La economía chilena está pasando por un período de importante aceleración, como fue ratificado recientemente por el reporte del PIB para el segundo trimestre del presente año, cuando nuestra economía creció 5,3%, muy por sobre el crecimiento del trimestre anterior de 4,3% pese a que el crecimiento medido de la minería bajó desde 19,1% en el primer trimestre a 4,8%.
Esto implica que la parte no minera, que representa cerca del 90% de la actividad, aceleró su crecimiento desde 3,3% a 5,5%, una aceleración pocas veces vista, incluso ajustando por la presencia de dos días hábiles en este año la conclusión no se altera mayormente. La composición del crecimiento es también favorable desde el punto de vista del crecimiento a corto y mediano plazo, ya que el consumo crece fuerte pero menos que el PIB en 4,5%, lo que implica un aumento en la tasa de ahorro. Consecuente con lo anterior y, además, seguramente impulsado en buena medida por las buenas expectativas empresariales que han prevalecido durante el año, la inversión creció aceleradamente.
Si a esto agregamos el alto crecimiento de las ventas de bienes de consumo durable, el escenario es muy auspicioso para los próximos trimestres. Finalmente, los 15 sectores de oferta que se utilizan para analizar el PIB mostraron crecimiento, una muestra de que el crecimiento fue generalizado.
Por el lado externo, se observó un aumento en el déficit de cuenta corriente, por ejemplo, en los últimos cuatro trimestres éste llegó a 1,2% del PIB, pero en el trimestre recién reportado alcanzó el 2,4%. Esto se debe, por el lado del gasto, a que la inversión creció más que el ahorro en términos anuales. También se puede apreciar en el hecho de que las exportaciones crecieron menos que las importaciones, 7,5% comparado con 10%. En este punto se puede conectar con los riesgos mencionados en el subtítulo.
En efecto, la medición de cuentas nacionales ajusta los precios de las exportaciones e importaciones para obtener un índice de cantidad, pero la balanza comercial depende de las cantidades y los precios. Dentro de éstos, el precio del cobre es por lejos el más importante y como es sabido ha estado bajando persistentemente desde su peak de principios de junio del presente año. Esto tiene el potencial de reducir de manera relevante el crecimiento cíclico de nuestra economía, aunque posiblemente no logrará revertir la recuperación actual, sí podría moderarla.
Con respecto al escenario mundial, la crisis de Turquía ha exacerbado la tensión especialmente hacia los países con problemas de financiamiento internacional como por ejemplo Argentina. Afortunadamente Chile no tiene las mismas dificultades, sino que nuestra exposición directa es al precio del cobre e indirectamente por esa vía (además de la directa) a China. Con la economía de los EEUU creciendo aceleradamente, el petróleo a niveles razonables y la economía de Europa volviendo a su ritmo habitual el riesgo mayor es una profundización de la desaceleración en China, no los problemas de financiamiento internacional. Esto, siempre que la tasa de interés mundial tengaalzas pero dentro de un rango razonable.