Luego de alcanzar su punto máximo en 2020, en plena pandemia, la producción de carne de bovino en Chile suma tres años a la baja. Según los datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), entre enero y junio la producción local de carne bovina sumó 93 mil toneladas, un 16% menos que las 111 mil de 2020. La mayor caída se produjo el año pasado, con un descenso de casi 12%. La misma variación porcentual se produjo en el número de cabezas de ganado faenadas, que cayó de 436 mil en el primer semestre de 2020 a 364 mil entre enero y junio de 2023.
Una de las empresas que ha sentido esta baja es la Feria de Osorno, que se atribuye una participación de mercado de 18% en la producción de carne bovina en toneladas y el faenamiento de cabezas de ganado en el primer semestre: entre enero y junio, las transacciones ganaderas bajaron 23% en valor y un 10,7% en cabezas.
“La demanda por carne bovina en Chile ha ido disminuyendo, producto de la menor liquidez y de los altos precios del ganado, tanto en Chile como en el Mercosur, los que, si bien han disminuido en el último tiempo, siguen siendo altos en términos históricos. Por lo mismo, se observa un descenso importante en la faena nacional, muy vinculado a una apreciación del peso chileno, y también un estancamiento en el volumen de importaciones”, dice el análisis razonado de la Feria de Osorno, que redujo sus ganancias netas a la mitad, hasta $ 4.065 millones.
Con la tesis del menor consumo coincide Ignacio Besoain, presidente de la Federación Gremial Nacional de Productores de Ganado Bovino (Fedecarne). “Desde el punto de vista de la producción nacional, que obviamente es donde podemos medir la disminución, en el último tiempo se ha dado por un factor principal que es el decrecimiento del consumo. La presión que todavía existe por el efecto inflacionario todavía tiene efectos en el consumo en muchas industrias y obviamente en la industria cárnica también se ha visto afectada”, dice a Pulso. Besoain agrega que parte del consumo no sólo se trasladó a las carnes provenientes del extranjero, sino que también a otras proteínas, como el pollo y el cerdo, que ha estado más barato que el vacuno en algunos periodos.
Algunos actores del mercado, sin embargo, discrepan de la tesis de la merma en el consumo y atribuyen el descenso al menor faenamiento de animales. Según Besoain, es al revés: “no hay menor disponibilidad de animales, sino que la faena disminuye dado que no hay una demanda suficiente para el consumo”.
El dirigente agrega un ejemplo de ello: con el reciente evento climático, cerca de 2 mil camiones que venían a abastecer la demanda propia de Fiestas Patrias, quedaron detenidos en la frontera y recién podrán ingresar durante esta semana y la próxima. Pese a ello, razona, “no hubo desabastecimiento ni un alza de precios, y eso es un indicador de que la demanda está comprimida. No hubo una sobredemanda en estos periodos que es cuando uno esperaría que podría generar un efecto. Esto se traspasa a lo que ha sido el resto del año. No significa que el consumo se desplomó, pero está mucho más lento de lo que era en 2022″, dijo.
Juan Guiresse, gerente general de Feria de Osorno, argumenta que “si fuera un efecto de la oferta, probablemente el ganado en Chile estaría muy sobrevalorizado en términos históricos respecto a sus pares, con quienes competimos, como Uruguay, Paraguay y Brasil. Cuando hago los números, veo que el ganado chileno efectivamente está más caro, pero no de forma tan descabellada a lo que era históricamente”.
Guiresse agrega que ha habido un cambio en la estrategia de las carnicerías, que han puesto mayor cantidad de carne importada. A su vez, esto tiene correlación con las condiciones económicas del país, la mayor inflación y el aumento de precios, de forma en que los consumidores han preferido la carne extranjera, porque es más barata. Las cifras lo avalan.
Importación al alza
La pandemia del Covid comenzó oficialmente en marzo de 2020. Los mercados se cerraron y la importación se frenó: ese año, las internaciones de carne bovina a Chile cayeron 17%. Y la producción local en cabezas se disparó un 9% ese año. Lo reflejó así Feria de Osorno en su análisis de ese año. “Se experimentó un alza importante a partir del tercer trimestre en el consumo de carne a nivel nacional”, decía su reporte a diciembre de ese año. Aquello, además del alza del faenamiento y las exportaciones a China, “tuvieron un fuerte impacto en el mercado del ganado vivo en Chile, lográndose precios históricos en su comercialización”. Ese año, la producción nacional superó a las importaciones. “Partieron las primeras cuarentenas. Todo lo que pasó fue muy difícil prever. Entonces la carne importada cayó muchísimo y fue un muy buen momento para la carne nacional”, relata Juan Guiresse.
Pero en 2021 esa relación se invirtió, retomando la relación de los años precios: la importación sumó 126 mil toneladas y la producción local consiguió 109 mil toneladas en el primer semestre. En los años siguientes, la importación volvió a superar la producción interna. Pero ambas han ido disminuyendo. Siempre en el primer semestre, se suman ambas cifras, el consumo total se reduce desde 236 mil toneladas en 2021 a 216 mil en 2022 y 212 mil este año. Y si bien los productores atribuyen la baja al factor precio, algunos sondeos hablan de una mayor predisposición de muchos consumidores a disminuir el consumo de alimentos de origen animal.
Si bien, tanto Besoain como Guiresse apuntan a que la importación aumentó con el deterioro de las condiciones económicas del país, el aumento explosivo de 41,38% de 2021 obedeció a los retiros de fondos de pensiones y las ayudadas estatales potenciaron el poder adquisitivo en Chile. El presidente de Fedecarne, explica que la capacidad productiva de Chile sólo puede aumentar entre un 5% y 10%, lo que está determinado por la masa ganadera.
“Chile tiene la capacidad de abastecer para el consumo nacional entre un 30% y un 40% aproximadamente. Un 70% siempre va a haber que importarlo, porque no está la capacidad productiva para suplir esa necesidad de consumo”, detalla.
De acuerdo a Juan Guiresse, la calidad es un tema relevante en la comparación entre carne nacional versus importada. Para ello, cita una encuesta de consumo de 2017 de Inacap y GFK (Estudio Carnes Osorno), que consultó a los consumidores su percepción respecto al origen de distintos tipos de carne: los encuestados señalaban que la carne chilena era de mejor calidad que la que provenía de Brasil, Paraguay, EE.UU., Uruguay y Australia, pero no así de la de Argentina.
Hoy el mayor abastecedor de carne a Chile es Paraguay, con el 47,6%, seguido por Brasil, con el 32,6%. Argentina representa el 10,6% y más abajo están Uruguay (4%), Estados Unidos (2,9%), Colombia (1,9%) y Canadá (0,4%).
Los productores chilenos destinan, además, una parte de su producción a los mercados de exportación, que entre enero y junio sumaron 14 mil toneladas, mucho menos que las 93 mil del mercado local, y generaron retornos por US$ 65 millones. El 83% de ese volumen fue destinado a China. “Nosotros como empresa ya habíamos empezado a hacer negocios con China y pudimos de alguna manera hacer las inversiones necesarias para poder derivar una parte importante de nuestra producción hacia ese mercado”, dice el gerente general de Feria de Osorno.