La pandemia del coronavirus no solo cambió los hábitos de los chilenos, también frenó la tendencia de mejora de las condiciones sociales y económicas del país, que se había acostumbrado a ir aumentando su bienestar con el paso de los años.

Una muestra de esto es que, por primera vez en décadas, la clase media dejó de crecer y, por el contrario, mostró una caída en 2020, de acuerdo a los datos analizados de la más reciente Encuesta Casen.

Siguiendo la metodología realizada en ediciones anteriores del sondeo por el Instituto Libertad y Desarrollo, que propone clasificar en clase media a aquellos hogares cuyos ingresos totales se encuentran entre 1,5 y 6 veces la línea de pobreza vigente en 2020, este segmento corresponde a un hogar de cuatro personas con un ingreso total mensual que estaría entre los $ 689.302 y $ 2.757.207 mensuales.

Esta metodología toma en cuenta lo propuesto por el Banco Mundial para dicho segmento, pero lo ajusta a la realidad chilena y la hace coherente con los datos de pobreza oficiales, dados a conocer hace un par de semanas.

Con estos cálculos, la clase media en Chile pasó del 65,4% de la población en la medición 2017, al 62% en 2020, cortando la racha de las mediciones Casen anteriores, que mostraban permanentes aumentos en este grupo, mientras iban disminuyendo las personas en “vulnerabilidad” (entre 1 y 1,5 la línea de pobreza) y las personas bajo la línea de pobreza.

“Los últimos resultados de la encuesta Casen no solo evidencian un aumento de la población en pobreza y vulnerabilidad, sino, por primera vez desde 2006, una disminución de la clase media. A su vez, aumenta en su composición el grupo que se denomina clase media baja, es decir, hogares en que se estima que sus ingresos familiares para cuatro personas están entre $ 689.302 y $ 1.378.603”, señala la investigadora de LyD, Paulina Henoch.

Según la clasificación ocupada, se dividió a la clase media en tres subgrupos: la mencionada “clase media baja”, entre 1,5 y 3 veces la línea de pobreza (LP); la “clase media media”, entre 3 y 4,5 LP, lo que para un hogar de cuatro personas equivale a un total de $ 1.378.603 a $ 2.067.905 al mes; y la “clase media alta”, entre 4,5 y 6 LP, lo que para un hogar de cuatro personas equivale a un total entre $ 2.067.905 y $ 2.757.207 al mes.

Impacto de la crisis

Un estudio del Banco Mundial de inicios de año también mostraba que hasta 2017 el porcentaje de gente que clasificaba como “clase media” -según su propia metodología de entre US$ 13 y US$ 70 de ingreso diario per cápita- estaba subiendo, hasta el 61% de la población.

“Lo que uno ve para Chile antes de la pandemia es la versión ‘amplificada’ de lo que se ve para América Latina en el informe del Banco Mundial: un crecimiento importante del tamaño de la clase media, teniendo un tamaño mayor al 50% (según los datos LyD) desde 2013 (un poco más tarde según datos del BM). Esto tiene que ver fuertemente con el crecimiento económico observado en Chile en el período relevante, notablemente con crecimientos de ingresos mayores para el 40% inferior de la distribución de ingresos que para el promedio”, señala el académico del Instituto de Economía de la Universidad Católica y director científico de J-PAL LAC, Francisco Gallego.

Sin embargo, la llegada de la pandemia golpeó con fuerza al mercado laboral y los ingresos del trabajo, lo que cambió el panorama. Así, Gallego indica que la evolución en Chile “probablemente se relaciona con la contracción laboral que vimos en el país”, en un contexto en el que además cerca del 20% de las personas de clase media son informales, de acuerdo a datos del BM. Por otro lado, los grupos de mayores recursos “sufren menos del shock laboral porque se adaptan mejor y hasta pueden haberse beneficiado por la mayor digitalización”, puntualiza.

El director del Centro de Encuestas UC, David Bravo, sostiene que desde el punto de vista metodológico, “me parece muy útil la operacionalización de clase media que propone Libertad y Desarrollo. Creo que debiera incorporarse al análisis regular y le da contenido a un término que se utiliza mucho con poca precisión”. Respecto a los resultados, también hace hincapié en que “casi dos tercios de la caída de la clase media fue por un empeoramiento de la situación de los hogares. Mientras que un tercio de esa caída se debió a un paso a niveles más altos (aumento de 0,7 puntos porcentuales en el grupo de altos ingresos)”.

“Así, tal como se discutió al comentar el aumento en la pobreza (que pasó del 8,6% al 10,8%), la caída en la proporción de clase media es atribuible al empeoramiento en el mercado laboral que afectó masivamente a todos los grupos, pero con un impacto mayor en los grupos de menor calificación y de los quintiles inferiores. No obstante la crisis, el grupo de personas con educación universitaria tuvo un incremento en su empleo una vez pasado el punto más bajo de la caída en el mes de julio (y también su caída fue más leve que el resto), lo que también explica la tendencia a incrementar levemente en el grupo de altos ingresos”, añade Bravo.

Desde el gobierno, la subsecretaria de Evaluación, Social, Alejandra Candia, también enfatiza que la crisis socioeconómica y sanitaria como consecuencia de la pandemia ha provocado profundos impactos negativos en los hogares del país. “Si bien esta crisis sin precedentes es explicada de manera importante por la caída de los ingresos del trabajo, y golpeó con fuerza a los grupos de menores ingresos, el impacto en las familias y sus ingresos fue transversal, por lo que las consecuencias de la emergencia también se sintieron en las familias de clase media y quienes se encuentran con ingresos levemente por sobre la línea de la pobreza”, manifiesta. Los datos muestran que situaciones como la pérdida de sus fuentes laborales, sufrir de alguna enfermedad o la caída abrupta de sus ingresos fueron problemas que aquejaron no sólo a los más vulnerables, sino que también a este grupo de la población, recalca Candia y dice que, para hacer frente a este escenario, el gobierno ha desplegado una red de protección social que incluye el IFE Universal, el bono Clase Media, subsidios a la contratación y otros.

En la misma línea, Henoch resalta que “esto nos vuelve a reforzar que lo más importante es enfocar las políticas públicas en los grupos que se han visto mayormente afectados por esta crisis y que cuentan con menos recursos para salir adelante por sus propios medios”.

Hacia adelante, la caída de la clase media y una sociedad más polarizada en ingresos “abre desafíos de estabilidad y de políticas públicas importantes”, advierte Gallego, por lo que lo importante es que esta baja no sea permanente, lo que, a su juicio, “es bien desafiante, porque, por ejemplo, una familia que era de clase media y cayó en vulnerabilidad y pobreza probablemente ahora va a invertir menos en educación que antes”.

Dónde están

Tomando la descripción de clase media señalada, Pulso analizó cómo estaba compuesto este grupo a fines de 2020, según la base de datos de la Casen.

Según esta información, si bien la clase media tiene un peso similar en las regiones del país, las zonas con mayor proporción de este segmento son Magallanes (67,3% de la población), Atacama (67,1%) y O’Higgins (66,3%). Mientras, las regiones con menos personas en la clase media son La Araucanía (55%), Ñuble (58,7%) y Los Ríos (58,8%), de las cuales las dos primeras son las que tienen la mayor tasa de pobreza del país, con un 17,4% y un 14,7%, respectivamente.

Así como el empleo ha sido un factor clave en la evolución de los distintos grupos, el tipo de trabajo se relaciona también con los años de escolaridad. En esa variable, la clase media reporta 11,5 años, con 0,9 años más que el segmento más pobre. Sin embargo, es 4 años menor que el tiempo reportado para los altos ingresos, que llega a 15,6 años. Alineado con lo anterior, cerca del 70% de la clase media tiene la educación media completa o menos.

Respecto a su sistema de salud, el 80,6% de ese grupo está afiliado a Fonasa, mientras solo el 11,8% está en isapre. Esto muestra un fuerte contraste con el grupo de altos ingresos, en el cual el 26,6% está en Fonasa y 67,8% en isapre. A pesar de ser un grupo mucho más pequeño (10,8%), el de altos ingresos representa casi la mitad de todos los afiliados al sistema privado (47,6%).