El retraso de la edad de jubilación provoca indignación en Rusia. Las más preocupadas son las mujeres, que temen quedarse sin recursos en un momento de su vida en el que encontrar trabajo se vuelve difícil y sus familias las necesitan.

La reforma se anunció el día de la inauguración del Mundial de fútbol. Por primera vez en más de 80 años el gobierno ruso quiere retrasar de manera progresiva la edad de la jubilación, de ocho años para las mujeres (hasta los 63 años) y de cinco para los hombres (hasta los 65 años).

En un país donde las pensiones son bajas y la esperanza de vida es de 66 años para los hombres y 70 para las mujeres, la noticia cayó como un jarro de agua fría y provocó una caída de la popularidad del presidente Vladimir Putin, que hasta ahora guarda cuidadosamente las distancias con los proyectos del gobierno.

A primera vista, la reforma mantiene una ventaja para las mujeres que seguirán jubilándose antes que los hombres, cuando son más longevas. Pero ellas están furiosas.

Para muchas rusas, llegar a la edad de la jubilación no significa dejar de trabajar sino empezar a recibir una pensión que, aunque escasa, les permita completar unos ingresos muy a menudo bajos. Y es por tanto un medio de subsistencia en una edad en la que las puertas del mercado laboral se cierran y deben conformarse con trabajos precarios.

"Es muy duro para una mujer encontrar trabajo a partir de cierta edad. Las mujeres temen quedarse sin pensión y sin trabajo", explica Tatiana Voloshkova, una moscovita de 57 años que mantiene su empleo de contable mientras cobra su pensión de 17.000 rublos (230 euros, 270 dólares).

"Probablemente se necesita una reforma gradual, pero no con tanta diferencia entre hombres y mujeres", opina.

En su blog, el opositor Alexéi Navalni hizo un llamamiento a manifestarse el domingo en varias ciudades del país contra el proyecto de reforma, del que -asegura- "las mujeres son las principales víctimas".

Los partidarios de la evolución argumentan que la edad de jubilación es mucho más alta en Europa que en Rusia pero los pensionistas rusos defienden con uñas y dientes esta pequeña ventaja que, según ellos, compensa unas condiciones de vida más duras.

"Victoria social"

"La gente está dispuesta a aguantar muchas cosas a lo largo de su vida, incluso derechos políticos restringidos, y ve esto como una merecida victoria social", considera Tatiana Stanovaya, una experta rusa establecida en París.

La cólera todavía no provocó grandes protestas en un país reticente a salir a la calle y en el que el derecho a manifestarse está muy limitado en tiempos de Mundial. Pero habló a través de encuestas que muestran una caída de la popularidad de Putin de varios puntos.

Además, más de 2,5 millones de rusos firmaron una petición en internet en la que exigen al presidente que renuncie al proyecto.

"Las manifestaciones empiezan en Rusia", afirmó Boris Kravshenko, quien dirige el sindicato habitualmente leal al Kremlin que lanzó esta petición.

Valentina Zholkina, de 44 años, busca trabajo en la capital desde hace dos años: la empresa para la que trabajaba quebró durante su baja por maternidad y los empleadores parecen frenados por su edad.

"En privado dicen que después de cierta edad, las mujeres no deberían estar detrás de la ventanilla de un banco", cuenta. Según ella, los hombres mayores todavía pueden hacer algunos trabajos físicos temporales en caso de necesidad. Pero es imposible para las mujeres, para las que recibir una pensión a partir de los 55 supone una red de seguridad.

Otros temen que la reforma afecte a las numerosas mujeres en Rusia que cuidan de sus nietos mientras sus padres trabajan.

"La gente puede elegir entre enviar a los niños a la guardería o dejarlos con su babushka (abuela). Muchos optan por lo segundo", afirma Anna Nesterova, una diseñadora de 50 años.

"En las familias rusas todo depende de las mujeres. Hay que equilibrar el trabajo y la familia, suspira por su parte Antonina, una jubilada de 67 años. "Sesenta y tres años es mucho".