La historia de los Sauer, los protagonistas estelares del caso Factop

Empresario Daniel Sauer
Empresario Daniel Sauer

Su fortuna se originó en Confecciones Sauer, que entre 1968 y 2010 fue manejada por Alberto Sauer Rossenwaser, uno de los actuales accionistas del factoring junto a sus hijos Daniel y Ariel, y su hermano mayor, Norbert. Tras la quiebra de esa y otras empresas familiares, los Sauer se concentraron principalmente en el mundo financiero e inmobiliario, aunque nunca dejaron completamente el rubro textil. Son unos de los creadores de Vilumanque, el nuevo barrio alto de Concepción, en sociedad con Munir Hazbún.


El 24 de mayo de 2010 los trabajadores de Confecciones Sauer se enteraron al final de la jornada y por la síndico, Alejandra Massis, que todo había terminado. Ese era su último día en la fábrica, porque la firma había sido declarada en quiebra, les comunicó. Unas semanas antes, intuyendo que la bancarrota se avecinaba, un grupo de empleados acudió personalmente hasta la Inspección del Trabajo para asegurarse de que quedara estampado que el gerente general Norbert Sauer Rosenwasser no se aparecía por la oficina desde principios de mes. Hasta 2019, algunos estuvieron buscando en tribunales que les pagaran sus finiquitos y descuentos previsionales.

Por eso, cuando hace algunas semanas el caso Factop -que partió como una presunta estafa y ya es un escándalo político- terminó por ganarse un lugar permanente en las noticias, los recuerdos de los últimos días de Confecciones Sauer se agolparon en la memoria de algunos de los casi veinte trabajadores que en el 2010 todavía quedaban en los talleres de San Pablo 1860. En sus mejores tiempos, la fabricante de abrigos y trajes llegó a tener más de 120 operarios. La operación era administrada por Norbert Nuchem Sauer Rosenwasser y su hermano Alberto (dueño del 25% de Factop, junto a sus hijos Ariel y Daniel Sauer Adlerstein, que suman otro 50%, y Rodrigo Topelberg, con el último 25%). El primero era el gerente general según los relatos de ex trabajadores y dirigentes de la empresa contenidos en las reclamaciones laborales vistas por Pulso.

Al igual que toda la industria textil de la época, Confecciones Sauer no pudo contra las importaciones asiáticas. La imposibilidad de competir con los bajos precios de las manufacturas extranjeras la llevó a achicarse de a poco e intentar diversas estrategias para sobrevivir mediante importaciones, fabricación de uniformes para empresas y tercerizando la producción en pequeños talleres de Santiago. Hasta que terminaron quebrando el 2010, en medio de deudas, acusaciones de no pago, cheques protestados y letras de cambio cuestionadas por su idoneidad. Los bancos BCI y de Chile fueron los que pidieron la reestructuración.

Norbert Sauer, quien volvió a la fábrica de la calle San Pablo unos días después de que el Quinto Juzgado Civil de Santiago declarara oficialmente la insolvencia de Confecciones Sauer ese 2010, se trasladó después a Valparaíso y se alejó de ese negocio que el 5 de septiembre de 1968 crearon junto a su madre Erna Rosenwasser y sus hermanos Juan, León, Clara y Alberto, con quien se hicieron cargo de “la fábrica”, como siempre llamaron en esa familia a los talleres.

La dupla

La dupla de Norbert y Alberto era conocidísima en el sector, recuerda un exempresario textil. Algunos de sus más cercanos en la industria incluso se referían a ellos como “los beto”, por la semejanza de sus nombres. Sus años en la firma de confecciones, que se publicitaba como “Sauer es Moda” les generaron una enorme red de contactos y amistades, sobre todo, dentro de la colonia árabe -ellos son judíos practicantes- que entonces se enseñoreaba en el mundo textil chileno y con la que hasta ahora llevan décadas haciendo negocios. La decisión de tratar de salvar la fábrica pareció casi épica y romántica en ese entonces para los conocidos de los Sauer. No obstante, no pilló a todo el mundo por sorpresa.

FACHADA SAN PABLO 1860
24/11/2023 FACHADA SAN PABLO 1860 FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Después vinieron los cuestionamientos y comentarios, porque no fue la única de las empresas de la dupla Sauer Rosenwasser que presentó problemas de pagos. El prestigio de la familia actuó como blindaje.

Los registros judiciales dan cuenta de que en 2010, además de poner fin a Confecciones Sauer, el propio Norbert Sauer, que también era el dueño de las tiendas Urmax, a través de Comercial e Industrial Vivaldi, solicitó su quiebra. La firma era una cadena pequeña de ropa y zapatos que operaba desde Santiago al sur de Chile. Dos proveedores de Urmax, el fabricante de ropa Jihad Hadweh, y el de zapatos y accesorios José Luis Sánchez, lo acusaron separadamente por estafa. Ambos casos terminaron cerrándose después por prescripción. Hadweh recordó el caso, pero declinó hacer comentarios al ser abordado por este medio.

Ese mismo 2010, los hermanos Sauer Rosenwasser también declararon en quiebra a la Inmobiliaria Santo Domingo S.A., cuya propiedad compartían con su madre y demás hermanos. Según cuentan en su entorno, ello determinó que desde entonces cada rama se hiciera cargo de sus asuntos. Los únicos hermanos Sauer Rosenwasser que siguieron negocios en conjunto son la dupla de Alberto (78) y Norbert (82).

El fantasma de la quiebra de sus empresas siguió persiguiendo por mucho tiempo a Norbert Sauer, descrito por quienes hablaron con este diario como un personaje controvertido, alegre y de fuerte personalidad. En 2020 acudió de protección ante la Corte de Apelaciones de Santiago, denunciando que lo acosaban telefónicamente a él y a su esposa con llamados amenazantes a su departamento en Las Condes para cobrarle todas las noches por la quiebra de una de sus empresas. El recurso fue desestimado.

El salto a las finanzas

Volvamos a 2010: tras la quiebra de Confecciones Sauer, Alberto Sauer mantuvo un pie en el negocio de la indumentaria, a través de Textil Zico, que empezó a importar telas para fabricar ropa en Chile. Sus dos hijos varones, Ariel (50) y Daniel (45) Sauer Adlerstein y una de sus dos hijas, Cindy (47) desarrollaron líneas de ropa con las marcas Talía y Montaña para exportar las prendas que diseñaban. Pamela (53), se mantuvo al margen de los negocios, al igual que su madre Sylvia Adlerstein.

Con los años, Zico se dedicó principalmente a las importaciones, entre éstas los fardos de ropa usada. El 8 de mayo de 2017, los Sauer abrieron la puerta para que a esta firma también entraran como socios Rodrigo Topelberg Kleinkopf y su hermanos Eduardo, Andrea y Nicole. Hoy, Zico aparece en la trama de las facturas ideológicamente falsas con 150 documentos, según la sociedad de inversiones RAE SpA, que se querelló esta semana.

Paralelo a la quiebra de Confecciones Sauer y las demás sociedades, Alberto Sauer había seguido prospectando negocios: Transportes San Pablo Limitada, Transportes Don Alberto, Confecsa y Versailles (textiles) y las firmas financieras Finsa y Gesco, que fueron la base para lanzar Factop.

El factoring de los Sauer, Factop, debutó en 2004. Alberto Sauer Rosenwasser, junto a sus dos hijos varones mayores, los ingenieros comerciales Ariel Isaac y Daniel Amir, crearon la firma financiera que después de alcanzar un tamaño medio dio el salto hacia el corretaje bursátil con STF, en 2020. Tenían ambiciones de conglomerado financiero.

La nueva generación Sauer invitó a ese negocio financiero a su amigo de toda la vida, Rodrigo Topelberg, quien en julio se querelló contra ellos acusándolos de haberlo engañado, creando un mecanismo de facturas falsas y adulterar su firma. Hoy, los examigos inseparables del Instituto Hebreo y vacaciones en Concón están totalmente enfrentados en la justicia y con sus nombres en el escrutinio público, luego de que el caso tomara envergadura política tras la divulgación por parte de Ciper de un audio donde el conocido abogado Luis Hermosilla, la también abogada Leonarda Villalobos y Daniel Sauer hablan abiertamente de coimas y otras irregularidades que ahora investiga el Ministerio Público. El 26 de septiembre, Factop inició su reorganización concursal con el fin de vender sus activos y pagar a los acreedores.

“Más que socios, éramos amigos y eso es lo que duele. La pérdida de amistad y cercanía con personas con las que me unen más de 40 años de relación es lo que más me afecta”, dijo Daniel Sauer a Pulso sobre Topelberg en agosto. Entonces, Sauer explicaba así las razones del descalabro: “Los últimos tres años fueron muy difíciles debido a la volatilidad de los mercados. Nuestro comité ejecutivo, compuesto por mi hermano Ariel y Rodrigo Topelberg, más algunos inversionistas, vimos oportunidades en el mercado de forwards de dólares. Desafortunadamente, esta estrategia no tuvo éxito y hemos registrado pérdidas de alrededor de US$ 10 millones. La mayoría de las operaciones se llevaron a cabo a través del banco israelita Valley Bank (ex Leumi), con garantías proporcionadas por RK Ventures, con el aval de sus socios Rodrigo Topelberg y su madre, Aida Kleinkopf”, explicó. Ello, sumado al cierre de STF Capital, que originó pérdidas por otros US$10 millones, habría gatillado, según ellos, la situación actual.

Los cuatro hermanos

Con los Topelberg, los Sauer establecieron una amistad que fue solidificándose con los años. Las dos familias se veían seguido y compartían frecuentemente, ya que además tienen una fuerte participación en la comunidad israelita. Ariel, pero sobre todo Daniel Sauer, compartían con Rodrigo Topelberg su gustos por los deportes, los nuevos negocios y las comunicaciones. “Eran como hermanos”, dicen en su entorno.

Daniel (45) es descrito como el más “desordenado” del grupo, pero también el de las ideas creativas. Excompañeros de colegio lo describen como el líder de voz fuerte, risa rápida, ideas extravagantes y gustos caros. Varios de ellos ahora son sus acreedores y escasamente tienen buenas palabras.

En 1997 entró a estudiar ingeniería comercial en la Universidad Diego Portales y, tras titularse en 2002 estuvo un tiempo en el área financiera de Confecciones Sauer. Los fines de semana largo solía promover excursiones al casino Conrad de Punta del Este, donde su familia es bien conocida, ya que Alberto Sauer fue durante muchos años un pasajero frecuente del hotel casino que controla Enjoy en el exclusivo balneario uruguayo, donde recibía trato VIP.

Daniel, además, era muy cercano a su madre, quien falleció de cáncer en 2017. Su enfermedad devastó a la familia.

Histriónico, divertido, “genial” para algunos, o demasiado presente para otros, se casó en 2011 con la modelo María Isabel Ahubert Jalaff, quien contó en el programa de TV La divina comida, de Chilevisión, que se conocieron gracias a que su madre -hermana de Sergio Jalaff Escandar, fundador de grupo Patio- era amiga de Alberto Sauer.

“Yo hice click con él inmediatamente. A mí de verdad me gustó. Se parecía a este cantante Robbie Williams”, dijo sobre “Dani”, como le dicen sus cercanos, al periodista Humberto Sichel en el programa a fines de octubre, según recordó Glamorama. La pareja tiene tres hijos, uno de la modelo con el español Luis Prados, y los otros dos del matrimonio, para el cual la figura televisiva debió convertirse al judaísmo, ya que la madre es clave para la educación de los niños en esa religión.

Considerado más frío, callado y desconfiado que su hermano, Ariel, el mayor del clan también estudió ingeniería comercial, pero en la Universidad Católica. Se sumó a la empresa familiar tras egresar en 1997 y en la fábrica hizo un poco de todo, aunque estuvo más enfocado al área financiera. Coincidió allí con algunos de su primos Sauer Brand, hijos de su tío Norbert y Rosy Brand.

Ariel comparte con su hermano menor el gusto por los autos. En noviembre del año pasado dos delincuentes le quitaron un Porsche Macan -avaluado en más de US$ 50 mil-, mientras compraba en la farmacia Salcobrand de Santa Blanca en Lo Barnechea. En el auto lo esperaba su señora, Carolina Kiblisky, con quien se casó en 2001. Fue amenazada con un arma antes de entregar el vehículo.

Las mujeres del clan Sauer Adlerstein se han mantenido regularmente al margen de los negocios familiares, pero en su entorno aseguran que las hermanas son muy unidas entre sí.

La más activa es Cindy Geraldinde, quien está casada con el abogado Konrad Ziller, dueño de la distribuidora de alimentos para mascotas Kobor. Diseña ropa e indumentaria femenina para Ripley a través de la marca Dulce Pecado. A principios de este año protagonizó un round judicial con una ex trabajadora de su casa, la filipina Ana Militante Merca, quien la llevó a los tribunales acusándola de impagos y maltratos. En su respuesta, la empresaria aseguró que la nana se intentó vengar de ella contaminando con cloro gel una crema Occitane para la cara.

Pamela, la mayor, estudió sicología en la Universidad Católica y en 1994 se casó con Alejandro Fosk, cuya familia controla la pesquera Landes. Junto a sus cuatro hijos, los Fosk Sauer, fueron socios en SFT a través de Inversiones Ganeden, pero alcanzaron a salir en 2022.

Una fortuna en Concepción

Durante sus años en Confecciones Sauer, Alberto Sauer comenzó a explorar inversiones en regiones. Concepción se convirtió en su nuevo destino, apostando a los negocios pesqueros, de transportes, educación e inmobiliario. Ya a mediados de la década pasada se decía que su patrimonio inmobiliario, a través de diversas sociedades como Inversiones Valle Alegre Limitada, sumaba miles de metros cuadrados en diferentes lugares del país. En el mercado también se comenta que los propios Sauer Adlerstein han revelado poseer además importantes posesiones en Miami.

En la capital del Biobío, los Sauer se instalaron a hacer negocios en 1987. Junto a su tío Norbert se asociaron a los empresarios Antonio Hananía, Eduardo Muñoz Fernández, y Pedro Ortiz Mickelsen en Pesquera Orion, que después empezó a fabricar harina de pescado.

En Concepción también los Sauer invirtieron en los colegios The Wessex y después formaron parte de las sociedades que controlaban las universidades Bolivariana y Aconcagua, en conjunto con el arquitecto Munir Hazbún Rezuc, cuyo padre Juan Hazbún Readi era muy cercano a Alberto Sauer Rosenwasser.

Munir Hazbún Rezuc compró en 2019 la Hacienda Santa Martina, en Lo Barnechea, y fue uno de los impulsores de Vilumanque, el nuevo barrio alto de la capital del Biobío donde en sociedad con los Sauer lotearon y levantaron varios condominios a través de Constructora e Inmobiliaria Valle San Antonio. Actualmente, Hazbún es pareja de Natalia Compagnon, la exnuera de Michelle Bachelet y protagonista del caso Caval. El nombre de Munir Hazbún fue mencionado en numerosas ocasiones en el audio revelado por Ciper como quien puede denunciar la trama de facturas falsas. “Me preocupa Hazbún. Y de sobremanera”, se oye advertir a la abogada Leonarda Villalobos en esa grabación que convirtió a Factop en un caso de envergadura política. Y a los Sauer en sus protagonistas estelares.

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