"Dejé la sangre en La Polar". César Barros, su expresidente, está preocupado. Mira con inquietud los números del retailer que hace ocho años ayudó a salir de una profunda crisis, tras el escándalo de las repactaciones unilaterales. Hoy, varios ejercicios después, asegura que la situación financiera de La Polar -entidad que presidió entre 2011 y 2015- está más debilitada que en ese entonces. "Está muchísimo peor, muchísimo peor", repite. Si bien no tiene el hoyo de US$1.000 millones que se generó con las turbulencias de 2011, esto -dice- es un problema más bien de cómo continuar, de viabilidad en el corto, mediano y largo plazo. "Creo que esto se da porque siguieron haciendo lo mismo", argumenta. Actualmente, la compañía en manos de Leonidas Vial tiene una caja de apenas $5.700 millones. "Tienen cero caja. Cuando nosotros teníamos La Polar, el mínimo eran $10.000 millones; están al filo", advierte; su caja sobre el total de ventas es de solo 3,5% - "Debieran tener en torno a un 10%", dice-; sus pérdidas llegan a $18.649 millones a septiembre -el doble que hace un año- y sus ingresos se contraen un 7,2% al noveno mes del año. Las ventas de locales equivalentes han caído trimestre a trimestre, al menos desde la primera parte de 2018, revelan sus balances.

"Acá hay un tema muy importante que es toda la venta por internet, lo que significa que, en la medida que avances en ese proceso, lo razonable es que te empiecen a sobrar metros cuadrados y gente. Entonces, si tú estás haciendo el esfuerzo de vender por la red, pero no has hecho el esfuerzo de cerrar locales, disminuir metros cuadrados y optimizar esa parte, claro que no cuadra", puntualiza. "A lo mejor los dueños -que estima que continuarán conteniendo a la compañía-, han realizado esfuerzos de allá para acá, pero la verdad es que a septiembre eso no se nota", enfatiza. De hecho, según los balances al noveno mes del año, los flujos provenientes de todas sus actividades están en negativo.

Si bien Barros asegura que a su excasa laboral la mira y estudia con regularidad -"por un tema casi académico"-, a raíz del estallido social del país amplió su análisis. Los desmanes y el consiguiente cierre de locales por días, lo hizo inmiscuirse en los otros retailers medianos, puntualmente en AD Retail -matriz de Abcdin y Dijon- e Hites. Cree que ninguno se ve muy bien. "Esto es una inquietud personal, por un sector que quiero, y por una compañía en la que trabajamos muy duro para arreglarla y que nos daría mucha pena que no prosperara", sostiene.

Hoy, AD Retail tiene una caja de $39.698 millones, acumula pérdidas por $10.459 millones y sus ingresos han caído un 1,4% a septiembre, y un 6,6% solo en el tercer trimestre. De hecho, acaban de anunciar un aumento de capital por $10.000 millones. Hites está bastante mejor: tienen $28.672 millones en efectivo, y si bien sus utilidades bajaron más del 30%, siguen en terreno positivo.

"Todos estos retailers tuvieron un muy mal año anterior que se ve en las utilidades, que estuvieron malas, que están peor a septiembre y que van a estar aún peor a diciembre. Por otro lado, los márgenes están bajos y los GAV (gastos de administración y ventas) son altos, sobre todo para La Polar", subraya Barros. Y añade que, en ese contexto, el devenir de estas compañías se ve complejo. Es que la actual crisis -sostiene- no es como un terremoto, que pasa; acá esto puede rebrotar y activar nuevamente la violencia... y el cierre de tiendas, y la profundización de la baja en ventas. "Todavía no estamos seguros de que la violencia paró; hemos visto que baja, pero no estamos seguros de si se puede activar; y el tema político, llegaron a un acuerdo, pero tú ves que estos engranajes tienen harta arena, harto ripio", puntualiza.

En octubre, el descenso de las ventas minoristas de la Región Metropolitana fue de 17,2%, acumulando una contracción de 4,1% en el año, según datos de la Cámara Nacional de Comercio. Se prevé que en noviembre la caída haya sido del orden del 15%. De esta forma, el cuarto trimestre, que representa aproximadamente el 28% de los ingresos totales, será para el olvido. "Cuando entras en una recesión la gente deja de comprar y, por otro lado, los bancos se ponen suspicaces y empiezan a apretar la mano", alerta.

Ya a fines de noviembre, la clasificadora ICR había cambiado el outlook de AD Retail, Empresas Hites y La Polar, de estable a negativo. Esto -explicaron-, por el impacto que lo ocurrido tendría justamente en el flujo de caja de estas compañías. Hasta septiembre, los stocks de deuda aproximados de estas compañías ascendían a $160.000 millones, para AD Retail; $80.000 millones, en el caso de La Polar, y $140.000 millones para Hites. "Creo que es difícil que les den más financiamiento. No van a crecer y el problema que pueden tener es que no les paguen, porque hay desempleo, pero también por la sensación de por qué voy a pagar si me abusan. En La Polar, políticamente (el no condonar las deudas en el marco de la crisis de 2011) era imposible, y eso es un precedente muy malo", enfatiza el empresario.

Ante este mal panorama, Barros asegura que existe una fórmula que podría alivianar la carga de estas multitiendas: "Lo que deberían tratar de hacer es fusionar a estos retailers menores, y con eso cerrar locales menos rentables, dejar de pagar arriendos caros, reducir gente, ejecutivos, y hacer un retailer único, más potente, que compita con Ripley, Cencosud o Falabella".

El problema de libre competencia, sin embargo, surge de inmediato. Que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) den el pase a una operación así, se ve complejo. Para Barros, sin embargo, es apostar por el mal menor. "El TDLC tiene que ver qué es mejor: tener un cuarto competidor fuerte, o que queden solo tres actores, porque los demás se fueron al diablo", señala. Y añade que la defensa de "la libre competencia tiene que también ser racional, en el sentido de qué prefieren, que desaparezcan tres actores, o mejor tener cuatro que realmente puedan competir, porque la competencia que puede dar una empresa que está perdiendo plata, con la cartera deteriorada y que está con dificultades, es muy débil", destaca.

Hoy -dice-, todos estos retailers tienen una treintena de puntos de venta, donde cerca de un décimo son rentables. Además, todos tienen gastos operacionales altos, porque los arriendos son muy caros. Entonces, este puede ser un buen escenario para negociar ese tipo de aspectos con los centros comerciales. "En su minuto, cuando nosotros estábamos en La Polar, era imposible cerrar sucursales o hacer una negociación con los arrendadores, porque los contratos con los malls son increíblemente difíciles de zafar. Pero ahora creo que es un muy buen instante para ir donde los malls y decirles 'conversemos', porque igual te saquean, te roban y mira cómo estamos", explica. "Ahora, estamos en un minuto en que la gente está más abierta a pensar en soluciones menos ortodoxas, menos tradicionales", subraya.

La fórmula del director de empresas es compleja. Plantea que la única forma de avanzar es que los dueños se sienten a conversar. "Si la situación se sigue deteriorando, mientras más te demores, es peor", advierte. Y plantea que si bien "es cierto que en el mundo de los negocios hay egos y una pila de cuestiones, al final hay una maquinita calculadora. Hay gente que da créditos en la medida que te va bien". Agrega que "esta es una buena apuesta. A lo mejor los dueños de estas compañías van a pensar: 'este gallo está loco, yo me la puedo'. Siempre tan chileno el 'yo me la puedo solo, no me molestí', hasta que uno no se la puede. La envidia y el tapar los problemas es lo más chileno que hay".

Barros sincera que no ha tenido contacto con ninguno de estos retailers para socializar su fórmula. Duda que lo llamen para una posible salida -"estoy diez años más viejo", asegura- y puntualiza que primero falta un paso previo: "Lo primero que tienen que hacer es tomar una decisión respecto de si van a hacer algo, o no, o van a esperar que esto pase y volver a los tiempos felices. Pero lo que a mí me preocupa es que hasta septiembre se les venían deteriorando los números". "Ellos vienen con problemas de antes del reventón, por ende, acá no estamos hablando que a ellos les está yendo mal por la crisis, ya venían muy mal", concluye Barros.