“Ser persona cuidadora es como ser náufrago”, dice Pamela. “Hay momentos en que una está muy cansada, sola, y como cuidadoras llevamos una mochila al hombro”, añade Evelyn. Dos mujeres, en espacios y momentos distintos, pero cuyas palabras hablan desde un mismo lugar: el trabajo de cuidados no remunerado. Sus testimonios son el reflejo de una realidad que viven miles de personas en Chile. Pese a lo indispensable para la sociedad, cuidar sin apoyo, sin tiempo y sin reconocimiento había sido, hasta ahora, lo normal.

En nuestro país, el 85% de quienes cuidan de manera no remunerada son mujeres. Esta desigualdad es el resultado de una sociedad que ha confinado el cuidado al ámbito privado, entre las paredes del hogar, dejando a las personas cuidadoras la responsabilidad de “rascarse con sus propias uñas”. Este modelo no solo es injusto, sino que también limita el desarrollo económico y social de un país que enfrenta el desafío del envejecimiento poblacional. Para 2050, un tercio de las personas en Chile será mayor de 60 años, lo que aumentará la demanda por cuidados.

El cuidado fue invisibilizado y subestimado por demasiado tiempo. Hoy estamos cambiando esa realidad, construyendo un sistema que lo reconozca como lo que realmente es: un derecho humano fundamental y un cuarto pilar de la protección social, tan esencial como la salud, la educación o las pensiones. El Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, Chile Cuida, representa el compromiso del Estado para garantizar este derecho. Acompaña a quienes realizan labores de cuidado y apoya a quienes los necesitan. Sin embargo, la corresponsabilidad en el cuidado requiere de la participación de toda la sociedad.

Con este propósito, creamos la Red de Empresas Chile Cuida, una iniciativa que invita a organizaciones públicas y privadas a unirse a este esfuerzo colectivo. Con beneficios concretos —descuentos, servicios preferentes y apoyos materiales—, esta red busca aliviar la carga de las personas cuidadoras y establecer el cuidado como una responsabilidad compartida entre el Estado, las empresas, las familias y la comunidad.

Actualmente, 17 empresas e instituciones forman parte de esta red. Farmacias, servicios de salud y espacios culturales, entre otros, han implementado descuentos que apuntan directamente a mejorar la calidad de vida de miles de familias, aliviando la pobreza de tiempo y los presupuestos familiares de quienes cuidan.

El desafío, sin embargo, sigue siendo enorme: en Chile hay miles de empresas que podrían unirse a esta causa y ser parte de una red que busca dejar atrás los tiempos del cuidado en soledad.

Las empresas que forman parte de Chile Cuida están dando un paso valioso e imitable al incorporar al cuidado como parte de su estrategia corporativa y de su compromiso con el país. Reconocer que las personas cuidadoras sostienen nuestras comunidades y retribuirles por ello es un acto de responsabilidad social empresarial.

La Red de Empresas Chile Cuida es una invitación a construir un país donde el cuidado sea parte del proyecto colectivo. Sumarse a esta red es más que una contribución, es una declaración de principios y una apuesta por un futuro más justo y equitativo. Por Pamela, por Evelyn y por las miles de personas que cuidan en nuestro país, cada empresa está invitada a ser parte de este compromiso. Juntas y juntos, podemos construir un Chile que cuide.

- La autora de esta columna es la subsecretaria de Evaluación Social.