La minería y el sector forestal junto con la agricultura son los sectores económicos que hoy ya están viviendo los efectos de la sequía. Restricciones productivas, plantas paralizadas y exportaciones disminuidas son los principales efectos del llamado "terremoto silencioso" que afecta al país desde hace una década, pero que ahora está en su situación más grave, protagonizando una escasez de agua histórica en el país. La gravedad del tema es tal, que el gobierno, parlamentarios y empresarios están reunidos en una mesa pensando en diseñar una política nacional para contrarrestar, de alguna manera, la falta de agua.
En la actualidad, ya son seis las regiones de Chile que se encuentran bajo decreto de Emergencia Agrícola y Escasez Hídrica entre el norte y el centro del país. Valparaíso, de hecho, es la región que sufre los mayores problemas y se encuentra actualmente bajo la situación de Zona de Catástrofe.
"Estamos viviendo la peor sequía de nuestra historia. Chile se está secando y todos debemos ser parte de la solución", señaló el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, en el lanzamiento de la campaña "Cuidemos el agua". Es que la situación tiene al gobierno incluso analizando la posibilidad de decretar racionamiento de agua en Santiago durante el próximo verano, escenario que se no vive en el país desde fines de la década del noventa y se justifica porque los caudales de los ríos en la Región Metropolitana, Valparaíso y O'Higgins son históricamente los más bajos.
El primer sector en levantar la voz fue la agricultura, quienes mostraron su malestar al gobierno por haber declarado de manera tardía el estado de emergencia agrícola, lo que sucedió en octubre pasado y no a inicios de año como quería la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).
Hoy la situación crítica de esta industria no ha cambiado. De hecho, ya existen antecedentes del impacto que tendrán, por ejemplo, en las viñas de la zona del Maule, donde ya se proyecta una caída de 30% de la cosecha de uva para vino. También se está estimando un efecto en la zona de Aconcagua, donde se vislumbra un menor calibre en la fruta.
"Hoy día la situación es bastante grave y si este año sigue siendo seco, será catastrófico", adelanta Juan Sutil, empresario agrícola. Sin embargo, el empresario es optimista y espera que en Chile se repita el escenario de abundantes lluvias que se está dando en la actualidad en el hemisferio norte. Una señal, dice, es el cambio que ha tenido en los últimos días la cuenca del Maipo, la que ha mejorado su afluente gracias a los deshielos de los llamados glaciares negros por las altas temperaturas.
Arauco: evaluando opciones
Pero la falta de agua ya activó las alarmas del sector industrial. Es el caso de Arauco, el brazo forestal del grupo Angelini, que tiene paralizada desde el 20 de diciembre la planta de celulosa Licancel. La extensión de la paralización es inédita en la compañía y ocurre por el bajo caudal que exhibe el río Mataquito, el que llega a un 30% de su capacidad, la más baja de sus registros.
La situación provocó que la compañía adelantara la mantención de la planta que produce 150 mil toneladas métricas de celulosa, la que estaba programada inicialmente para febrero.
"Desde hace tres años que hemos visto bajas bruscas del caudal del río Mataquito durante los meses de enero y febrero. Pero hoy ese escenario se adelantó a diciembre", cuenta el gerente de Asuntos Públicos de Licancel, Nelson Bustos.
Añade que en 2017, cuando fueron los incendios en el centro-sur del país, la firma también tuvo que detener la planta, pero la medida sólo duró unos días.
Y dado que es probable que esta condición se repita en el futuro, Arauco está analizando alternativas para no tener que dejar de producir. Una de ellas es reducir el consumo de agua, de tal forma de hacer más eficientes los procesos productivos, y también ver opciones para el tratamiento de los afluentes, dado lo bajo del caudal del río ubicado en la región del Maule.
Para eso están viendo la utilización del embalse de agua dulce que la planta tiene en las cercanías de sus instalaciones. "El afluente es lo que hoy nos tiene complicados. Tenemos que buscar alternativa para el uso de los riles, ver cómo los podemos utilizar ya sea recirculando o utilizando el embalse de la planta como lugar de dilución y también otras alternativas tecnológicas que estamos estudiando para desarrollar este año", señala Bustos. Alguna de estas alternativas tendría que estar operativa el próximo verano, sostiene el ejecutivo.
La ayuda de Codelco
La minería también está sufriendo los estragos de la escasez de lluvias de la última década. Y el consenso en la industria es que la operación más afectada es Los Bronces, faena que esta semana informó un descenso del 28% en la producción del cuarto trimestre debido a la sequía, la que además causó una disminución del 44% en el procesamiento de la planta.
"La zona central de Chile continúa enfrentando unas condiciones climáticas sin precedentes; de hecho, en 2019 se vivió uno de los años más secos que se haya registrado y el más seco desde el inicio de la actual sequía de una década de duración", indicó Anglo American en su informe.
En el yacimiento las alarmas se levantaron en octubre pasado, ya que hasta septiembre estaban por sobre la meta productiva, cuentan fuentes ligadas a la faena minera. De hecho, por esa fecha comenzaron a alternar el uso de las dos plantas concentradoras de la mina: Los Bronces y La Confluencia, decidiendo finalmente paralizar la primera que es la operación más antigua y procesa mineral de menor ley. Hasta la fecha continua sin operar.
Por eso, 2019 cerró con una rebaja del 9% en la producción, pues solo habrían podido producir 335.000 toneladas de cobre fino y no las 359.000 contempladas para el año.
Y fue ese mal escenario lo que motivó a la compañía a adelantar la puesta en marcha del convenio de venta de agua que Los Bronces tiene con Andina, operaciones colindantes que incluso comparten la pared divisoria. "El convenio está operativo hace pocos meses", confirma un ejecutivo de la minera privada.
El acuerdo contempla las aguas claras del relave Ovejería de Andina, las que inicialmente fueron trasladadas por camiones aljibes hacia Las Tórtolas, tranque de relave de Los Bronces y que está a unos siete kilómetros de distancia.
"Se trata de un acuerdo de mediano plazo que, en general, busca dar un uso a agua industrial que no sirve para agricultura ni consumo humano, y que hoy se evapora o acumula en el tranque de la división Andina. Es la parte líquida de los relaves que sólo puede ser reutilizada en otro proceso minero como es el de Los Bronces", explican en Codelco.
La estatal también está tomando medidas ante la falta de agua, pues, según indican fuentes de la industria, El Teniente está con restricciones operativas debido a la falta de agua e incluso están con altas probabilidades de tener restricciones de producción, recalca la fuente.
Por eso en la compañía están impulsando un compendio de medidas centradas en Andina y Teniente. Una de ellas es que ambas operaciones están buscando disminuir al máximo sus riles e incorporarlos a las aguas industriales útiles para la producción de cobre. Y también están trabajando coordinadamente con las juntas de Vigilancia de las primeras secciones de los ríos Aconcagua y Cachapoal, para, por ejemplo, devolver la misma cantidad de agua que capturan. A nivel nacional, la estatal está impulsando campañas internas para motivar a sus trabajadores y colaboradores a cuidar el agua y mejorar la eficiencia en su uso dentro del proceso productivo, entre otras medidas.
Escondida también podría tener inconvenientes este año. La mayor mina de cobre privada del mundo cerró el 30 de diciembre el pozo Monturaqui de donde extraía agua subterránea para sus operaciones.
La compañía ingresó en 2017 un proyecto para extender desde 2020 al 2030 la extracción de agua desde dicho campo, proceso que enfrenta el rechazo de la comunidad indígena y que hoy está suspendido. La iniciativa es de suma relevancia para que Escondida mantenga su ritmo productivo. De hecho, la misma compañía lo destacó en su proceso de aprobación ambiental, donde detalló que la extracción del agua subterránea representará alrededor del 15% del suministro hídrico total de la minera y que la iniciativa "forma parte de la estrategia hídrica de Escondida, diseñada para transitar paulatina y sosteniblemente desde un abastecimiento mayoritario de agua desde salares, hacia un abastecimiento mayoritario desde agua de mar desalinizada, manteniendo la actual capacidad de producción de cobre aprobada".
En tanto Los Pelambres, faena minera ubicada en el Valle del Choapa, hoy no presenta restricciones productivas, pero sí está impulsando un fuerte plan de inversiones enfocadas en apalancar la sequía. Se trata de la inversión de US$ 7 millones que la operación, parte de Antofagasta Minerals del grupo Luksic, está activando en pozos de extracción de agua subterránea para apoyar a los regantes. Y también están respaldando a la junta de Vigilancia del Río Choapa en la habilitación y operación de 5 pozos adicionales, lo que permitirá disponer de un caudal potencial de hasta 400 litros por segundo extra para beneficio de los regantes, entre otras medidas.
Adicionalmente, están apoyando a los crianceros, trasladando unos 3.800 animales de Illapel, Salamanca, Cuncumén y otras localidades hacia el sur del país y la entrega de 518 mil kilos de forraje y pellets.