El 9 de julio pasado, los controladores del holding Bethia se reunieron en el piso 50 del edificio Titanium. Ese día se concretó una nueva junta extraordinaria de accionistas del family office ligado a Liliana Solari Falabella. En su representación estaba su hijo y presidente del grupo, Carlos Heller. Participaron también Felipe Rossi Heller, en representación de su madre, Andrea Heller; el fiscal de Bethia S.A., Rodrigo Veloso, y el abogado Carlos Cáceres. En aquella reunión, los socios de Bethia S.A. hicieron algunos pequeños ajustes de capital, el que quedó en $ 171.688 millones (unos US$ 220 millones). Un mes antes, otra de las sociedades que manejan los negocios del grupo familiar había tomado otra decisión: dividir sus vehículos de inversión.
Los reordenamientos de Bethia han sido constantes en los últimos años. Hace ocho años, el holding materializó una profunda reestructuración. En ese minuto, dividió sus sociedades en dos matrices: Bethia S.A., que contendría todas las participaciones minoritarias en diversas empresas abiertas en Bolsa; mientras que Betfam tendría todas aquellas sociedades que son controladas por el grupo.
En ese momento, Bethia S.A. tenía un 10,32% de Falabella; un 6,1% de Latam Airlines; un 2,3% de Aguas Andinas; un 14% de Grupo de Empresas Navieras; el 8,9% de Clínica Las Condes y 2,57% del Club Hípico, porcentaje que, sumado a las participaciones individuales de la familia Heller, sube hasta el 10,8% en esta última empresa. Ese diversificado portafolio estaba valorizado en más de US$ 3.000 millones.
En la otra mano, Betfam aunaba básicamente un 46% de Colmena, la lechería Ancali, las empresas de transporte Sotraser y Blue Express, y el canal de televisión Mega; además del negocio vitivinícola -Bethwine- concentrado en las viñas Indómita, Dos Andes y Santa Alicia. Hoy la realidad es otra. De las compañías originales en las cuales participaba, el grupo preserva un 8,7% de Falabella; menos de un 1% de Aguas Andinas; un 0,16% de Latam Airlines y el 19% del Club Hípico.
De las que controla, mantienen principalmente Sotraser, Ancali y Mega. Y es ahí donde actualmente está su foco. Al 2019, los ingresos derivados de las tres sociedades alcanzaban los $ 178.000 millones y sus activos totalizaban $ 444.500 millones.
El holding se ha achicado de forma considerable durante los últimos años. Mientras algunos cercanos atribuyen esta reestructuración a una necesidad de recursos para hacerles frente a deudas y nuevas inversiones; otros apuntan a una concentración natural de una compañía más madura que ha optado por ponerle foco a aquellos negocios con mayor potencial y que puedan administrar directamente, en medio también de -catalogan conocedores del grupo- decisiones erradas que han tomado en el pasado.
Contactados en Bethia, declinaron referirse a desarrollo de sus negocios.
El directorio de Bethia se ha mantenido desde sus orígenes con Liliana Solari como presidenta honoraria; Carlos Heller, como presidente; Andrea Heller, como vicepresidente; Gonzalo Rojas, como director ejecutivo, y Alberto Morgan como director. Sin embargo, desde hace unos siete años, las nuevas generaciones se han ido incorporando como oyentes. Ya han estado en esa posición el hijo mayor de Carlos Heller, Pedro; la hija de Andrea Heller, Paola Barrera, y desde hace un año y medio se habría sumado el otro hijo de esta última, Felipe Rossi.
Las manos derechas son el gerente general corporativo desde 2012, Ramiro Sánchez; la gerenta tributaria, Ana Soledad Bull, y el fiscal, Rodrigo Veloso.
Liquidando activos
En 2014, Carlos Heller hablaba en los medios de un grupo dinámico, en búsqueda de nuevos negocios y ad portas de aterrizar en Perú con Sotraser. Su última gran adquisición había sido en 2013, cuando compraron el 46% de la isapre Colmena Golden Cross. El Fondo de Inversión Privado LV Salud -del cual son el principal aportante- había pagado US$ 500 millones por la compañía; una inversión que fue resistida por parte del holding. De hecho, al poco andar, surgieron voces al interior que apuntaban en privado a que no había sido la mejor decisión. Las judicializaciones por el alza de los planes comenzaron a acrecentarse y la situación financiera a estrecharse. La invitación a Bethia para participar en el fondo traía incorporado el hecho de que sería por un período acotado. Se cumplió esa fecha, y Bethia activó la venta.
En el intertanto, enajenaron el 8,9% que tenían en Clínica Las Condes en US$ 58 millones. Un año después, remataron el 14,7% que poseían en Grupo de Empresas Navieras; la operación se valorizó en unos $ 14.000 millones (del orden de US$ 17,8 millones).
En 2017 siguieron: se salieron de la industria vitivinícola. Vendieron un 85% de Indómita, Santa Alicia y Dos Andes al mayor grupo chino del rubro: Yantai Changyu Pioneer Wine. El 15% restante quedó en manos de Lambo S.A., sociedad ligada a quien era el gerente general de las viñas por años, Wilfred Leigh. La operación alcanzó los US$ 48 millones.
En 2019, acordaron la enajenación de la totalidad de Blue Express al fondo chileno Kinza Capital, en unos US$ 100 millones. Y este 2021 lograron avanzar en su salida de Colmena. En abril, Nexus Capital -matriz de Nueva MasVida- comunicó a sus afiliados que comprarían el 100% de Colmena Salud. Hoy la transacción está siendo analizada por la Fiscalía Nacional Económica.
En siete años, dejaron el negocio vitivinícola, de la salud y achicaron considerablemente su participación en el rubro de transportes.
Y no sólo eso. Su portafolio en sociedades abiertas también disminuyó. En 2013, Bethia S.A. tenía el 2,13% de Aguas Andinas, actualmente tienen cerca del 1%; el 6,1% de Latam, se transformó en un modesto 0,16% al cierre del año anterior. En marzo, vendieron 6.219.813 acciones de la aerolínea, generando un ingreso por venta superior a los $ 8.098 millones, señaló el grupo en la Memoria 2020 de Axxion, matriz de Betlan que contiene las acciones que posee el holding en la aerolínea.
Y si en 2013 tenían el 10,32% de Falabella, al cierre de 2020 ostentaban un 9,1%, y durante 2021 ese porcentaje siguió bajando a cerca de un 8,7% actual, cuyo valor en bolsa bordea los US$ 900 millones. El pacto de accionistas de Falabella determina que las familias controladoras deben poseer como mínimo un 8,5% de la compañía, por lo que aún tendrían un margen para seguir desprendiéndose de acciones.
Todas estas operaciones han sido al final del día para hacer caja y focalizarse en invertir en aquellas compañías que realmente puedan controlar y que se han posicionado de buena forma en los sectores -dicen cercanos- favoritos de los Heller: el mundo ganadero, con la lechería, el transporte y las comunicaciones.
Nueva organización
Hasta mayo, la sociedad matriz de todas las empresas en las que el grupo Bethia es dueño era la Sociedad de Inversiones Bethia Limitada, controlada en un 99,9% por Betfam, y en un 0,01% por Betmin. De ella se desprendían Sotraser, Bethwine, Inversiones CHP -que tiene un 2,71% del Club Hípico- y las sociedades ligadas a Mega que preside Carlos Heller: Megamedia, que hasta el año pasado era Bethia Comunicaciones, con tres canales de TV (Mega, Megaplus y ETC), cinco radios (Carolina, Infinita, Tiempo, Disney y Romántica) y ocho sitios web-; y Megasports, vehículo para gestionar derechos de transmisión deportivos, de espectáculos y licencias. Esa sociedad se formó justamente cuando adquirieron, en una cifra récord de US$ 106 millones, los derechos de la selección chilena en 2012 para transmitir las Eliminatorias para el Mundial de 2018.
A comienzos de mayo, Inversiones Bethia se dividió en dos sociedades. Bajo la original quedó Sotraser y Bethwine -ambas tienen participación en Ancali-, e Inversiones CHP; y -en paralelo- se constituyó Inversiones en Comunicaciones Limitada (Invecon). Esta última concentrará a Megamedia y Megasports. Lo anterior, luego de que en 2020, el grupo concluyera la fusión de los activos de Bethia Comunicaciones con los de Red Televisiva Megavisión, surgiendo así Megamedia, donde el gigante Discovery Communications tiene un 27,5% de la propiedad. Ambos acaban de crear una nueva filial internacional llamada Megamedia Internacional.
Según los balances derivados de la modificación societaria de Inversiones Bethia, los activos de Sotraser ascienden a los $ 51.994 millones, mientras que los de Bethwines, a $ 51.994 millones, y los de Megamedia, a $ 74.165 millones. Los activos totales de Inversiones Bethia y de Inversiones en Comunicaciones suman a los $ 179.388 millones, unos US$ 229 millones.
El negocio de las comunicaciones se ha transformado en uno de los puntales del holding, ganando protagonismo incluso en términos emocionales, espacio que siempre ha ocupado Ancali. Y si bien la estación ha tenido un débil desempeño financiero -arrojó pérdidas por $ 3.989 millones en 2020- y perdieron a comienzos de año el primer lugar en sintonía que sostuvieron durante más de seis ejercicios, en agosto -confirman conocedores-, recuperarán el podio. Hasta el viernes, la estación promediaba en agosto, según Mega, 8,3 puntos de rating, seguida de Chilevisión, con 7,3, y TVN, con 5,5 puntos.
La sociedad ganadera y lechera Agrícola Ancali, en tanto, es una de las lecherías robotizadas más importantes del mundo, con más de 4.900 vacas en ordeña, y una capacidad de producción cercana a los 48 litros de leche por vaca al día. Hasta 2017, esa compañía fue dirigida por el hijo de Carlos Heller, Pedro, quien además es gerente de Planificación & Desarrollo de Bethia desde mediados de 2019.
A comienzos del año pasado, los accionistas de Ancali -la sociedad es controlada por Betfam con un 55%, Inversiones Bethwine, con un 18,4% e Inversiones Sotraser, con un 8%- decidieron inyectarle capital adicional. Betfam acordó sumar $ 2.670 millones en tres años; Liliana Solari directamente hizo lo propio, pero con $ 3.630 millones en dinero en efectivo a pagar en diez días.