Si bien el gobierno de Sebastián Piñera ha puesto varios énfasis en materia de sustentabilidad, como los temas sociales y medioambientales, también las energías limpias y la eficiencia energética han estado en los top ten de la lista.
En este aspecto, la semana pasada se lanzó con mucho ruido la "Ruta Energética", una especie de "camino amarillo" por el cual debería transitar Chile para lograr mejorar su desempeño energético, con un claro foco en la descarbonización.
Pero detrás de los colores y el fuerte marketing que ha realizado el Ministerio de Energía al respecto, hubo un análisis de varios factores y una serie de investigaciones para ver dónde y cómo se hacía foco. "La Ruta Energética es una carta de navegación que recogió muchas preocupaciones ciudadanas de Arica a Magallanes, pero, a su vez, tiene metas, plazos, cifras y compromisos concretos que vamos a implementar en este gobierno", comenta Susana Jiménez, ministra de Energía.
La jefa de cartera se refiere a los "10 Mega Compromisos" que están detallados en el documento guía de esta ruta, como por ejemplo, levantar un mapa de vulnerabilidad energética del país, identificando a las familias que no cuentan con electricidad y otros servicios energéticos, con miras a acortar las brechas existentes; o regular los biocombustibles sólidos como la leña y sus derivados.
Pero quizá uno de los temas clave será el inicio del "proceso de descarbonización de la matriz energética a través de la elaboración de un cronograma de retiro o reconversión de centrales a carbón, y la introducción de medidas concretas en electromovilidad", como indica textualmente el documento.
"Queremos ser rigurosos con el monitoreo y cumplimiento de cada promesa hecha a los chilenos", agrega la ministra Jiménez.
En 2022, veremos si se cumplió.