En 1891, el Tesoro de Estados Unidos imprimió cerca de 1.500 billetes de US$1.000. Sin embargo, en lugar de entrar en circulación, se utilizaron principalmente en una especie de prototipo de transferencia entre bancos, señaló Peter Treglia, de la casa de subastas Stacks Bowers Galleries.

Como resultado de eso, los billetes nunca llegaron a manos privadas y ni siquiera permanecieron en bancos por mucho tiempo. "En aquel entonces la moneda cambiaba con tanta frecuencia que los billetes de 1891 solo circularon durante dos o tres años", explicó Treglia.

Uno de esos billetes de US$1.000 terminó en el Museo Smithsoniano y otro permaneció en una colección privada durante más de 80 años. Su primera venta como artículo coleccionable en lugar de moneda fue en la década de 1970. El resto, presumiblemente, se perdió. "Apostaría mucho dinero a que no aparecerá otro de estos billetes", aseguró Treglia. "Se descubren cosas todo el tiempo, pero no de esta magnitud".

Ese único billete restante, con la imagen del Senador estadounidense William Marcy, ahora será parte de una subasta con un valor estimado de entre US$2 millones y US$3 millones.

"Cuando estábamos negociando el acuerdo el vendedor quería romper el récord mundial", detalló Treglia. "Pero en 2014 otro billete se vendió por un poco menos de US$3,3 millones, y la estimación actual es donde creemos que está el mercado".

El vendedor es Joel R. Anderson, un destacado coleccionista de divisas que comenzó a poner a la venta sus reliquias. Stacks Bowers ya ha vendido US$26.184.240 en artículos valiosos de Anderson.

Encontrar un valor

Treglia afirmó que hasta hace poco el billete apenas se consideraba un objeto de colección.

"Habría costado poco más del valor nominal en la década de 1940", aseveró. El primer precio registrado del billete que Treglia pudo encontrar corresponde a 1985, cuando se comercializó entre privados por US$25.000. A continuación se vendió, nuevamente de forma privada, en unos US$150.000 en 1992, indicó. Su última venta registrada ocurrió en 2013, con un valor de US$2,6 millones.

Cuando salga a la venta en Stacks Bowers, durante una subasta que se celebrará entre el 28 de febrero y el 3 de marzo en Baltimore, será la primera vez que esté disponible en el mercado público.

Dado que el mercado nunca ha emitido un juicio sobre la valuación del billete, Treglia reconoce que existe una interrogante real sobre "cómo demonios podría valer mucho más en tan solo 15 a 20 años". La metodología que empleó la casa de subastas es "bastante simple: solo se compara con otros artículos únicos que no cambian de manos tan a menudo".

Usando ese razonamiento hay una serie de ventas recientes que indicarían que la valuación de Stacks Bowers está dentro de los parámetros del mercado. Un billete del Tesoro de US$1.000, también hecho en 1891 y único de su tipo fuera del Smithsoniano al igual que el antes mencionado, se vendió en US$2,5 millones en Heritage Auctions en 2013. Dos años después, un centavo de 1791 cambió de manos por US$2,9 millones en Orlando y este año una moneda de cinco centavos de 1913 alcanzó un valor de US$4,5 millones.

El valor del billete no tiene piso. Incluso si cada coleccionista de divisas se retirara del mercado, "el billete cuenta con respaldo del gobierno de EEUU, es moneda de curso legal", recordó Treglia. "Podría llevarlo al banco mañana y cambiarlo".