Una correcta estrategia de desarrollo urbano puede resultar clave para evitar las consecuencias del exceso de lluvia en las ciudades. Planificación en la construcción de infraestructura de calles, veredas, colectores y otras zonas del espacio público, es fundamental para enfrentar este desafío.
"Hay que considerar que, debido al cambio climático, esto va a ser cada vez más frecuente. De hecho, la estrategia del Estado para mitigar y adecuarse a los requerimientos de este fenómeno, necesariamente está ligada a cómo las redes de infraestructura de la ciudad responden a esta nueva realidad", explica Genaro Cuadros, director del Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales (UDP).
Y es que ese es el problema, pues en el último tiempo estas redes de infraestructura no fueron planificadas con proyección de futuro. "Estas fueron calculadas y pensadas para unas capacidades , requerimientos y patrones de comportamiento del clima que ya no son los que vienen de cara al futuro. Eso obliga a una adaptación de nuestra infraestructura, en todo orden", afirma Cuadros.
Según datos de la Dirección Metereológica de Chile, en un año normal se precipitan unos 341,8 mm de agua en el Gran Santiago. En tanto, esta cifra llega a 1.754,1 en Valdivia; 1.615,4 en Puerto Montt; 1.150,5 en Temuco, y 1.090,6 en Concepción.
"En Santiago tuvimos una época dorada, en la cual el diseño de la infraestructura urbana iba de la mano de criterios y envergaduras que permitían anticipar y solucionar emergencias. Por ejemplo, los ductos de alcantarillado del centro son verdaderos túneles que recorren el subsuelo de la ciudad. Hasta el día de hoy se puede ver que la urbe en esa zona no sufre ningún problema de colapso vial por las lluvias", manifiesta Julio Nazar, académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad del Desarrollo (UDD).
El colapso vial debido a las excesivas lluvias es uno de los principales desafíos del Gran Santiago. Es por este motivo que la Intendencia elaboró un mapa con los 36 sectores que se ven más afectados por este evento. Entre ellos, se destaca el colector Barón Juras de Reales en Conchalí; el sector entre Av. Matta y Av. Viel (Metro Parque O'higgins) en Santiago y la zona comprendida entre Gran Avenida y Lo Ovalle en Maipú.
"Esto tiene que ver con la planificación y las normas definidas para la infraestructura. Hemos olvidado la importancia del emplazamiento, la situación del cambio climático y la condición de Santiago como una ciudad de pie de cordillera. Por lo tanto, debemos desarrollar soluciones de ingeniería más complejas y que estas estén asociadas a la urbanización", manifiesta Nazar.
Es por este motivo que hay que repensar el modo en que se plantea la estrategia de desarrollo de la ciudad. "Esto pasa por planificar el diseño de las calles y la red de infraestructura que es visible para las personas y también aquella que va por debajo", dice Cuadros.
Pero esto no es todo, pues en la ciudad también hay que considerar la importancia de mantener y administrar las zonas que están libres de pavimento. "La cobertura de suelo natural en grandes superficies y la ausencia de suelo vegetal, como ocurre en las grandes áreas metropolitanas, hace que la capacidad de absorción sea mucho menor en las ciudades. Esto provoca que el agua corra por encima de la calle y las infraestructuras. Entonces, se trata de un aspecto clave. Entre más suelo consumimos para construir, menos permeabilidad natural se genera en el terreno, y esto es parte de la planificación de las urbes", explica Cuadros.
Esta es una realidad que desde el miércoles se puede apreciar en gran parte de Santiago, con pronóstico de lluvias intermitentes hasta hoy en la tarde. "Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es no seguir creciendo como ciudad hacia el pie de monte, en el caso de Santiago, pero vale para todas las urbes que están en una condición similar a lo largo de Chile. Este es un espacio natural dedicado a la absorción de agua. Cuando eso no ocurre, termina escurriendo e inundando las zonas urbanas. Además, encausar, ensanchar y profundizar los lechos de ríos es uno de los aspectos que debemos resolver adecuadamente", destaca Cuadros.
En tanto, también es clave que el diseño de la infraestructura urbana de movilidad contemple ciertos criterios. "Es necesario que las avenidas se manejen bajo criterios que permitan direccionar el agua hacia los bandejones centrales", asegura Nazar.