A 80 días de iniciada la que llamaré la Gran Ola, ya no hay duda que la economía sufrirá una desaceleración pronunciada al menos durante un año. En efecto, si a septiembre de 2019 habíamos logrado retomar un crecimiento promedio anual de 2,6%, exactamente un año después esta tasa será de solo -0,4%, es decir, 300 puntos base de menor actividad. Ello ya lo reflejan los índices de percepción económica de GfK Adimark, cuyos registros para noviembre y diciembre de 2019 son los mas bajos en 18 años y eso que aún el desempleo no ha ascendido a dos dígitos.
Pero como lo señalara un conocido empresario a mediados del 2011, las personas no viven de tasas de crecimiento ni de cifras de encuestas de opinión. El pulso anímico y las expectativas ciudadanas dependen de variables más finas que tienen que ver con el liderazgo y la transparencia, con la confianza y la empatía. Creo que en ello está la clave para marcar una diferencia y así poder surfear con éxito la actual Gran Ola que estamos enfrentando como sociedad, y no a través de la promoción de más impuestos, regulaciones y cambios constitucionales.
La mala noticia es que no hemos estado a la altura para identificar acciones que ayuden a dar ese vuelco en dichas expectativas, y así poder llegar todos al final a disfrutar de una playa más inclusiva, donde las personas tienen derechos pero también obligaciones.
Una clara excepción a ello es el acuerdo firmado por Viña Concha y Toro con BancoEstado para desarrollar un programa que busca no solo aliviar el endeudamiento de sus trabajadores, a través de darles acceso a un crédito para refinanciar deudas, sino que también reforzar su educación financiera. Un menor peso para las personas nos dará más flexibilidad para tomar mejor la ola.
Pero como contraejemplo esta el alivianar ese peso a través de las condonaciones de deudas, multas y/o intereses asociados. Los usuarios del TAG obtuvieron una y los políticos ya se habrían acercado a la banca para el caso de las deudas del CAE. De prosperar ello, y como lo ha señalado el propio Ejecutivo, sería una pésima señal para los que cumplen regularmente con sus obligaciones, al promover un clara cultura de no pago a la espera de futuros "perdonazos".
En resumen, surfear con éxito esta Gran Ola requiere de un vuelco decisivo de las expectativas ciudadanas. Clave para ello es el liderazgo, la transparencia, la confianza y la empatía. Un galopante progresismo, por el contario, si bien es la solución fácil y popular, nos puede terminar revolcando a todos en la playa con mucha violencia.