La fusión que crea el mayor vivero de Chile

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Gaspar Goycoolea, presidente de Grupo Hijuelas, y Jorge Valenzuela, fruticultor y extimonel de Fedefruta.

Nueva Vid y Grupo Hijuelas se unieron en partes iguales para formar un conglomerado con ambiciones globales. Con operaciones en casi los cinco continentes, el negocio mueve unos US$20 millones anuales. Actualmente son los líderes de la uva de mesa y otros frutos. Y aspiran a producir hasta cinco millones de plantas por temporada en cuatro años.


Lo venían conversando hace seis años, al menos. Los viveros Nueva Vid y Grupo Hijuelas estuvieron cerca de fusionarse en 2020, pero la pandemia del Covid-19 trastocó todo, obligándolos a concentrarse en otros temas. Y este año las familias controladoras decidieron retomar las tratativas. A principios de julio, los agricultores Gaspar Goycoolea, presidente del Grupo Hijuelas, y Jorge Valenzuela, fruticultor de la zona central y expresidente de Fedefruta, anunciaron la integración de las firmas con miras a triplicar su oferta de plantas frutales para los productores de Chile y la región, y convertirse así en el principal proveedor de esta parte de mundo.

La alianza nace tras décadas de amistad entre ambos empresarios. En conversación con Pulso, sostienen que se fueron convenciendo de que tenían que hacerlo para dar un salto en el cada vez más competitivo mercado global de los alimentos y enfrentar así el calentamiento global, las nuevas tendencias de consumo -donde las frutas son protagonistas- y la profesionalización del sector, con la entrada de grandes fondos de inversión.

Así lo destaca Gaspar Goycoolea, cuando señala que desde hace seis años que Grupo Hijuelas está en los mercados externos, ampliando el horizonte de las plantas que producen. “Nueva Vid es un vivero con mucha historia en la industria y con un equipo humano de primera línea que, al unirse con Grupo Hijuelas, podremos dar un salto a nivel internacional e incorporar tecnologías productivas que nos lleven a diferenciarnos del resto de los actores en cuanto a calidad de plantas, formatos y sistemas de certificación, sumado a una plataforma administrativa acorde a los tiempos”, sostiene. Jorge Valenzuela agrega que “también había mucho complemento entre ambas empresas, dado que el Grupo Hijuelas es muy grande en el rubro de los berries, especialmente los arándanos, como también en los avellanos, además de las flores. Sin embargo, faltaba un complemento, en el mundo de la uva y en otros frutales mayores, como los carozos, las pomáceas y los kiwis, en los que Nueva Vid contaba con conocimiento y redes de contacto”.

De hecho, ellos son desarrolladores de genética para el avellano europeo de la Universidad de Oregón en Estados Unidos. Están validando nuevos programas genéticos en diversas partes del mundo, como en la misma Italia.

Cinco millones de plantas

Según los últimos registros de la Asociación de Viveros de Chile, la industria viverística local comercializa al año 22,5 millones de plantas frutales. De aquí a cuatro años, la unión de Grupo Hijuelas y Nueva Vid espera producir entre tres y cinco millones de plantas frutales por temporada, tanto de los llamados frutales mayores (vid de mesa, cerezo, carozos, kiwi) como de avellanos y berries. Esto significará un incremento en la producción de aproximadamente un 275% en un escenario realista.

Sus principales mercados son Perú, Colombia, Brasil, México, Italia, Australia e incluso el norte de África: un negocio de US$20 millones anuales.

Fue sumar fortalezas, según resumen los empresarios. Ambas firmas son bien conocidas en el cada vez más movido sector agrícola chileno, escenario de grandes transacciones en el último tiempo como la compra de Verfrut por parte Unifrutti, perteneciente al grupo árabe Abu Dhabi ADQ, en US$680 millones. “Estos movimientos acelerarán la profesionalización de la industria”, sostienen casi al unísono. De hecho, esa fue una de las razones para la fusión, así como la urgencia del cambio climático que llevará a la incorporación de nuevas áreas para la fruticultura. “Por ser un país ubicado en el extremo del mundo, Chile debe analizar la problemática de pensar cómo puede incorporar nuevas especies, nuevas zonas productivas, que le permitan tener un despertar y reconversión para volver a ser actores relevantes en el concierto mundial”, dice Goycoolea.

Todo ello implicará crear plantas resistentes, que ocupen menos agua o mano de obra y que puedan adaptarse a las cambiantes condiciones ambientales, mientras la demanda por alimentos naturales seguirá creciendo cada vez más en el planeta.

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Cultivos en viveros.

Estreno en Lima

La unión de Nueva Vid y Grupo Hijuelas se estrenó oficialmente en la versión 2024 del Agrotrade en Lima, Perú, una feria organizada a fines de julio por la Asociación de Viveros de Chile. Ese país se ha convertido en un mercado clave para los operadores chilenos, ya que su industria agroexportadora está creciendo cada vez más, de la mano de las condiciones naturales de Perú, así como las certezas tributarias y jurídicas que el Estado ofrecen a los inversionistas.

La integración entre ambas compañías considera mantener los nombres de las firmas y a las más de 1.100 personas que allí laboran. “Con el crecimiento se incorporarán más”, avisa Valenzuela. Ya se realizó el primer directorio con la incorporación de Valenzuela a la mesa del Grupo Hijuelas, quien tomó el cargo de director general de la empresa, mientras que Goycoolea fue nombrado como presidente del directorio. De las nuevas generaciones entró Juan Ignacio Goycoolea, como gerente general del holding.

Las firmas buscan ahora convertirse en un proveedor mundial de servicios a la industria agrícola y un líder en producción y comercialización de plantas, lo que implica la incorporación de genética, tecnología y nuevos mercados. “Nuestra visión no es solamente abastecer a la industria chilena de la fruta, que seguirá siendo algo prioritario, por supuesto, aunque también lo será tener productos que se puedan entregar a productores y fruticultores de otras partes de la región y del mundo”, explica Goycoolea, y Valenzuela agrega que “eso es algo que estos nuevos players, los fondos de inversión, están buscando, ya que ven el valor y la sostenibilidad en la alimentación sana y segura”.

Incertidumbre agrícola

Jorge Valenzuela fue presidente de Fedefruta entre 2018 y principios de este año.

Reemplazó al histórico Luis Schmidt, quien partió a China a cumplir labores como embajador, y ha estado ligado a la actividad gremial desde 2012.

El empresario destaca que Chile sigue siendo un país seguro desde el punto de vista sanitario, por clima, suelo y una industria de más de 40 años de desarrollo frutícola, lo que permite producir no solo fruta de calidad, sino además plantas con una tecnología superior y un estándar fitosanitario alto y confiable. “Dicho eso, hoy día la fruticultura nacional está en un desafío de modernización importante, a su vez que otros países como Perú están aprovechando la oportunidad y su espacio”, alerta.

Goycoolea añade que hoy la industria vive una suerte de estancamiento, debido a la incertidumbre generada por “políticas de todo tipo, volátiles y no claras, que ha llevado en forma escalonada en los últimos 15 años a una desaceleración de las plantaciones, recambios varietales, etc.”. Explicita que ello ha generado una pérdida de competitividad a nivel internacional, permitiendo la entrada de muchos países que antes eran consumidores, como el propio Perú, que ahora es exportador y competidor de Chile, perdiendo como país el sitial que tuvo por muchos años como el gran productor del hemisferio sur.

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