Desde fines del año pasado, el interés de profesionales e inversionistas chilenos por arribar a Uruguay, una de las economías más estables de América Latina, ha tenido crecimiento explosivo. Según diversos expertos del rubro inmobiliario y abogados especializados en el país sudamericano, al tradicional interés de brasileños y argentinos se ha sumado la atención de muchos empresarios y personas de alto patrimonio provenientes de Chile.

Pese a la compleja situación por la que atraviesa la economía mundial, Uruguay se ha mantenido como una de las economías con menor riesgo país de la región y ha consolidado su estabilidad política y sus reglas del juego, a diferencia de gran parte del continente. Este año el crecimiento de la economía sudamericana bordeará el 5% y se situará en 3,5% para el 2023, a diferencia de Chile, que atravesará un ciclo recesivo para el próximo año, según se pronostica.

Tras el estallido social de octubre de 2019, la salida de capitales desde Chile se volvió un tema recurrente en los círculos financieros. Según el último Informe de Finanzas Públicas (IFE) del Banco Central de mayo pasado, la salida de capitales desde el país llegó a US$19 mil millones en un año, en medio la incertidumbre generada por el proceso constituyente.

El socio del estudio de abogados líder de Uruguay Guyer & Regules, Juan Manuel Mercant, reconoce que desde noviembre del año pasado comenzaron a recibir frecuentes llamados de diversos clientes en Chile para sondear las ventajas tributarias y reglamentarias de la que gozan las inversiones en el país sudamericano.

“Fuimos a Chile en abril pasado y confirmamos que hay una tendencia de muchos chilenos por tener a Uruguay como alternativa para sus inversiones. La sensación con la que me vine de Chile en ese momento era que había un nivel de incertidumbre importante y un horizonte de inversiones muy pequeño”, afirma el abogado de uno de los estudios legales más importantes de Uruguay.

Más allá de argentinos y brasileños

Los expertos que siguen de cerca la llegada de inversionistas desde fuera de Uruguay coinciden en que la llegada e interés de chilenos por establecer su residencia o invertir ha sido un sorpresa durante este año, en medio de la histórica preferencia que han mostrado tanto argentinos como brasileños de alto patrimonio.

“El inversor que venía a Uruguay era el argentino en primer lugar y luego el brasileño. Pero diría que desde hace unos meses, desde noviembre o diciembre del año pasado, las consultas de los chilenos son bastante asiduas” afirma la presidenta de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya, Beatriz Carámbula.

“Más allá de la rentabilidad, lo que busca el inversor chileno es lo que hoy Uruguay le está dando: estabilidad política, estabilidad social y estabilidad económica”, añade la especialista.

Desde que asumió en marzo de 2020, el nuevo presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha buscado generar las condiciones para “que la inversión vuelva al país” y así retomar el crecimiento económico. “A Uruguay lo ven como un país confiable y donde no hay cambio en las reglas del juego”, afirma Carámbula, quien destaca que las mayores consultas provenientes de chilenos apuntan al mercado inmobiliario en Montevideo. La presidenta de la Cámara Inmobiliaria de Uruguay reconoce que mientas algunos chilenos ya han decidido tomar residencia en el país, otros adquieren inmuebles para generar renta, aprovechando las exenciones tributarias vigentes.

Sin embargo, destaca que muchos inversionistas chilenos también están buscando la compra de tierras para uso agrícola, ganadero y forestal. “Si bien están interesados en comprar departamentos para renta, también buscan comprar campos. Algunos ya lo han adquirido”, afirma Carámbula.

Coincide Gonzalo Martínez, CEO de Moebius Consultora Inmobiliaria, quien asegura que en este momento casi el 25% de las consultas por inversión inmobiliaria viene de Chile. “El aumento de consultas es enorme. Pasamos de una consulta por semana a entre dos y tres consultas diarias desde Chile. Lo que más quiere el chileno, que ya es un jugador importante, es invertir en propiedades para renta y no siempre para vivienda propia. En los últimos cuatro meses casi 50 propiedades se han vendido a chilenos, especialmente en Montevideo y Punta del Este”, afirma Martínez, quien caracteriza al inversionista chileno promedio como un profesional o empresario hombre de entre 35 y 55 años.

El consultor inmobiliario estima que la gran preocupación del inversionista chileno que hoy ha trasladado su mirada hacia Uruguay es la pérdida de valor del peso chileno frente al dólar y la alta inflación. “Es así como el chileno salió a buscar opciones y Uruguay hoy tiene precios (por metro cuadrado) más bajos que Santiago y tiene exenciones impositivas”, añade el experto.

El integrante de Silveira Negocios Rurales, Alberto Arocena, va más allá y reconoce que hay inversionistas chilenos buscando campos de alta calidad agrícola en diferentes zonas rurales de Uruguay.

Los nuevos sectores

En los círculos de asesorías legales de Uruguay también el interés de los chilenos por tantear el terreno para su inversión se hace sentir con fuerza. “He notado que hay más chilenos promoviendo negocios inmobiliarios en Uruguay. Por primera vez en mi vida me toca ver chilenos vendiendo terrenos en Punta del Este. Eso es una novedad relativamente reciente”, relata con sorpresa el abogado uruguayo Juan Manuel Rey, socio del estudio legal Cuatrecasas, cuya presencia se extiende por America Latina y España.

Para Florencia Castagnola, abogada y socia de Guyer & Regules, el deseo de chilenos de alto patrimonio por invertir en Uruguay ha ido creciendo a través de estructuras “livianas” como los family office y destaca el interés que ha concentrado el sector tecnológico del país sudamericano.

Sin embargo, Antonieta Rodríguez, manager de Tax & legal de PwC Uruguay, matiza sobre las razones y la magnitud de este renovado interés de chilenos. “Cuando el chileno empezó a mirar para afuera, una vez que la situación social se complicó, ahí lo hizo para Europa, Estados Unidos y también Uruguay. Están estudiando todo el campo. Simplemente pasamos a ser una opción más y eso ya es bueno para nosotros porque nos pone en el mapa”, explica la experta de PwC.