La semana estuvo marcada en materia económica por las críticas por parte de la oposición a la gestión económica de las autoridades. El foco es que hay un rezago en el mercado laboral, que no se están creando todos los puestos de trabajo que debieran y que la tasa de desempleo no baja. Es verdad que la creación total de empleo se desaceleró (se sigue creando trabajo) y que la tasa de desempleo es superior en algunas décimas. Sin embargo, lo que se ha observado es el típico comportamiento del mercado laboral en periodos de mayor dinamismo luego de un periodo de magras cifras de actividad. De pasar de crecer menos de 2%, ahora la economía lo hará en torno a 4% en 2018 y sobre 3% en los próximos dos años. Así, hubo un periodo de fuerte expansión de los empleos públicos y de los trabajadores por cuenta propia (en gran parte empleos más precarios). Ahora que la economía está más dinámica, la situación empieza a revertirse: se desaceleran los cupos públicos y crece con más fuerza el empleo formal (asalariados). De hecho, el índice de precariedad laboral elaborado por PULSO reflejó que en el trimestre móvil julio-septiembre la tasa fue de 18,2% (en relación al total de trabajadores dependientes), su menor nivel desde septiembre-noviembre de 2013. El indicador considera a un trabajador en situación precaria si una o más de las siguientes condiciones les afecta: (1) No se les pagan cotizaciones de pensión o salud; (2) No tienen contrato firmado; (3) No reciben ni entregan ningún comprobante por sus ingresos laborales. Otra forma de ver esta mayor formalidad es que los cotizantes en el sistema de pensiones (julio 17-julio 18) subieron 222 mil.

Este mayor crecimiento se ha traducido en mayor inversión, pero no necesariamente en todo el empleo que debería, fenómeno que se podría atribuir a factores múltiples. Uno de ellos es el impacto de la reforma laboral realizada en el gobierno pasado. Es un mercado más rígido, con causas judicializadas, huelgas indefinidas, sin poder tener reemplazo en caso de huelga y la formación de grupos negociadores sin regulación. Claramente, en ese escenario es complejo aventurarse a ampliar la planta de trabajadores.

Por lo tanto, muchos de los que critican ahora la falta de dinamismo del mercado laboral, son precisamente quienes tienen parte importante de la responsabilidad del rezago actual.