La pandemia global de Covid-19 no solo está suponiendo una emergencia sanitaria global, y un descalabro inédito de las economías más avanzadas, sino también una súbita y generalizada destrucción de empleo.
Así lo ha constatado este jueves la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en un informe en el que constata que “el desempleo aumentó bruscamente en la mayoría de los países” que ya han recopilado sus estadísticas de marzo.
Un movimiento a la baja que constata con la leve mejora registrada en febrero, cuando las cifras de desempleo del conjunto de países desarrollados disminuyeron en 0,1 puntos hasta el 5%.
Hasta mediados de marzo, sin embargo, la tasa de paro en EE UU aumentó en 0,9 puntos, hasta el 4,4% (pasando del 7,7% al 10,3% en el caso de los jóvenes) y las peticiones a la oficina de desempleo han batido récords semana tras semana desde entonces.
“El número de nuevos solicitantes de beneficios de desempleo aumentó a 6.6 millones en la semana que terminó el 28 de marzo”; lo que supone una cifra “más de veinte veces mayor” a la de la semana que acabó el 14 de marzo, subraya la OCDE.
La OCDE estima que el resto de países desarrollados han sufrido “un deterioro similar” que en muchos casos está pendiente de cuantificar a la espera de la actualización de los datos estadísticos.
“En Austria, el número de personas que se registran para trabajar en el servicio público de empleo aumenta en más de dos tercios en marzo”, ilustra, “mientras que en Noruega, los niveles de desempleados registrados en las oficinas de empleo aumentaron cinco veces”, agrega como ejemplos.
Aunque la OCDE aún no recoge estos datos, España cerró marzo con la destrucción de unos 900.000 empleos y en torno a tres millones de trabajadores más adscritos a Expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE).
El organismo que lidera Ángel Gurría ya alertó el miércoles de que, según el índice compuesto de indicadores líderes, las grandes economías internacionales sufrieron en marzo el mayor descalabro mensual de su historia.
Aunque la OCDE ha solicitado que los países pongan en marcha las medidas que sean necesarias para contener la crisis sanitaria, también ha cuantificado en dos puntos de PIB el coste mensual del confinamiento y ha solicitado respuestas fiscales coordinadas para ayudar a reactivar la economía y proteger a los desempleados y colectivos vulnerables.