Hace dos años y medio, un analista del sector industrial de 41 años, reanudó la cobertura de un conglomerado de capital de mercado de casi US$300 mil millones -que durante 100 años- ha sido un elemento básico para la historia corporativa estadounidense.
Se trata de General Electric, cuyo panorama dio un fuerte giro este jueves. Steve Tusa, el analista de JPMorgan Chase & Co. -que ha mantenido en recomendación de venta a GE por más de dos años- elevó las acciones a "neutral" esta mañana.
Su llamada inicial se centró en los riesgos fundamentales, el flujo de efectivo libre que parecía "estructuralmente bajo" y una valoración costosa. Y por casi tres años, Tusa nunca dudó en su recomendación de venta y respaldó aún más su perspectiva con una gran cantidad de preocupaciones sobre las unidades de Poder y Capital, cambios en la administración, recortes de dividendos, liquidez, entre otras cosas.
Pero el mal momento para GE terminó esta mañana, cuando Tusa decidió elevar su recomendación, justificando que los riesgos que pesan en el balance de la compañía, se "entienden mejor". Tras la noticia, los títulos de la compañía se disparan más de 10% en Wall Street.
Es posible, dijo en una nota, que GE pueda llevar a cabo una recuperación sin otro gran tropiezo. La amenaza de un mayor deterioro en los pasivos de GE "está parcialmente descontada, y es posible que la compañía logre ejecutar su camino a través de un entrenamiento alargado que limite los inconvenientes a corto plazo", dijo Tusa en una nota a los clientes.
Este inesperado sentimiento optimista impulsó con fuerza a los títulos de General Electric. Los papeles llegaron a subir más de 12% en Nueva York, la mayor ganancia intradía en un mes.
A este se sumó el anuncio de la compañía sobre una reorganización de su negocio digital, lo cual también contribuyó en el fuerte repunte. El nuevo plan contempla la creación de una empresa independiente para el área de software, replanteándose lo que había sido un pilar clave en su estrategia de crecimiento en los últimos años.
Ambas noticias fueron muy favorables para los inversionistas, ya que la compañía acumulaba baja de 62% este año.
El fabricante con sede en Boston ha luchado para resolver problemas que van desde los pasivos financieros hasta la escasez de flujos de efectivo, o el desplome del mercado de energía. Este último se ha convertido en uno de los más graves recortes en sus 126 años de historia.