Decir que vivimos en un mundo en constante cambio es, a estas alturas, un lugar común. Esa frase, sin embargo, vuelve a nosotros como un mono porfiado, porque es cosa de abrir el diario para verificar cuán desafiadas están las organizaciones. De ahí, que estudiar la composición de los directorios de las grandes sociedades anónimas chilenas sea un ejercicio nutritivo, para comprender la evolución de los gobiernos corporativos y, muy especialmente, para estudiar los cambios que experimentan en el tiempo.
En Humanitas hemos hecho dos trabajos en esa línea este 2024. Primero, exploramos la distribución y composición de los directorios IPSA en 2023. Ahora, miramos el fenómeno desde la participación de mujeres en directorios. Para ello, seleccionamos una muestra de 127 empresas que reportan a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) que consideró a aquellas con facturación 2023 por sobre los US$ 260 millones –incluyendo a seis empresas públicas- que arrojó un total de 930 cargos de director.
¿Qué encontramos? 176 de estos sillones son ocupados por mujeres (18,92%) y 754 por hombres (81,08%). La edad promedio es de 61,5 años, pero al analizar por género, ellas son más jóvenes (56,7 años versus 62,7 años). Este dato nos habla de que la mayor presencia de mujeres en directorios es un fenómeno relativamente reciente, y que se relaciona con la antigüedad promedio que exhiben; así, mientras las mujeres de la muestra tienen 3,6 años en sus directorios, los hombres casi las duplican, (7,0 años). De la muestra, 28 compañías –es decir, un 22%- no tienen presencia femenina en estas instancias, y son 16 las mujeres que tienen dos directorios o más, con cinco de ellas ostentando tres o más.
Estos datos nos permiten extraer algunas conclusiones. Primero, resulta valioso tener experiencia en el mundo público. Entre las mujeres con más directorios hay al menos seis que han estado en posiciones de liderazgo en dicho sector, como ministras, subsecretarias y jefas de algún servicio. Sin duda, contar con este tipo de trayectoria puede ser un aporte para el mundo privado, en especial para industrias reguladas y con relación con el Estado. En segundo lugar, detrás de cuántos directorios pueda tener una misma persona se debe sopesar el interlocking. Ser director de un holding, por ejemplo, inhabilita para muchas industrias; de forma contraria, empresas que se desenvuelven en una sola industria, o bien empresas más pequeñas, facilitan el tener más directorios.
Y finalmente, es importante tener en cuenta que hay una oportunidad en buscar directorios fuera de Chile, opción que vale la pena explorar teniendo presente el talento y formación que nuestros profesionales. Como mostró nuestro estudio sobre la composición de las sillas IPSA, existe una baja rotación de directores entre las principales sociedades anónimas nacionales, considerando que el período de seis años en el rol es una buena práctica. Hay que acotar las expectativas, dentro de las empresas que reportan a la CMF, pero se abre una puerta en las compañías cerradas que están profesionalizando cada vez más sus directorios y consejos.
El interés por ser director ha ido creciendo entre ambos sexos en los últimos años. Por otro lado, hoy existe una mayor conciencia sobre el impacto que tiene una alta dirección con una composición diversa, balanceada y con experiencia. Al mismo tiempo, hay una oportunidad de entregar la sabiduría acumulada en gremios, fundaciones, universidades en roles de directores y consejos. Los retos que hoy presenta el entorno hacen que lo anterior sea un verdadero imperativo de negocio.