A principios de semana el Banco Central publicó la cifra de Imacec de agosto, que corresponde a la estimación de crecimiento de la economía, y que alcanzó una caída de 0,9% comparado con igual mes de 2022, justo después que días atrás el ministro Marcel anunciaba la franca recuperación de la economía, en el contexto de la presentación del Presupuesto 2024. E insistiendo en su miopía, una vez publicada la cifra de decrecimiento de agosto -que fue bastante peor de lo esperado -, el ministro insistió en que la recuperación de la economía estaba asegurada, llamando a la tranquilidad.
Sin embargo, los números no mienten. El Banco Central recortó su estimación de crecimiento para 2023 a 0,0%, mismo número que hubo de ratificar el informe de finanzas públicas del tercer trimestre del año, mientras un buen porcentaje de los agentes de mercados ya están hablando de un número negativo como estimación de crecimiento económico para 2023 y bajo 2,0% para el 2024. Lo anterior después que ya llevamos más de un año de caída en el PIB (pese a que el ministro insiste en que no hay recesión). En efecto, la economía se ha contraído 2,1% desde marzo de 2022 (lo que significa que hoy Chile produce, y por lo tanto, gana 2% menos que hace un año atrás).
El problema es que las malas noticias no acaban ahí (o como decía alguien por ahí, todo puede ser peor).
La tasa de desempleo oficial se encumbró a 9,0%, y la tasa de desempleo escondida–aquella que considera que la fuerza de trabajo (las personas que buscan o quieren trabajar) ha seguido su tendencia de largo plazo- alcanza 14,7%, lo que implica que el desempleo se ha incrementado en 1,1% en 12 meses, cerca de 900 mil desempleados más que hace un año, contradiciendo las palabras de la ministra del Trabajo, que engañosamente culpó del alza, a la estacionalidad típica del invierno (si fuera así la tasa de desempleo hubiera subido en comparación al mes anterior, pero no comparada con el mismo mes del año anterior).
Y el Presupuesto de la nación NO prioriza ni el crecimiento, ni el empleo, y en cambio, incrementa el gasto principalmente en el Servicio de Impuestos Internos, Aduanas y otros, mientras los ministros de Hacienda y Trabajo se pasean por el país tratando de convencer a los chilenos que la economía está bien, buscando apoyos para aprobar la desastrosa reforma tributaria (que a estas alturas ya nadie sabe qué trae y no trae) y la reforma de pensiones que sólo busca apoderarse del 6% adicional de cotización para conseguir más recursos fiscales, lo que significa convertir el ahorro de pensiones en un impuesto adicional sólo a los trabajadores.
Llama poderosamente la atención que ni para el Presidente ni para el ministro de Hacienda, la austeridad fiscal sea una prioridad (tan poca prioridad tiene, que del total de gasto social asignado programas sociales mal evaluados, sólo se va a reasignar un mísero 10%); pero si es prioridad subir el gasto fiscal en 3,5%, cuando la economía sólo va a crecer 2,0%, lo que significa que los chilenos que financiamos el Estado con nuestro trabajo, vamos a tener que disminuir aún más nuestro consumo, para financiar el ineficiente gasto fiscal y para que ellos sigan gastando en los mismos programas que ya evaluaron como malos, justificando que necesitan aumentar el gasto social para ayudar a los chilenos… chilenos que no necesitarían ayuda si tuvieran empleo, si en vez de dedicarse a promover una Constitución desastrosa, a predicar con megáfono por las calles, a hacer conciertos y comidas lujosas en desagravio a quienes sólo han generado pobreza, se hubieran dedicado a hacer crecer el país, fomentando la inversión y el empleo.
La pregunta es, si el ministro de Hacienda junto al Presidente viven en un mundo paralelo, donde Chile sigue siendo el país más dinámico de América Latina, y no se dan cuenta que este país y sus ciudadanos nos estamos hundiendo por culpa de la ideología, o si en realidad no les importa, pues la ideología es más importante que las personas.
Parece ser que la ideología ha nublado la capacidad de este gobierno de ver la realidad, y esta ceguera nos seguirá hundiendo cada día más.