“Vamos lento porque vamos lejos”, recitó Gabriel Boric el pasado 11 de marzo en el frontis de La Moneda en el marco de su discurso inaugural como Primer Mandatario. La frase podría resumir el primer intento de Boric como Presidente de la República por manejar y aterrizar las altas expectativas de la población con la velocidad de los cambios sociales y económicos prometidos por Apruebo Dignidad durante la campaña presidencial.
Sin embargo, en sólo dos semanas el promisorio comienzo del nuevo gobierno tuvo un drástico cambio de escenario. El crispado momento político generado por la súbita propuesta de parlamentarios oficialistas de un nuevo retiro desde los fondos de pensiones y los efectos económicos de la crisis en Ucrania que seguirán impactando la economía chilena, golpean con fuerza los planes del gobierno sobre cómo definir el contenido y el ritmo de las reformas y la ruta de la agenda económica.
Para los analistas, el primer aterrizaje abrupto de expectativas económicas estará en manos del Banco Central esta semana. En medio de las alzas de los combustibles y los alimentos en el país, los analistas esperan que el martes el instituto emisor suba con fuerza la tasa de interés y el miércoles el Informe de Política Monetaria (IPoM) sincere el duro panorama económico que se viene para Chile este y el próximo año con bajas en las proyecciones de crecimiento y alzas en las de inflación.
“El gobierno va a tener que sincerar la realidad en algún minuto por las dificultades que estamos teniendo y creo que puede ser más temprano que tarde para poder poner el capital político y la confianza necesaria para empujar su agenda”, afirma el director de la consultora Criteria, Cristian Valdivieso.
El aterrizaje de expectativas será clave para enfrentar la agenda de gobierno que incluye, entre otros, el alza del salario mínimo a partir el 1 de mayo, el proyecto de disminución de la jornada laboral a 40 horas, las reformas tributaria y pensiones, y la mejora de la salud de las cuentas fiscales.
Para el director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, el Presidente Boric debe dejar atrás los discursos de campaña y centrarse en planes realistas, aunque aquellos “se queden cortos” con respecto a lo prometido. “No le debe temer a desilusionar a su gente y seguidores (...), la gente va a apreciar más que le digan la verdad en cuanto a lo que se puede y no se puede lograr; es decir, es mejor ser prudente que pecar de optimista”, afirma Coutiño, quien recomienda reconocer que las condiciones actuales han cambiado.
“Debe entender que más vale hacer reformas de calidad que de cantidad, por lo que debe escoger las tres reformas más importantes de su gobierno y enfocar los esfuerzos a ellas, en lugar de proponer el doble de reformas y no lograr ninguna”, afirma desde Pennsylvania, Estados Unidos.
El economista y académico de la FEN de la Universidad de Chile, Guillermo Larraín, anticipa una tensión política permanente con las reformas y estima que el gobierno está en una encrucijada compleja.
“El gobierno está en un ‘zapato chino’, ya que tiene, por un lado, un panorama económico muy complejo, que requiere ajuste fiscal y retomar las condiciones para volver a crecer, pero al mismo tiempo el propio programa y lo que se está conversando en la Convención Constituyente son temas que de alguna forma afectan esa capacidad de crecer”, concluye el economista.
Primeros desafíos
Si bien el propio Gabriel Boric transmitió durante la segunda vuelta la necesidad de gradualidad en los cambios y morigeró sus reformas, el terreno político y económico que hoy enfrenta el nuevo gobierno es aún más exigente que entonces.
El propio ministro de Economía, Nicolás Grau, ha comenzado a aterrizar las expectativas sobre el duro escenario que se enfrenta. Esta semana dijo que su mayor preocupación estaba centrada en el crecimiento para 2023, el que -advirtió- podría llegar incluso al 0%. “Ahí tenemos unas proyecciones no muy prometedoras y hay que hacer todos los esfuerzos para llegar bien a ese año”, afirmó Grau, quien también afirmó que “hacer cambios sociales y económicos no debe ser sinónimo de incertidumbre”.
Para la economista principal del BCI, Francisca Pérez, la economía chilena caerá en recesión durante la segunda parte de este año y tendrá un crecimiento menor al 1% durante el 2023. “El gobierno tiene que hacer un trabajo importante en transmitir los efectos de la guerra (en Ucrania) y que algunos de esos efectos son inmediatos y otros se demoran en llegar”, afirma la economista, quien advierte sobre el cuidado que debe tener el gobierno con su primer gran reto de este año:la negociación del salario mínimo, que hoy está en $ 350 mil.
Asegura que el gobierno no se puede “amarrar” un incremento demasiado importante si la economía el próximo año va a bordear el estancamiento. “Va a ser importante cómo el gobierno maneje (los proyectos de 40 horas y salario mínimo) para que el rebote de la recesión sea rápido y no sea algo doloroso”, sostiene Francisca Pérez.
En lo inmediato, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien ha cuestionado la proyección de crecimiento (3,5% para 2021) y holguras fiscales anunciadas por el gobierno anterior, deberá sincerar en los siguientes dos meses el delicado estado de las cuentas fiscales para generar los bordes en que se moverá la política fiscal en los próximos cuatro años y hacerla congruente con los ingresos esperados por la reforma tributaria.
La rebelión por el quinto retiro
En un intento también de ponerle freno a la discusión instalada en el Congreso sobre el cuarto retiro, esta semana el jefe de las finanzas públicas recordó los efectos nocivos que ha tenido en la economía los retiros anteriores desde las AFP como mayor inflación, alza de tasas de largo plazo, aumento en las tasas hipotecarias, caída de los fondos de pensiones y baja en los montos de jubilaciones. “Lo que muchos calificaron como campaña del terror y exageraciones, todo se ha ido materializando y está a la vista”, dijo Marcel en un seminario organizado por el DF. La declaración, según fuentes de Palacio, incomodó a La Moneda por la difícil situación en que deja al Presidente Boric y gran parte del equipo político, quienes apoyaron los tres primeros retiros desde las AFP en su etapa como parlamentarios.
Para los analistas la rebelión de los diputados de la propia coalición oficialista por un nuevo retiro de las AFP golpea en “el corazón” del nuevo gobierno y promete nuevas arremetidas desde el Congreso por mayor gasto fiscal y bonos en la medida que el panorama económico siga deteriorándose.
“Marcel no tiene tejado vidrio. Cuando da esa declaración, de alguna manera le está pegando al propio gobierno que representa, porque todos los que están ahí defendieron los retiros y votaron a favor desde el mismo Presidente (Boric) hasta varios ministros. Entonces, Marcel ve que el Presidente no va a ser muy activo en este tema y él tendrá que defenderse y preparar su blindaje para evitar salir trasquilado”, afirma el economista de Gemines, Alejandro Fernández.
El experto cree que el control de expectativas para Marcel es clave ya que debiera recibir todos “los golpes” desde el mundo político. “Si en el comienzo del gobierno cuando no está pasando nada, ya los diputados están con un quinto retiro, es imaginable que en tres o cuatro meses más, cuando la economía esté creciendo poco y el desempleo ya no esté bajando, la presión para gastar más de lo que está contemplado en el presupuesto vigente va a ser irresistible”, explica el economista.
Cristian Valdivieso, de Criteria, coincide: ”Hay parlamentarios que están empujando el quinto retiro sabiendo que es una política muy irresponsable y que con eso le están pegando en el corazón al gobierno porque están desestabilizando a Mario Marcel y poniendo al Presidente en una posición muy incomoda”, afirma el fundador de Criteria.
De hecho, los dardos a Marcel vinieron esta semana directamente desde el ala más dura de la coalición. En lo que puede convertirse en el primer capítulo de una tensa relación, el alcalde PC Daniel Jadue dijo que Marcel “fue el presidente del Banco Central puesto por Sebastián Piñera, el que hace dos semanas era el peor gobierno de la historia, al que puso en el Banco Central para resguardar la política neoliberal como presidente”. Si bien el ministro en un principio declinó responderle al alcalde, luego lo corrigió y recordó que fue la expresidenta Bachelet y no Piñera quien los nominó como consejero del instituto emisor.
Las dos almas
El crispado momento político a solo semanas de haber comenzado el gobierno, también anticipa una disputa política y económica entre “dos almas” de la coalición gobernante. “Es una encrucijada importante que le llegó muy rápido a este gobierno y que dice relación también con manejar a la coalición, porque vemos que en el mismo conglomerado hay instintos encontrados. Por una parte, un instinto más tecnocrático, quizás más racional, y otro de la demanda social, de la respuesta rápida”, explica Valdivieso, quien sostiene que dicha tensión entre ambos sectores ya “explotó” con el quinto retiro.
El director de Criteria cree que el problema de la coalición gobernante es que nació con “dos almas”. “Es más complejo cuando tú partes con ‘dos almas’, porque quiere decir que no partes con un proyecto político; partes con un grupo de personas que te apoyan electoralmente”, afirma Valdivieso, quien teme que esa tensión política se reflejará en la agenda económica.
Para darle credibilidad a una morigeración de las expectativas, estima Valdivieso, el gobierno deberá generar un relato de largo plazo que sincere una mayor gradualidad en las reformas y que, al mismo tiempo, genere hitos (aprobación de 40 horas y salario mínimo) que reafirmen el camino de las transformaciones sociales pedidas por la ciudadanía.
Francisca Pérez, de BCI, cree que la tarea urgente para el gobierno es ordenar la coalición y apurar el lanzamiento de la reforma de pensiones si lo que quiere es aplacar nuevas arremetidas por retirar fondos desde las AFP. “El trabajo que tiene que hacer el gobierno es ordenar los partidos que lo apoyan, convencerlos”, coincide Fernández, de Gemines.
Consciente de este problema, Boric comenzó este viernes a alinear a su coalición y dar una señal de unidad durante un encuentro en Cerro Castillo, donde se reunió con todos los parlamentarios oficialistas.
El economista de la Universidad de Chile, Guillermo Larraín, acusa que existe una especie de “desesperación en la izquierda” en avanzar de forma demasiado rápida en todas las reformas. “Le pasó al primer gobierno de Michelle Bachelet, donde el primer año hubo un desenfreno por avanzar y avanzar, sin darse cuenta que si se avanza muy rápido y mal, eso genera resistencia y se pierde en el favor político de quienes te apoyaron”, cuestiona Larraín.
“Acá el gobierno tiene que trabajar con sus parlamentarios en un acuerdo de gobernabilidad que permita poner la pelota en el piso y con números creíbles apuntar a la gradualidad que realmente se requiera de manera de llevar las expectativas a algo que efectivamente sea manejable”, añade el economista.
Larraín estima que el gran peligro de avanzar demasiado rápido con las reformas y sin crear los consensos necesarios, es que se abre espacio para que se generen contrarreformas a futuro. “Chile no tolera ya seguir contrarreformas de unos a otros”, sentencia.