Muchas novedades legales han ocurrido en el tema agroindustrial, las que son imprescindibles de conocer para quienes se dedican a estos negocios. Más aún, si este sector es fundamental para las exportaciones no-cobre de nuestro país y para nuestra sustentabilidad alimenticia futura.
El 31 de mayo se modificó la legislación de las Bolsas de Productos Agropecuarios ("BP") para continuar fomentando un mercado más competitivo y transparente. Las BP permiten a los empresarios acceder a financiamiento y, además, entregan una infraestructura para tranzar productos en subastas públicas. La ley amplió los instrumentos que se pueden comercializar en las BP a todo tipo de bienes, servicios, concesiones, derechos, facturas y contratos, incluyendo los inscritos en el Registro Voluntario de Contratos Agrícolas ("Registro").
Este Registro comenzó a operar el pasado 6 de junio y funciona con formularios para inscribir todo tipo de contratos agroindustriales. El Registro permite que un contrato sea oponible a terceros y, además, haga fe entre las partes sujetándolas a un procedimiento sumario para resolver conflictos.
El 13 de junio de 2019 se dictó la Resolución N°1454, por la cual el SAG estableció los requisitos generales para la certificación de semillas y plantas frutales, buscando garantizar su identidad, calidad y sanidad. Dentro de lo relevante, se regulan la inscripción de viveros de semillas y plantas certificadas, y el de variedades frutales certificadas.
Por último, pero no menos importante por lo que implica el uso del agua, el 1 de julio la DGA publicó la Resolución Exenta N°1.238 que regula la forma de cumplir con la obligación de instalar y mantener un sistema de monitoreo y transmisión de extracciones efectivas de aguas subterráneas.
La principal obligación de los titulares de derechos de aprovechamiento de estas aguas subterráneas es el deber de instalar en las obras de captación -y de registrar en la DGA- un sistema de medición de su explotación y de transmisión digital de esa información.
Nos acercamos a la primavera, y la autoridad nos ha llenado de un verdadero tsunami de normas que, en alguna medida, me recuerdan el ritual de la "Pachamama" (Madre Tierra) de los quechuas que, en cada mes de agosto, agradecían el trabajo y la comida que les daba la tierra, restableciendo la armonía del hombre con la naturaleza, y pidiéndole fuerza para seguir viviendo de ella.