“Chile cuenta con instituciones sólidas que sustentan una economía de mercado de larga data. Un país estable para la inversión”, se lee en una presentación de la minera anglo australiana BHP para fundamentar la potencial inversión en los próximos años de hasta US$ 14.000 millones en sus minas: Escondida, Cerro Colorado y Spence, a fin de aprovechar el hambre de cobre del planeta, provocada por la lucha contra el cambio climático.
Esta estupenda noticia de la semana pasada, me recordó mi columna de hace un año, saliendo al paso de editoriales y columnas de opinión que hablaban de “un verdadero derrumbe” de la inversión en el país para 2024, indicando a la “permisología” y el estancamiento económico como causas de este “sombrío panorama”. Todo ello, tomando como base el informe trimestral de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) respecto de los proyectos en ejecución para el período 2023-2027.
Sin ánimo de entrar en la polémica sobre pesimismos ideológicos versus permisología obstructiva, revisemos qué ha estado ocurriendo con la inversión y cual es su proyección hacia adelante, usando los datos del citado informe de la CBC a septiembre 2024, publicados también la semana pasada. Como mantiene una periodicidad y metodología estable (proyectos con cronograma de inversión aprobado con montos superiores a los US$ 15 millones y US$ 5 millones para inmobiliarios), es un buen indicador de tendencias de más largo plazo.
En primer lugar, es una buena noticia que los montos a invertir para 2024, cerrarán en torno a los US$ 18.000 millones, equivalentes a los alcanzados el año 2023, muy lejos del derrumbe pronosticado, con aumentos significativos en todos los sectores, algo natural, ya que el año en curso está “jugado” hacia el tercer trimestre, mientras el siguiente va creciendo a medida que se incorporan nuevos cronogramas de ejecución, destacando esta vez energía, minería e inmobiliario.
También se aprecia un aumento de la inversión programada para el quinquenio 2024-2028, que sube un 24% -de US$ 51.459 millones a US$ 63.867 millones- si comparamos los informes a marzo y septiembre de este año. Este aumento es inferior al crecimiento de un 35% del año pasado, el cual no fue considerado en la prensa de esa época y que dio origen a mis comentarios de entonces. Hay una diferencia notable: mientras la mayor inversión para el periodo 2023-2027 fue impulsado por el sector minero, superada la inestabilidad del royalty, esta disminuye en 2024-2028, al terminarse el proyecto Quebrada Blanca II y no ser reemplazado por otro de tamaño equivalente.
Otra noticia positiva son las cifras para el año 2025, US$ 18.558 millones, monto superior al observado para el 2024, al revés de lo ocurrido en septiembre 2023, cuando se preveía un muy bajo 2024, lo que provocó los comentarios catastrofistas. Si se repitiera el patrón de comportamiento de los años 2023 y 2024, donde los datos a septiembre del año crecieron un 30% y un 50% respecto del monto contabilizado 12 meses antes, la cifra de inversión para el 2025 podría estar entre US$ 24.000 y US$ 28.000 millones, reflejando una notable recuperación.
Aunque los informes del Banco Central muestran una contracción de la inversión (formación bruta de capital fijo) del 0,2%, arrastrada por la caída en la edificación, lo cual no logró a ser compensado por el aumento en maquinaria y equipo, los datos recogidos por el último informe de la CBC son una buena señal a futuro, y así lo remarcó el ministro Marcel.
A ello se suman tres noticias mineras: Freeport anuncia inversiones por US$ 7.500 millones para extender la vida útil de El Abra, mina cuya propiedad comparte con Codelco; cuantiosas inversiones de AMSA en Pelambres Futuro, Nueva Centinela y la extensión de vida útil de Zaldívar, para alcanzar una producción de 900.000 toneladas de cobre, y la búsqueda de un socio financiero de Capstone para invertir US$ 2.315 millones en su proyecto Santo Domingo en Atacama, que se uniría a sus operaciones en Mantos Blancos y Manto Verde.
A pesar de la posible aparición de una ola proteccionista y un conflicto comercial en ciernes entre las principales economías del planeta, las compañías mineras que operan en Chile se preparan para seguir a la vanguardia de la producción global. Ojalá los empresarios no mineros sigan el ejemplo.