Todos los viernes en la noche, Susana Jiménez (55, economista de la Universidad Católica) viaja a Curacaví. No a descansar, sino a trabajar: cada sábado debe levantarse temprano para desarrollar su faceta menos conocida, la de empresaria agrícola, o más específicamente, agropecuaria.
La nueva presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) integra la Sociedad Agrícola Protea Limitada, una empresa que constituyó su padre, Guillermo Jiménez Ormeño, en abril de 1986, para la explotación del fundo familiar Santa Inés, situado en las cercanías de la Cuesta Barriga, en el límite poniente de la Región Metropolitana.
“A mi padre, empresario agrícola que me enseñó el amor por Chile y su gente, por su tierra fecunda que nos alimenta y por el trabajo bien hecho que nos dignifica”, leyó Jiménez el martes, al nombrar a Guillermo Jiménez en el primero de sus agradecimientos incluidos en su discurso de asunción de mando de la multigremial en reemplazo de Ricardo Mewes.
En Curacaví, la familia Jiménez, integrada además por la madre de la líder gremial, la austriaca Eveline Schuster Korpitsch, y su hermano, el ingeniero Daniel Jiménez Schuster, han desarrollado un exitoso negocio de producción lechera, uno de los tres más importantes de la Región Metropolitana.
Agrícola y Lechera Protea (Alpro) cuenta con un plantel de 1.400 vacas, las cuales pueden ser ordeñadas tres veces al día, con una entrega promedio de 42 litros diarios cada una, lo que permite producir del orden de los 60 mil litros de leche al día. Entre tierras propias y arrendadas, trabajan en una superficie total de unas 600 hectáreas.
Alpro, o el fundo Santa Inés de Curacaví, con los cerca de 22 millones de litros que produce cada año, compite con las sociedades agrícolas Santa Sara y La Rotunda, ambas de Casablanca, para llevarse el título de la mayor lechería de la región. Santa Sara, de la familia Alliende, cuenta con 1.650 vacas y produce del orden de los 24 millones de litros, mientras que La Rotunda, de la familia Viollier, posee 1.053 animales y 8 millones de litros. Ahora, para dimensionar el tamaño de estas lecherías valga considerar que el año pasado en Chile se produjeron 2.338 millones de litros de leche provenientes de 1.933 planteles, los que estuvieron concentrados especialmente en las regiones de Los Ríos y Los Lagos.
Con Santa Sara especialmente rivaliza también en la implementación de tecnología, pues estrenó hace un par de años una unidad de ordeña rotativa, una innovación que le permite ordeñar a unas 60 vacas simultáneamente, pero que también lo tiene su competencia.
Susana y Daniel cuentan con el 37,5% cada uno de la sociedad Alpro, su madre, Eveline, tiene un 15%, y su padre, Guillermo, el 10%, pero el hecho de ser el impulsor y administrador de la compañía lo llevó a tomar posiciones gremiales, así como su hija, aunque centradas en su rubro. Guillermo fue presidente del Consorcio Lechero, corporación que agrupa a las asociaciones lecheras regionales y las grandes compañías lácteas, entre 2012 y 2014, y en la Cooperativa Agrícola y Lechera de Santiago, que integra a los productores lácteos de la Región Metropolitana, fue presidente y hoy es director.
“Los sábados me dedico a recorrer el campo, mirar los temas de alimentación, de proveedores, de producción. Porque los temas de números los vemos en la semana. Pero hay que estar en terreno”, dice Susana Jiménez.
El único cliente de Alpro es Soprole, la mayor compañía láctea del país, que hoy está controlada por el grupo peruano Gloria, propiedad de la familia Rodríguez Rodríguez, y donde la presidenta de la CPC integra el directorio. Explica que, para evitar eventuales conflictos de interés, se inhabilita al votar temas relacionados a su condición de proveedora.
Las sociedades
Susana Jiménez está casada con quien fuera su compañero en Ingeniería Comercial de la UC, Marco Comparini, un hombre clave en el grupo Penta, pues fue gerente de inversiones de AFP Cuprum y gerente general del banco Penta. Ahora es presidente de Penta Financiero, la sociedad que controlan Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín con un 67%. Y los Comparini Jiménez son también socios de Délano y Lavín, ya que a través de la sociedad familiar Inversiones Linz Ltda. -que integran Comparini, con un 51,5%, Jiménez, con el 16,2%, y sus cuatro hijos, con el 8% cada uno-, poseen el 18% de este grupo de empresas que tiene negocios de factoring, leasing y financiamiento automotor. El año pasado, Penta Financiero registró colocaciones totales por casi $172 mil millones, anotó ingresos por $32.400 millones y utilidades por $9.570 millones.
La sociedad se llama Linz debido a que esa es la ciudad austriaca de su madre, donde los hermanos Susana y Daniel Jiménez pasaban seis meses, cada dos años, para compartir con su familia materna y aprender alemán. Anecdóticamente, Daniel Jiménez creó una sociedad con su esposa e hijos que se llama exactamente igual: Inversiones Linz Limitada. Daniel, ingeniero industrial de la UC y quien fuera gerente de SQM del 2012 al 2018, hoy tiene una consultora de mercado del litio llamada iLi Markets (pero las siglas no provienen de Inversiones Linz, sino de International Lithium).
Los directorios
La faceta empresarial más pública de Jiménez es su participación en directorios de empresas, carrera que inició inmediatamente después de dejar el Ministerio de Energía en la segunda administración Piñera, donde estuvo entre marzo de 2018 y junio de 2019. Un mes después, asumió como directora de BancoEstado cargo que ocupó hasta el fin del gobierno anterior.
Durante los últimos cuatro años, ha integrado cinco mesas directivas. Entre ellas la de la concesionaria del aeropuerto de Santiago, Nuevo Pudahuel; la ya mencionada Soprole, a la que entró con la neozelandesa Fonterra y siguió con Gloria; Invexans, la sociedad a través de la cual el grupo Luksic controla Enex, la red de distribución de combustibles Shell, y tiene el 28% del fabricante de cables francés Nexans; y las empresas de agua potable y alcantarillado Esval de la Región de Valparaíso y Essbio de la Región del Biobío.
Jiménez comentó que, pese a la carga que le significa la labor como presidenta de la CPC, no renunciará a los directorios que integra: “No voy a dejar los directorios, porque me parece una instancia necesaria para analizar y evaluar el impacto de los cambios regulatorios y legales”. Así que deberá alargar sus siete días de la semana para que sus tareas en la CPC le permitan seguir con su rutina de empresaria agropecuaria cada fin de semana.