La reactivación económica que promete la inmunización colectiva contra coronavirus, podría traer consigo un alza acelerada de la inflación, poniendo en jaque a los bancos centrales y gobiernos que siguen decididos a prestar apoyo a la recuperación económica en curso. El debate sobre la consecución de este riesgo se ha instalado con fuerza en Estados Unidos, donde el gobierno de Joe Biden pretende desplegar un tercer estímulo fiscal de US$1,9 billones.
De hecho, en la Casa Blanca se han hecho cargo de la discusión. La inflación es “un riesgo que estamos vigilando y es algo a considerar”, dijo esta semana Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional. Dicho esto, el funcionario planteó que cree “que los riesgos de más cicatrices en el mercado laboral, los riesgos de extender aún más este dolor económico, superan los riesgos de hacer demasiado”.
Alineado con la postura de la administración Biden, el presidente de la Reserva Federal precisó que en Estados Unidos se ha “promediado menos de 2% de inflación durante más de los últimos 25 años (...) La dinámica de la inflación cambia con el tiempo, pero no cambia en un momento, por lo que realmente no vemos cómo un bombeo de apoyo fiscal o gasto que no dura muchos años cambiaría esa dinámica de inflación”.
El líder de la Fed respondía a los cuestionamientos del senador Pat Toomey, el republicano de más alto rango del comité bancario, quien en el marco del testimonio semestral de la autoridad monetaria en el congreso postulaba que en relación al alza en los precios “hay muchas señales de advertencia que no han sido preocupantes en el pasado, pero ahora ciertamente parpadean en amarillo”.
La tesis republicana fue respaldada por un peso pesado de Wall Street. Michael Burry, quien dirige Scion Asset Management, anticipó la crisis subprime como lo relata el libro “The Big Short” y recientemente compró con anticipación al boom las acciones de GameStop, citó un antiguo trabajo de Warren Buffett para alertar por los peligros de un alza en los precios. “Tomar las lecciones de Buffett de 1980 y trasladarlas a 2021 no requiere mucha traducción. Si la inflación alta ... Cada $ de ganancias hoy se vuelve importante”, tuiteó.
El análisis de los economistas
Más allá de juzgar si es necesario o no un nuevo paquete de estímulos en Estados Unidos, Brian Coulton, economista jefe de Fitch, sostiene que “los riesgos de inflación a largo plazo en Estados Unidos han aumentado”. Tras anotar un IPC anual de 1,2% en 2020, el promedio de los analistas apuntan a 2,2% en el presente ejercicio.
“La pandemia de coronavirus ha exacerbado las preocupaciones sobre la desigualdad, lo que podría conducir a políticas que impulsen los salarios. La desglobalización se sumará a las presiones sobre los precios”, detalla Coulton, quien recalca en ese marco que el cambio en el marco de política de la Fed en agosto de 2020, “fue preventivo, antes de cualquier clara disminución de las expectativas de inflación. Como tal, tiene más credibilidad”.
Por su parte, Sam Bullard, economista senior de Wells Fargo, indica que “es probable que una demanda fuerte y reprimida, junto con las restricciones persistentes de la cadena de suministro, generen una mayor presión sobre los precios durante todo el año”. Esa tendencia se potencia con un estímulo que, a su juicio, será al menos de US$1,5 billones, los que se sumarán a los ahorros de igual monto que mantienen los estadounidenses.
Pese a estas perspectivas, tanto Bullard como Caulton coinciden en que el alza de los precios no es suficiente como para interponerse en los planes de la Fed, la que contaría con el espacio para mantener su política monetaria intacta durante todo este año.
En la misma línea, Arend Kaptein, jefe global de investigación económica en UBS, sostiene que “si bien se espera que estos cambios de 12 meses aumenten con mucha fuerza durante los próximos meses, deberían disminuir notablemente después de esa fecha”, marco en el cual la Reserva Federal podrá “continuar brindando estímulos y ayudar a que la economía se recupere más completa y más rápidamente que después de las crisis”.
¿Y en Chile?
Respecto a los riesgos que se corren en la materia en Chile, con una economía que igualmente se reactivaría gracias a la vacunación, Alejandro Fernández, socio de Gemines, considera que la situación es muy diferente a la estadounidense.
“Si bien hemos tenido una serie de lecturas de inflación mayores a las esperadas en los últimos meses (en enero de 0,7% intermensual, frente al 0,3% proyectado), eso se explica por factores puntuales (...). En general hay un conjunto bien reducido de productos que explican la mayor parte de la inflación”, indica el experto, recalcando que “por lo menos por este año no vemos un riesgo en particular en el que entre en conflicto para el banco central su política expansiva para ayudar a la economía con la política antiinflacionaria”.
Asimismo, Sergio Lehmann, economista jefe de BCI, indica que si bien anticipan que el IPC será relativamente alto en los próximos dos meses, “las presiones inflacionarias en Chile en el corto plazo son más bien transitorias. De hecho, hacia la segunda parte del año estamos viendo niveles de inflación más bajos”, lo que se explica por las holguras de capacidad que ha generado la crisis.
De esta manera, también coincide con Fernández en que el “Banco Central tiene espacio para mantener una política de estímulo”, aunque especifica que “hacia finales del cuarto trimestre del próximo año ya el banco central debería empezar a preparar un proceso muy lento de normalización monetaria”.