NO FUE HACE mucho que se celebraba con bombos y platillos que el litio se convertiría en el cobre del futuro en Chile. Su potencial, por tener cerca del 52% de las reservas del mineral en el mundo, hicieron que las expectativas de éste fueran altas, sumando que la demanda de litio tuvo un importante crecimiento desde 2016 y un alza también en el precio.
Sin embargo, este sueño quedó atrás y la participación de Chile ha tenido una baja en los últimos años, pasando de 38% en 2016 a 23%. ¿La razón? En la industria se barajan diversas opciones como incidentes, que van desde la arremetida de Australia hasta un problema que se produce a nivel local y que tiene relación con la regulación actual.
El litio no es sustancia concesible de acuerdo con la ley de propiedades minera vigente, pues se definió como un mineral estratégico. En concreto, únicamente concesiones mineras del código antiguo (del año 1932) aún mantienen vigente la posibilidad de extraer litio. Las concesiones mineras de las que es dueña la Corfo en el Salar de Atacama son algunas de ellas.
“Ciertamente el hecho que el litio sea definido como un elemento estratégico protegido de ser concesionado, y donde su explotación está - en estricto rigor - supeditada a decisiones administrativas del Estado, es una importante barrera para lograr una industria más dinámica”, manifestó el director ejecutivo de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo, agregando que la industria ha perdido participación de mercado en los últimos años, y aún no existen señales de que esta tendencia revierta.
Respecto a las causas, “diría que dentro de los principales factores se encuentra el marco regulatorio particular para el caso del litio en Chile. Este ha sido una gran piedra de tope para la toma de decisiones debido a las incertidumbres, ambigüedades y falta de garantías”.
Durante los años de boom del precio del litio, se produjo una primera ola de buscar invertir en exploración para desarrollar nuevos proyectos de litio en Chile. Sin embargo, “esto se convirtió principalmente en especular sobre propiedad minera, transando cualquier espacio disponible en algún área o salar prospectivo, y no realmente en avanzar proyectos”, manifestó el consultor senior de CRU Group, Francisco Acuña.
Parte del problema, agregó, nuevamente fue la poca claridad en la obtención de permisos y dificultad de consolidar áreas de interés, ya que habían múltiples partes con propiedad minera en las mismas zonas.
Incluso, el exvicepresidente ejecutivo de la Corfo, Eduardo Bitran -propulsor del litio cuando estuvo a cargo de la entidad-, fue crítico con la normativa vigente. “En otros salares (excluyendo el de Atacama) el Estado no ha sido capaz de establecer una normativa que facilite la inversión nacional o extranjera. Esto no requiere ley, sino que establecer las normas administrativas que son responsabilidad del Ministerio de Minería. Es urgente contar con un marco apropiado que permita el desarrollo de la minería del litio en otros salares”, manifestó. No obstante, añadió, el crecimiento más importante seguirá viniendo del salar de Atacama y para hacer esto factible la explotación sostenible es un requisito fundamental.
Contratos especiales
Uno de los incentivos que presentó el gobierno para reimpulsar esta industria, fue la creación de Contratos Especiales de Operación para la Exploración, Explotación y Beneficio de Yacimientos de Litio (Ceol). Sin embargo, hasta la fecha solo Codelco ha firmado uno. “Hoy en Chile no existe certeza en cómo obtener un permiso para extraer litio y, por lo tanto, no hay incentivo para hacer las inversiones necesarias (y de bastante riesgo) en explorar e intentar desarrollar nuevos proyectos”, aseguró Acuña.
Desde el gobierno, el ministro de Minería, Baldo Prokurica, aseguró que la Hoja de Ruta del Litio “es un tema que estamos trabajando, pero que ha tenido cierta demora por la pandemia. Los ejes están orientados a aumentar la producción de litio, que lo estamos haciendo con la participación de las dos empresas del Estado”.