El economista chileno y director del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó hoy su primer documento firmado por él en su cargo actual, titulado “Una inversión que pagó: La respuesta de América Latina a los recientes shocks mundiales”, en la que destaca las decisiones macroeconómicas tomadas por algunos países durante la crisis sanitaria, entre ellos Chile.
El exministro de Hacienda de Chile asumió como cabeza del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo en mayo del presente año en reemplazo de Ilan Goldfajn, quien dejó el FMI para convertirse en el séptimo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el documento, parte de los blog del FMI, Valdés resaltó que “la mayoría de los países de la región no solo mostraron resiliencia frente a los grandes shocks de los últimos tres años—la pandemia, el aumento de inflación mundial, las tensiones comerciales entre las principales economías y las condiciones financieras mundiales más restrictivas—sino que, además, supieron dar una respuesta adecuada desde el punto de vista de las políticas macroeconómicas”.
También destacó que “a diferencia de muchos otros países en todo el mundo, la mayoría de los países de la región retiraron oportunamente la importante expansión fiscal desplegada durante la pandemia”. De hecho, señaló que las cinco economías más grandes y con un marco de tipo de cambio flexible y metas de inflación—Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, grupo conocido como AL5—aumentó su déficit fiscal en 6 puntos porcentuales del PIB en 2020, mientras que en la región en su conjunto el aumento fue de 4 puntos porcentuales. Esto contrasta con un aumento de 7 puntos porcentuales en las economías avanzadas y con poco más de 5 puntos porcentuales en las economías de mercados emergentes en otras partes del mundo.
De acuerdo al economista, la divergencia más marcada se observó en 2021 y 2022. “Mientras que las economías de AL5, y de hecho casi toda la región, retiraron por completo este estímulo fiscal, incluso alcanzando resultados primarios por encima de los niveles observados antes de la pandemia, los países avanzados y otras economías emergentes preservaron una parte considerable de la expansión, alrededor de 3 puntos porcentuales. Este repliegue anticipado contribuyó a reducir las relaciones deuda pública/PIB, pero también ayudó a contener la inflación”.
Marco macroeconómico
Valdés destacó la adopción en estos países de un marco general de políticas macroeconómicas —que incluye metas de inflación, autonomía de parte de los bancos centrales, flexibilidad cambiaria, reglas fiscales que buscan garantizar la sostenibilidad fiscal pero con márgenes para desvíos en casos excepcionales, e integración financiera internacional—, el que “se ha expandido más allá de los países de AL5. Países como Uruguay, la República Dominicana, Paraguay y Costa Rica han adoptado este marco y logrado muy buenos resultados. Eso no debería sorprendernos; así es como se conduce la macroeconomía en países pequeños, abiertos, avanzados y prósperos, como Nueva Zelandia, Australia, Suecia o Canadá”.
Estas política además tienen la ventaja de ser “potencialmente más amigable con el resto del mundo que las alternativas, ya que no requiere necesariamente una acumulación excesiva de reservas internacionales y facilita los movimientos internacionales de capital. De todos modos, siempre surgirán shocks imprevistos que tienden a ser más difíciles de absorber en una región aún en desarrollo. De ahí que sea necesario mantener la vigilancia y constituir o recomponer amortiguadores, ya sea mediante reservas o con otros mecanismos de seguro, como las líneas de crédito precautorio del FMI”, puntualizó.
“Si bien es cierto que hay diferencias entre los países y que aún se puede lograr una mayor estabilidad macroeconómica, es admirable y destacable el cambio respecto de la época en que la región estaba plagada de problemas económicos”, subrayó Valdés. El economista agregó que “es cierto que hay importantes desafíos pendientes, como el flojo crecimiento económico y los elevados niveles de endeudamiento, pero estos son más fáciles de abordar cuando más países de la región cuentan con marcos macroeconómicos sólidos y eficaces”.
Por esto, el economista dijo que “el FMI está aquí para brindar ayuda, colaborando con las autoridades para que el impulso de su firme respuesta a los recientes desafíos no se desvanezca. Nuestro objetivo común debería consistir en fomentar un crecimiento económico que beneficie a todos los segmentos de la sociedad. Esto implica aprovechar las oportunidades de la transición energética, abrir más las economías a las ventajas del comercio mundial y afianzar las actuales redes de protección para resguardar mejor a los ciudadanos, entre otras prioridades”.