"No perderemos la guerra económica (…). Aquellos que tienen euros, dólares u oro bajo sus almohadas vayan a cambiarlos por liras". De esa forma, el Presidente de Turquía, Reccep Tayyip Erdogan, se refirió ayer a la crisis cambiaria que está atravesando su país.
El mandatario, que además es economista, aleonó a la población y espetó: "No lo olviden, si ellos tienen sus dólares, nosotros tenemos a nuestro pueblo, nuestra verdad y a nuestro Dios".
Los embrollos económicos de Turquía tienen su origen en un hecho político, que a esta altura pareciera ser sacado de una teleserie turca. Sucede que el pastor evangélico estadounidense Andrew Brunson está encarcelado en Turquía desde octubre de 2016, luego de que fuera acusado de espionaje y de formar parte de un grupo terrorista armado en el marco del agitamiento político que vivía esa nación. De hecho, en julio de ese año hubo un intento de derrocar a Erdogan.
El encarcelamiento de Brunson se tornó un hecho político y el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó en julio de este año al gobierno de Ankara con "enormes sanciones" si no liberaban al pastor.
Esas sanciones llegaron este viernes. "Acabo de autorizar doblar los aranceles al acero y el aluminio respecto de Turquía, ya que su moneda, la lira, cae con rapidez en relación a nuestro muy fuerte dólar", anunció Trump en su cuenta oficial de Twitter, donde precisó que las nuevas tarifas aplicadas a las importaciones desde Turquía serán "del 20% para el aluminio y del 50% para el acero".
Sin embargo, las razones del declive cambiario de la nación asiática-europea tiene factores políticos internos.
El catedrático de Estudios Turcos Contemporáneos en el Instituto Europeo de la Facultad de Economía y Ciencias Políticas de Londres y, a la vez, profesor de Historia Económica en la Universidad de Bogaziçi, Şevket Pamuk, señala a Pulso Domingo que "las pobres políticas económicas del gobierno en los últimos años y la llegada de un nuevo sistema presidencial que le dio a Erdogan poderes muy amplios, combinados con una disminución de la liquidez y el aumento de las tasas de interés a nivel mundial, generaron este problema". Añade que "Erdogan permitió el aumento de las tasas de interés frente a la inflación y el nombramiento de su yerno, sin experiencia en la gestión económica, como ministro de Finanzas fue clave".
Mercados globales cayeron
Tras el anuncio, la lira turca cayó más de 12% frente al dólar. Con este resultado, la moneda acumula un derrumbe de más de 40% en lo que va de 2018 y es la más afectada de todos los países emergentes, superando a Argentina.
Los fundamentos de la economía turca se han ido deteriorando en el último tiempo y hoy por hoy tienen un déficit fiscal aproximado de 4% del PIB y un déficit de cuenta corriente en torno a 5,5% del PIB.
Las esquirlas de la tragedia turca de este viernes contaminaron a los mercados financieros globales. Los índices de renta variable de las bolsas europeas fueron especialmente afectados, dada la alta exposición que tienen los bancos del Viejo Continente en Turquía. El EuroStoxx, que agrupa las 50 principales compañías de la zona euro, cayó un 1,94% en la sesión, mientras que el Dax alemán perdió un 1,99% de su valor. El CAC francés cedió 1,59%, el Ibex español retrocedió 1,56% y el FTSE 100 inglés hizo lo propio con un 0,97%.
En EE.UU., los índices accionarios también retrocedieron: Dow Jones -0,77%, S&P 500 -0,71% y las tecnológicas del Nasdaq, -0,67%.
En línea con los retrocesos mundiales, la Bolsa chilena también cayó. El Ipsa bajó un 0,66%, hasta los 5.259,29 puntos.
Ojo con la banca europea
Recientes informes del Banco Central Europeo (BCE) muestran su preocupación por el impacto de una lira débil en los bancos del Viejo Continente, especialmente BBVA, UniCredit y BNP Paribas.
Michael Lee, vicepresidente de riesgo crediticio lombardo de Credit Suisse, apunta a que Francia, Italia y Alemania parecen tener la mayor exposición bancaria en Turquía. Karim Osman, miembro del equipo destinado a seguir países emergentes de la misma institución, agrega que "las tenencias extranjeras en bonos en liras cayeron sustancialmente en los últimos años desde un peak de alrededor de US$ 64 mil millones antes de la 'rabieta decreciente' de 2013 a un mínimo de US$ 25 mil millones a fines de junio (probablemente haya disminuido desde entonces). Este descenso refleja en gran medida el impacto de las valoraciones de la lira a la baja, pero también modera los flujos de entrada de extranjeros a esta clase de activos".
El economista jefe de Bci, Sergio Lehmann, acota que "si bien Turquía es una economía más o menos grande en el mundo emergente, de todas maneras no tiene un alcance suficiente para golpear de manera mucho más significativa a Europa. Algunos bancos podrían ver su situación un poco más debilitada, específicamente los italianos, que son los que tienen menor capital".
Nueva Grecia e impacto en Chile
Pese a que es un país más grande que Grecia, el economista jefe de Bci no cree que la situación de los turcos se convierta en una crisis sistémica como la que surgió en Atenas a fines de 2009. "Creo que antes de eso habrá apoyo desde el Fondo Monetario Internacional (FMI)", dice, y agrega que en caso de que se concrete dicho salvataje, sería mucho mayor al que este organismo se comprometió a entregarle a Argentina recientemente (US$ 50 mil millones).
Lehmann estima que nuestro país "está bien preparado para enfrentar este tipo de shocks externos, por lo tanto, más bien el impacto podría venir por una depreciación que estamos viendo. No veo especialmente expuesta a la economía chilena".