“En otros temas, destacamos que las pérdidas acumuladas en los ajustes de valoración (mark-to-market en el libro disponible para la venta que impacta el patrimonio) han continuado aumentando durante el cuarto trimestre de 2021 (-$577 mil millones, 3t21 -$539 mil millones)”. Ese era el comentario sobre el banco Santander que detallaba un informe enviado por Citi la mañana del 3 de febrero.
Las inversiones del Santander, el mayor banco local, y su efecto en el patrimonio, es algo que fue subsanado a principios de este año. Entre los bancos el tema era conocido desde hace al menos un año, pero los ojos de los analistas suelen estar puesto sobre los resultados y no sobre el patrimonio, por lo que recién en 2022 levantaron el tema, a raíz del cambio contable que hizo la entidad de capitales españoles en sus inversiones.
Al cierre de 2020, el patrimonio de Santander, según datos de la CMF, era de $3.652.599 millones, pero 2021 lo cerró con $ 3.494.580 millones, es decir $158 mil millones menos. Y llegó más bajo aún: en octubre del año pasado era de 3.285.253, unos $ 367 mil millones menos que el de 2020.
Entre los grandes bancos del país al cierre del año pasado no se vio un efecto similar. Eso sí, cinco bancos terminaron 2021 con un patrimonio debajo del registrado en 2020, pero con montos menores: Bice pasó de $656.582 millones a $646.697 millones; Consorcio de $597.411 millones a $559.668 millones; Bank of China de $27.425 millones a $23.690 millones, y HSBC de $110.596 millones a $95.263 millones.
Hoy el patrimonio de Santander está en $3.690.712 millones, es decir por sobre lo que computaba en 2020. ¿Pero qué pasó en medio? Durante 2020 y 2021 el banco aumentó sus inversiones en papeles de Tesorería y el Banco Central (BC) debido al incremento de los depósitos vista, ya que, por norma, una vez que superan las 2,5 veces se deben constituir reservas técnicas. En el caso de Santander, estos depósitos crecieron 40% en 2020 y más de 20% en 2021. También hay otros papeles o plazos que pueden elegir los bancos para constituir reservas técnicas.
Al mismo tiempo, para incentivar a los bancos a seguir dando créditos durante la pandemia, en marzo de 2020 el BC abrió una línea financiera especial para la banca, la llamada la Facilidad de Crédito Condicional al Incremento de las Colocaciones (FCIC), que, en simple permitía a bancos, si lo requerían, pedir dinero barato al BC, a una tasa de 0,5%. A cambio debían entregar colaterales, esto es un activo de respaldo. Y entre los colaterales permitidos, aunque no eran los únicos, estaban los papeles soberanos.
Dichos instrumentos tenían un precio determinado al momento de la compra, cuando las tasas estaban bajas en el país, pero como con el correr de los meses hubo un aumento importante de tasas a nivel local se produjo una pérdida de capital, es decir, el valor de esos papeles disminuyó. Estos instrumentos en Santander estaban contabilizados como “disponibles para la venta”, a diferencia de otros bancos que categorizaron estos instrumentos como “para la negociación”. Los tratamientos contables de la primera forma implican que los cambios en valor del instrumento tienen efectos directamente sobre el patrimonio de la compañía, es decir, si cae ese valor, el patrimonio también.
Lo que ocurrió
Según Bloomberg, el 18,2% de los analistas compilados recomiendan vender la acción de Santander, 54,5% mantener y 27,3%, comprar. Entre estos últimos está Citi, pero también es una de las entidades que alertó sobre la situación del capital en sus informes.
A las 14 horas del mismo 3 de de febrero, tras participar en el conference call del banco, Citi dijo que las pérdidas relacionadas con los ajustes de valoración se desaceleraron, y que “deberíamos esperar una disminución en estas pérdidas durante el año debido a (1) el hecho de que desde enero los bancos chilenos adopten la NIIF 9 (un cambio en las normas contables que permite valorizar los bonos de forma distinta en el balance) para los ajustes financieros de valuación; y (2) tendencias recientes del mercado. Habiendo dicho esto, la gerencia espera que lo peor ya haya pasado”.
Santander no podía vender los papeles pues estaban como garantías en el Banco Central y en cierta medida se vio obligado a hacerlo por políticas de liquidez y la misma normativa. El resto de la banca no había tomado el mismo nivel de posiciones en ese período.
Pero eso tuvo efectos. Según la transcripción de ese conference de febrero, Robert Moreno, investor relation de Santander, señaló que “a diciembre 2021 nuestro índice de capital básico fue del 9,6% con un índice BIS total de 15,9%”, y “se estima que el índice de capital básico cargado en enero alcance el 10,6%, muy por encima del mínimo del 9,4% establecido por nuestros reguladores y directorio para el banco para 2025″. El mínimo regulatorio es 8,5%.
Al mismo tiempo, esa pérdida de patrimonio tuvo un efecto sobre el retorno del bancos, pues el ROE se mide contra ese ítem. Por ejemplo, aunque se mantuvieran las mismas ganancias en un periodo, y el patrimonio cae, el ROE sube, y si subiera el patrimonio, el ROE caería. Santander terminó 2021 con un ROE de 22,46% después de impuestos y 28,02% antes de impuestos. En ambos casos está muy sobre el promedio de la industria (15,44% y 20,35%, respectivamente).
Con todo, los efectos son transitorios. De hecho, en los comentarios respecto de los resultados del primer trimestre, el banco señaló que reclasificó $4,7 billones de activos financieros bajo el portafolio de inversiones mantenidas hasta el vencimiento. Esto implica que las pérdidas o ganancias de valor de los papeles soberanos no afectará el patrimonio.
En su último reporte (13 de julio), Citi destacó la mejora en los ratios de capital del banco: “Santander ha sido capaz de mejorar sus ratios de capital desde la emisión de un bono perpetuo en 4T21, ajustes contables relacionados con adopción de IFRS 9 y fuertes resultados corporativos”. El 21 de octubre Santander comunicó que emitiría un bono sin plazo de vencimiento por US$700 millones, “a ser adquiridos por una entidad del Grupo Santander”.
Si bien el patrimonio de Santander llegó a caer 10,4% entre enero y octubre del año pasado, desde noviembre volvió a subir, y finalmente entre enero y diciembre se registró un descenso de 4,7%. Hoy está sobre esos niveles.