Los hinchas de Universidad Católica viven su momento más dulce. El club de sus amores no solo logró su primer tricampeonato: también anunció un proyecto para modernizar San Carlos de Apoquindo, el estadio donde hacen de local desde hace tres décadas y donde no solo han festejado títulos, sino donde también han sido testigos del crecimiento institucional del club.
Como en cualquier negocio -y en general cualquier actividad- el éxito no vino solo. El club viene aplicando una política que, en lo grueso, tiene dos pilares: austeridad en los costos y aumento de ingresos. También tuvieron paciencia y supieron soportar la presión: el éxito deportivo demoró en llegar y el malestar de los hinchas se hizo sentir.
“Si yo tengo una fábrica de clavos, compro la mejor máquina y tengo a los mejores operarios, puedo ser el número uno. Pero aquí, donde compiten deportistas, personas y hay emociones, personas y egos, no necesariamente el que invierta más va a ser campeón. Nadie te lo garantiza. Entonces, hay que tener un justo equilibrio entre la ambición deportiva, armar planteles competitivos, que cada vez pueden costar más, con la responsabilidad financiera”, dice el ingeniero comercial Juan Pablo Pareja, gerente general de Cruzados SADP desde septiembre de 2010, la firma que rige los destinos del club.
Y como los planteles son caros de conformar -sobre todo si el objetivo es ser campeón o pelear torneos internacionales-, se hizo necesario aumentar los ingresos. En el fútbol no todas las líneas de ingresos dependen de la gestión: por ejemplo, los derechos de televisión a nivel local son gestionados en forma colectiva por la ANFP y, en el ámbito sudamericano, definidos por la Conmebol. Por ello, Cruzados destinó gran parte de su trabajo a las líneas que sí se pueden manejar, como el manejo de los auspiciadores y la cantera, formando futbolistas potencialmente exportables. Traspasos de jugadores como Nicolás Castillo -hoy delantero del América de México- o Benjamín Kuscevic -defensa del Palmeiras brasileño- han permitido fortalecer las arcas cruzadas.
Esto ha llevado a que Cruzados aumente sus ingresos desde poco más de $ 3.500 millones en 2010, al inicio de la concesión, a más de $ 15.000 millones en 2020, superando incluso a sus clásicos rivales, como ocurrió en 2019 con Universidad de Chile, algo impensado hace una década.
Parte de este éxito tiene que ver con el plan estratégico a 5 años que Cruzados diseñó a fines de 2018, con cinco pilares y 36 iniciativas de trabajo a ejecutar. “Lo que nos pusimos como objetivo es cómo nos imaginamos a la Católica de 2023. Y orientar toda nuestra energía y trabajo, con recursos y calendarización, para avanzar en aspectos comerciales, infraestructura. Ir desarrollando eso y profesionalizar la gestión de nuestro club. Estamos muy contentos con ese plan. Tiene mucha vida, hay un comité de directores que lo va siguiendo”, complementa Pareja.
Una nueva “fortaleza”
Uno de los aspectos que los clubes pueden manejar en materia comercial es el llamado matchday o la experiencia en el día del partido. Y no se trata solo de ofrecer un buen espectáculo en cancha: el estadio y las comodidades y servicios que se puedan ofrecer al hincha cumplen un rol clave.
Así, Cruzados decidió a fines de 2020 lanzar su mayor proyecto: la modernización de San Carlos de Apoquindo -la “Fortaleza Cruzada”, como le llaman sus hinchas-, que pasará de 14.500 a 20 mil asientos. “El principal objetivo es modernizar nuestro recinto y ponerlo a la altura de las necesidades del siglo XXI. Nuestro estadio tiene 30 años y estructuralmente no atiende las necesidades de las competencias de estos tiempos (...). La inversión que hagamos no solo nos va a permitir pagar los costos de la inversión, sino que, en el largo plazo, abrir nuevas fuentes de ingresos”, sostiene el gerente general de Cruzados SADP.
Para financiarlo, convocaron esta semana a una junta de accionistas para aprobar un aumento de capital por hasta 450 mil UF -unos US$ 18 millones-, más una línea de bonos por hasta 600 mil UF. En total, cerca de US$ 40 millones. Para ese esfuerzo sumarán incluso a sus abonados: esta semana les enviaron un correo informando el proyecto y pidiendo opiniones sobre cómo aportar a su materialización.
No es el único paso que ha dado la SADP. Este mes, Cruzados espera terminar el proceso de prospección de los interesados en quedarse con los derechos del nombre del futuro estadio -algo que se haría por primera vez en el fútbol chileno- y determinar una especie de lista corta, con el objetivo de tener definido al partner en el primer semestre de este año y cerrar el contrato en el segundo semestre. En paralelo, se definirá a la empresa constructora. “Y si todo vuela, iniciar ya las obras sería el primer trimestre de 2022”, anticipa Pareja. Quien sabe si a tiempo para festejar un nuevo título, esta vez en casa nueva.