Los países de la Opep y otros diez socios petroleros, incluida Rusia, lograron superar sus diferencias este sábado y aumentarán su producción en una cifra que podría rondar el millón de barriles diarios para responder a la demanda.
"Llegamos a la conclusión de que se necesita otro millón más de barriles diarios" en el mercado, dijo el ministro saudí de Energía, Khaled Al Falí, en una rueda de prensa en Viena tras una semana de reuniones.
El acuerdo llega tras una semana de tensiones entre Arabia Saudita y Rusia, favorables al aumento, e Irán, que abogaba por mantener el nivel actual.
Este grupo de 25 países --los ahora 15 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, tras la entrada de República del Congo anunciada el viernes, más otras diez naciones, incluida Rusia-- representan cerca del 50% de la producción mundial.
Desde 2016 habían acordado limitar su producción en 1,8 millones barriles diarios, una estrategia que dio sus frutos e hizo subir los precios.
Pero el contexto ha cambiado y tanto Arabia Saudí como Rusia pedían aumentar la producción para hacer frente al aumento de demanda que prevén en los últimos meses del año.
El giro es también una reacción a la reciente caída de la producción en Irán, bajo sanciones internacionales, y en Venezuela, con una industria petrolera en dificultades.
El pacto de 2016 establecía recortar la producción en 1,8 millones de barriles diarios (mbd). Pero en realidad las dificultades de Venezuela e Irán llevaron esa cifra en los últimos meses a casi 2,8 mbd de recorte, de ahí el temor a una posible escasez.
Por eso el acuerdo de este sábado se limita a pedir a los países que no recorten más de lo establecido en 2016 (lo que en la práctica supone un aumento total de un millón de barriles), también una manera de salvar las formas de cara a los países más reacios.
El acuerdo tampoco establece cuotas de recorte por país, algo que satisface a los que no pueden aumentar por el momento la producción.
"Arabia Saudí quería responder a las preocupaciones de los clientes, sobre todo en los países emergentes, que ven con preocupación la subida de los precios", indicaron en una nota los analistas de Saxo Bank.
Presiones de Estados Unidos
El cambio de rumbo del cártel también se explica por las presiones de Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump, volvió a culpar el viernes a la Opep de los precios altos del petróleo, una cuestión sensible a pocos meses de las elecciones legislativas de noviembre.
"Espero que la Opep aumentará su producción de manera sustancial. êNecesitamos mantener los precios bajos!" escribió Trump en Twitter.
Sin embargo el ministro saudí quiso restarle importancia. "Los tuits del presidente Trump son el reflejo de su preocupación por los consumidores estadounidenses (..) son solo una más de las muchas señales que recibimos", indicó.
En el caso de Venezuela, su producción está a niveles históricamente bajos, según datos de la propia Opep, con unos 1,5 millones de barriles diarios frente a los más de dos millones de 2016.
La Agencia Internacional de la Energía advirtió además la semana pasada que la producción podría caer a menos de un millón este año.
Sin embargo el presidente venezolano Nicolás Maduro y su ministro del petróleo, Manuel Quevedo, que también dirige la petrolera estatal PDVSA, se han fijado el ambicioso objetivo de producir un millón de barriles más en 2018.
"Es una meta bastante exigente para PDVSA (...) Sabemos que es un reto", reconoció el viernes en Viena el ministro Quevedo.