Aunque se esperaba que la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. tomara cartas en el asunto respecto del alza de la inflación, su Comité de Política Abierta (FOMC) comunicó este miércoles una perspectiva de política monetaria más agresiva de lo que estimaba el mercado.
En su cuadro de proyecciones, el central estadounidense muestra que la mayoría de sus funcionarios está anticipando tres alzas de tasas el próximo año, hasta un rango entre 0,75% y 1%, frente al actual mínimo de 0% y 0,25%. Incluso, un grupo alcanza a visualizar la tasa entre 1% y 1,25% para el 2022.
Este análisis contrasta fuertemente con las estimaciones ofrecidas en la reunión de septiembre, cuando los funcionarios estaban divididos entre mantener la tasa y aquellos que anticipaban una o dos alzas.
Por otra parte, la institución liderada por Jerome Powell informó que a partir de enero comprará US$ 60.000 millones en bonos mensuales, la mitad de lo que estaba adquiriendo originalmente y US$ 30.000 millones menos en relación a la reducción que ya se aplicó a partir de este mismo mes.
“Estamos eliminando de forma gradual las compras, porque con presiones inflacionarias más elevadas, en una economía de mercado laboral recuperándose, la economía no va a necesitar incrementar las ayudas del gobierno”, explicó en conferencia de prensa Powell.
La inflación ya no es “transitoria”
Sin dudas, es la inflación lo que está en el centro del análisis actual de la Fed, toda vez que la recuperación de los puestos de trabajo ha avanzado de acuerdo a lo esperado, de manera tal que anticipan una tasa de desempleo en 4,3% este año y 3,5% el próximo, logrando así retornar al pleno empleo que ostentaba EE.UU. previo a la crisis sanitaria.
Por el contrario, la Fed tuvo que corregir severamente sus proyecciones para los precios. Si en septiembre apostaba porque los Gastos de Consumo Personal (PCE, en inglés), la medida favorita de la Fed para seguir la inflación, marcarían 4,2% en 2021 y 2,2% en 2022, en el reporte de este miércoles apuntan a un alza de 5,3% y 2,6%, respectivamente.
“Los desequilibrios de la oferta y la demanda relacionados con la pandemia y la reapertura de la economía han seguido contribuyendo a los elevados niveles de inflación”, dijo la Fedl en el comunicado recién difundido.
Aunque por mucho tiempo la Fed se había referido al alza de precios como un fenómeno “transitorio” en sus declaraciones, el persistente incremento se impuso en el análisis. Ante el Congreso Powell ya había adelantado que “probablemente es un buen momento para retirar esa palabra y tratar de explicar más claramente lo que queremos decir”. Esto se concretó en la declaración de la reunión que partió el martes de esta semana.
Lo anterior se condice con lo expresado más tarde por Powell desde Washington. “Ciertamente, ha aumentado el riesgo de que se afiancen las expectativas de mayor inflación”, indicó a los periodistas, aunque agregó que no considera que dicho riesgo “sea alto”. De todos modos precisó que “los aumentos de precios ahora se han extendido a una gama más amplia de bienes y servicios. Los salarios también han aumentado rápidamente, pero hasta ahora el crecimiento de los salarios no ha sido un gran contribuyente”.
Primer alza en marzo
Ante las nuevas definiciones de la Fed, Bank of America hizo sus pronósticos. “Ahora esperamos que la primera subida de tipos sea en marzo en lugar de junio, con subidas de 25 pb en cada uno de los próximos nueve trimestres”. Según dijeron, “esa es una decisión conservadora: sería uno de los ciclos de alzas más lentos de la historia y solo llevaría la tasa de fondos al vecindario de neutral (2,25-2,50%)”.
Además, destacaron que en relación a sus proyecciones, hay tanto riesgos a la bajo como al alza. En el primer caso afirmaron que Ómicron “resulta ser un impacto importante para el crecimiento y un impacto menor para la inflación” y que “los mercados/economía resulten inusualmente sensibles a un ciclo de alzas suaves”. En tanto, “el principal riesgo alcista es que la inflación se mantenga estancada en un 3% más o menos, lo que obligará a la Fed a acelerar en algún momento”.
Aunque en definitiva la Fed avanza a una reducción más acelerada del soporte que le está dando a una economía en recuperación pospandémica, lo cierto es que los mercados prefirieron ver el baso medio lleno, como lo demostraron las alzas superiores a 1% en los tres principales indicadores de Wall Street.
“La gran pregunta para los mercados ahora es: ¿puede la economía estadounidense digerir este ritmo de alzas sin terminar con dolor de estómago?”, señaló a Bloomberg Seema Shah, estratega jefe de Principal Global Investors. “Después de los 20 meses que hemos tenido, quizás seis alzas en un período de dos años parecen abrumadoras. Pero en comparación con los ciclos de alzas anteriores, especialmente de 2004 a 2006, cuando la Fed realizó 17 alzas consecutivas, tenemos la confianza tentativa de que la economía de EE.UU. pueda manejarlo. No solo eso, sino que la inflación de EE.UU. lo necesita”, indicó.