tiene un impacto significativo en la economía chilena y en el panorama económico mundial en general. Las tensiones geopolíticas y los desafíos internos hacen que el camino futuro de China sea incierto, pero su papel en la escena global es innegable.

* El autor es director ejecutivo de Plusmining