El pasado 24 de junio se cumplió lo que ya era un secreto a voces. Días antes, la gerencia general de Derco le había pedido a los sindicatos prorrogar la negociación colectiva -que comenzaba el 15 de ese mes- para que pudieran despedir a un porcentaje relevante de personas en condiciones mejoradas a las que lo harían una vez terminado el fuero propio de estos procesos. Los trabajadores aceptaron. Y el 24 de junio, del orden de 190 personas -un 10% del personal, confirma el presidente del sindicato N°1 de Trabajadores de DercoCenter, Paulo Rojas- dejó la compañía. Cerca de 400 empleados, en tanto, se acogieron a la Ley de Protección al empleo, dice. La situación así lo exigía.
Rojas relata que la firma intentó evitar este desenlace. “Se habían proyectado hasta junio con otro tipo de medidas como disminuciones de renta, planes de vacaciones extendidas, pero llegó junio”, cuenta. “Con la cuarentena completa se vino el mundo abajo, porque ningún local o servicio técnico pudo seguir trabajando”, añade.
Hoy, la realidad del conglomerado ligado a la familia Del Río no es ajena al resto del sector. Si bien, desde la gerencia y el directorio de Derco declinaron hacer comentarios para este reportaje, medida que fue replicada por el resto de las marcas, en privado varias aseguraron que la Ley de Protección al Empleo, las reestructuraciones e incluso los despidos, ya son una realidad: el sector lleva con caídas de más de 70% en ventas desde abril, y dada la cuarentena extendida en la Región Metropolitana desde mayo, se prevé que este mes sea aún peor. De hecho, el jueves el gremio que las reúne - la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC)- redujo sus proyecciones de venta nuevamente. En marzo, bajaron la estimación de 329.000 a 260.000, y ahora lo acotaron aún más, a 200.000 -una contracción de 46,3%-, el peor número en más de una década.
“De nuestras empresas socias, no hay ninguna que esté en riesgo. Sí ha habido reestructuraciones, pero van en la línea de prepararse respecto a esta nueva realidad”, reconoce el secretario general de ANAC, Diego Mendoza. “Las empresas han adoptado todos los mecanismos que ha facilitado el gobierno, tales como la suspensión de contratos, para minimizar los perjuicios laborales de sus trabajadores”, subraya.
Es que la paralización de la capital ha sido una estocada para el rubro. Si en regiones las ventas en zonas que no están en cuarentena han descendido 20%, en Santiago tal contracción llega al 47,6% en el año y si se toma solo junio, se profundiza hasta un 67,6%, considerando que la Región Metropolitana representa del orden del 56% de las ventas totales de la industria. Y si bien Mendoza destaca que en Europa en los períodos peak de contagios, el descenso fue aún más importante -incluso de 90%-, él mismo reconoce que fueron solo dos meses, mientras acá ya llevamos cuatro. Y sin fecha de término clara todavía. De hecho, si en Chile se prevé una baja en ventas de un 46% este año, en la Unión Europa se proyecta que las colocaciones desciendan solo un 25%, desde 12,8 millones de unidades en 2019, a 9,6 millones este ejercicio; mientras que el mercado mundial de ventas de O kilómetros bajaría un 17,2%.
Y con ello, toda la cadena se resiente.
Repuestos en rojo
El presidente de la Cámara Chilena de Comercio de Repuestos y Accesorios (Carep), Hernán Quezada, cuenta que cuando vino la cuarentena en Santiago se percataron del peor de los panoramas: la comercialización de repuestos para automóviles aftermarket (genéricos, no los originales) no estaba dentro de los productos esenciales. Activaron rápidamente una serie de reuniones con el gobierno, hasta que les autorizaron a venderlos, pero solo vía despacho... sus talleres mecánicos no podrían funcionar. Hoy, tal escenario los mantiene en ciernes. “Logramos que los asociados estén trabajando, pero con sistema delivery, los talleres están con prohibición de funcionar y eso ha traído muchas dificultades”, destaca. Afirma que si la caída en la venta de combustibles ha sido de un 40%, tal dato puede ser un equivalente a la baja del sector, porque ese es el número de autos que hoy no circula. Pero ese es solo un promedio; los extremos son aún más dramáticos.
Hoy existen del orden de 20 mayoristas que comercializan repuestos a los pequeños vendedores y distribuyen a todo Chile. Para ellos -dicen en Carep- la baja ha sido del orden de entre un 20% a 25%. Sin embargo, para locales tales como los ubicados en 10 de Julio, Gran Avenida, o Avenida Brasil, el descenso es superior al 75%; incluso hay algunos con venta cero hace más de tres meses. “Ya existen ejemplos que han optado por cerrar definitivamente. Es imposible hacerle frente a un negocio cuando llevas cerrado tres meses”, confirma Quezada. “También -añade- está la incógnita respecto de a qué porte van a tener que dejar sus negocios. Si tenía un negocio que vendía 100 y en la apertura está vendiendo 70, van a tener que revisar su estructura para seguir siendo competitivos”.
Este eslabón de la cadena está inherentemente ligado a los vehículos usados -”Cada vez que no se vende un auto nuevo, es una oportunidad de reparación”, enfatiza el dirigente de Carep-, cuyas ventas solo en julio estarían abajo en más de un 30%. Y, si bien, el presidente de la Cámara de Comercio Automotriz de Chile (Cavem), Carlos Dumay, confirma que ningún concesionario ha tenido la necesidad de bajar definitivamente la cortina, sí se vislumbra un escenario complejo. Hoy, lo que se vende es mínimo. Tanto autos usados como nuevos se pueden comercializar vía internet -de hecho, la cotización de vehículos 0 kilómetro por la web ha crecido un 25% en este período-, sin embargo, estimar cuánto de eso se ha traducido en compras es difícil, junto con que aún sigue siendo un canal en desarrollo. “No podemos pretender que una concesionaria que manejaba siete u ocho vendedores con un volumen de venta de X y que se cae a un 25%-30%, siga manteniendo los siete u ocho empleados. Vamos a tener que readecuarnos”, asegura Dumay.
Hoy, el sector genera 35.000 empleos directos, y del orden de 100.000 indirectos. “Muchos tomaron la opción de los créditos que se ofrecían, pero están todos a media máquina. Sin la Ley de Protección al Empleo probablemente habríamos tenido que despedir a mucha gente”, sostiene. El dirigente estima -pese a que dice que es complejo pronosticar- que este año el mercado de los vehículos usados caerá un 30%: si en 2019 se alcanzó el millón de unidades, ahora serían entre 700.000 a 730.000.
Hernán Quezada lleva 40 años en la industria y es claro: “Hemos pasado de todas, y esta es por lejos la crisis más grande. Los que tienen negocios de envergadura cierran por unas dos semanas en el verano y ahorran para sostener ese período sin ingresos, y acá estamos hablando de tres meses. Nunca me había tocado ver una industria en general tan afectada”.
En Anac, sin embargo, están optimistas. Diego Mendoza relata que China estuvo 20 meses con ventas negativas, y que -por primera vez- volvieron a subir tras la pandemia. Las personas prefirieron andar en un auto propio, y evitar riesgos en el transporte público.
Y es en ese hecho donde hoy se fraguan las esperanzas de una demanda que, prevén, pueda volver con fuerza. De hecho, las marcas han lanzado 15 autos y modelos nuevos durante la pandemia. Y ahora los stocks se preparan para eso. Si bien las compañías ajustaron sus inventarios, las importaciones de vehículos livianos y medianos bajaron un 48,7% -se internaron 74.439 unidades- durante los primeros cinco meses del año, y no un 100% como se hubiese esperado si existiera sobre stock, dice Mendoza.
En el otro lado de la moneda, en Carep sí aseguran tener un exceso de inventario. “Cada vez que compras a Asia tienes que considerar que son 5 meses para que lleguen, entonces hay mucha mercadería que se está almacenando”, destacan. Dado ello, los socios llevan dos meses reduciendo sus compras. Sus productos no vencen, por ende, pueden esperar que se acaben para volver a importar.
En el intertanto, todos preparan sus protocolos de reapertura. En Carep ya solicitaron una reunión con Salud para que les visen el programa que pretenden aplicar entre todos sus integrantes. En paralelo, Anac y Cavem han estado trabajando juntos en uno que estandarice el desempeño de los suyos. Lo han visto con Economía y debe ser aprobado por Salud. “Muy pronto estará listo. Estamos en las fases finales de aprobaciones”, subrayan.
Todo, para volver a encender los motores el día que se levantan las cuarentenas.