El empleo en América Latina y el Caribe se enfrentará a un escenario de ralentización durante los años 2023 y 2024 del 1% y 1,5%, respectivamente, causado principalmente por una reducción en la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la región, lo que dificultará la creación de nuevos puestos de trabajo.
Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ‘Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: tendencias 2023′, el empleo que se genere en 2023 solo alcanzará para “compensar” el crecimiento de la población en edad de trabajar en la región.
En esta línea apunta que los aumentos de empleo serán “moderados” y estarán “en consonancia” con el incremento de población activa. En consecuencia, la tasa de población ocupada se mantendrá cerca del 58% del año 2022. Esta cifra es una mejora “considerable” respecto al mínimo de 2020 (53,1%), pero se sitúa todavía por debajo de niveles previos a la pandemia (58,5% en 2019).
Detrás de este debilitamiento del músculo laboral en América Latina se encuentra la caída de la demanda externa, que está afectando a las expectativas de la región, que ve como se mantiene la inflación y se ralentiza el crecimiento de su PIB.
Mayor informalidad en los próximos años
En este escenario, la OIT advierte en su informe de que existe un riesgo “creciente” de que aumente el empleo informal en la región, con efectos adversos en mayor medida entre las mujeres y los jóvenes.
En los últimos años la tendencia ha sido a la baja. Sin embargo, un número de factores podría conducir a este incremento de la informalidad, como la eliminación o el debilitamiento de las políticas de apoyo y creación de puestos de trabajo formales.
“El contexto de incertidumbre supone una amenaza para la creación de oportunidades laborales formales, con el riesgo de que la ausencia de oportunidades de trabajo decente lleve a que los trabajos informales se conviertan en la opción predeterminada”, explica el organismo.