Los precios al consumidor de Brasil subieron mucho más de lo previsto, desconcertando al Banco Central y sus planes para reducir el ritmo de las alzas de tasas de interés.

Los precios aumentaron 10,76% a principios de febrero respecto a hace un año, por sobre todas las proyecciones de una encuesta de Bloomberg cuya estimación mediana ascendía a 10,63%. La inflación a mediados de mes llegó a 0,99%, dijo el miércoles la agencia nacional de estadísticas.

El Banco Central, encabezado por Roberto Campos Neto, ha puesto en marcha el ciclo de ajuste más agresivo del mundo a raíz de la pandemia para combatir los choques inflacionarios. Los esfuerzos aún tienen que poner freno a los aumentos del costo de vida, mientras que los mayores costos de endeudamiento han ayudado a arrastrar a la economía a la recesión.

Los precios al consumidor están siendo apuntalados por los efectos del calentamiento global, los problemas en cadenas de suministro y la mayor demanda de productos básicos brasileños como la soja y el mineral de hierro. Esas alzas, combinadas con tasas más altas, están erosionando el poder adquisitivo de la población.

A principios de este mes, el banco llevó la tasa de referencia Selic a 10,75%, extendiendo un ciclo que ha elevado la tasa de interés en 875 puntos básicos desde marzo. Los responsables de política monetaria indicaron que se avecinan más alzas de tipos, aunque a un ritmo más lento.

Campos Neto dijo esta semana que la inflación disminuirá con más fuerza a partir de abril o mayo. Los responsables de política apuntan a una inflación anual de 3,50% para este año y 3,25% en 2023.