Las 48 horas sin liquidez
Antes del estallido social, el mercado de capitales local creía que Chile era un oasis de liquidez, lo que se puso en jaque durante dos días antes de que el Banco Central actuara. El estrés se reflejó en retiros de fondos mutuos, salidas del fondo E, alzas de tasas y masiva compra de dólares.
Si el Presidente de Chile creía que el país era un oasis dentro de la región, una buena parte de los agentes financieros también catalogaban la liquidez o capacidad de convertir los activos en dinero en efectivo de nuestro mercado financiero con ribetes de remanso o asilo.
"Hoy en día no hay ningún impedimento de mercado para listar una compañía. Hay capacidad analítica, hay liquidez y los inversionistas están dispuestos a tomar riesgos. Solo falta que las compañías tomen la decisión de abrirse", afirmó a mediados de septiembre el responsable de un banco de inversión internacional acerca del mercado financiero chileno.
Claro, ni él ni nadie tenían la capacidad de predecir el estallido social que se desencadenó en todo el país el 18 de octubre pasado, con duras consecuencias para la economía local.
Durante la semana pasada hubo 48 horas -entre el miércoles 13 y el jueves 14- en que el mercado de renta fija o de transacciones de títulos de deuda, que son instrumentos financieros más conservadores y que mueven la mayor cantidad de dinero dentro del mercado de capitales local, estuvo en vilo.
Pese a que Hacienda anunció el martes 12 que liquidaría en el mercado US$ 1.000 millones de las reservas del país, el 13 de noviembre el dólar subió $ 11 y se ubicó en $ 795,5, por lo que el Banco Central (BC) anunció un programa de inyección de liquidez en dólares que consideró un monto de hasta US$ 4.000 millones a través de licitaciones de compra de swap de divisas a 30 y 90 días plazo. Pese a eso, al día siguiente la divisa norteamericana trepó a los inéditos $ 802,88 y durante esa jornada el BC comunicó otro paquete de cinco medidas.
El viernes, una vez que se concretó el paquete del Central y que se conoció el acuerdo político que se allanó a la opción de cambiar la Constitución, el dólar bajó $ 25 y se ubicó en $ 775,5.
Un alto ejecutivo y socio de una de las principales firmas financieras del país relata que en esas 48 horas, entre el miércoles y jueves, "las AFP me llamaban y me decían que la semana cuando explotó el descontento social el Banco Central debería haber inyectado liquidez. Pero en ese momento no hubo una corrida -órdenes de rescate de liquidez de inversionistas en masa-, porque las tasas no subieron tanto. Pero en cuanto las tasas subieron, la gente se empezó a asustar y a pedir el retiro de sus fondos. Ahí se desmadró la liquidez".
Hubo un estado de nerviosa inercia desde el 18 de octubre al lunes de la semana pasada. "Los precios de los papeles de renta fija se fueron erosionando después del estallido social, con cero liquidez, por lo que hablábamos de un mercado seco. Los emisores bancarios empezaron a ampliar los spreads (diferenciales de tasas) en torno a 80 y 90 puntos básicos -veníamos de niveles de 30 y 40 pb-", describe un operador de títulos de deuda del mercado.
Eso hasta el lunes y el martes de la semana previa, cuando la violencia social recrudeció y los inversionistas se empezaron a asustar. El dólar en relación al peso trepó a máximos históricos y el mercado de deuda seguía seco.
"Con esto se inició un pánico de gente que empezó a sacar plata de sus fondos mutuos en las administradoras generales de fondos y, en paralelo, hubo cambios de cotizantes del fondo E al A de las AFP por unos US$ 600 millones en un día, por lo que se tuvo que salir a hacer liquidez para generar estos traspasos. Se hicieron transacciones de papeles del Banco Santander y del Banco de Chile a 250 o 300 puntos spread. Lo anterior significa que el costo de fondo del mercado subió un 2,5%. Otros papeles no tenían precio, lo que es grave, porque se distorsionó el mercado de forma violenta", relata un experimentado trader del barrio El Golf.
En efecto, el temor se pudo ver de forma patente en los traspasos del fondo E de las AFP, que tiene un 92,1% de su cartera invertida en instrumentos de deuda locales y que por ende es el menos riesgoso, al fondo A, que tiene la mayor parte de su cartera en títulos de mayor riesgo, como las acciones, aunque con mayor exposición internacional.
La Superintendencia de Pensiones explicó que "los fondos D y E se han visto más castigados por la caída de la rentabilidad de los instrumentos de renta fija nacionales debido al aumento de las tasas de interés". El regulador detalla que así, por ejemplo, entre el 19 de octubre y el 18 de noviembre el fondo D reportó una caída real del 5,03% y el fondo E una pérdida de 6,61%. Pero si se analiza el desempeño entre el 1 y el 17 de noviembre, el fondo D da cuenta de un retroceso del 5,35% real, y el fondo E, uno del 7,07% real.
En tanto, los fondos mutuos (FFMM) también vivían días de masivas fugas. El patrimonio efectivo de todos estos instrumentos que están invertidos en carteras nacionales ascendía a $ 32,1 billones al 17 de octubre (el día antes de la explosión social), pero el miércoles de la semana pasada, en el inicio de las 48 horas de estrechez liquidez, dicho patrimonio efectivo cayó un 5,8% respecto al último día previo. El jueves 14 el patrimonio efectivo de los FFMM se desplomó un 8,2% en relación al 17 de octubre, es decir, la gente retiró $ 2,64 billones -casi un 30% de ese monto lo sufrió Banchile-. En términos porcentuales de acuerdo al total de sus patrimonios efectivos, los que tuvieron más retrocesos fueron Zurich (27%) y Compass (26,4%).
"Los fondos mutuos sacaron plata inundados por el pánico masivo del público retail (personas naturales), que vieron que estaban perdiendo plata. Eso provocó la caída de la bolsa, porque la gente vio todo con pánico y quiso sacar todas sus posiciones. Con estos movimientos las tasas de interés subieron y, por consiguiente, los bonos valían menos. Se vendieron posiciones en deuda para comprar dólares o para entrar en fondos balanceados con exposición en dólares", relata el socio de un holding financiero tradicional local.
"Las órdenes eran vender, vender, vender. Preguntaba 'a cuánto', 'a lo que te paguen', me respondían. Unos liquidaron todas sus posiciones, otros, la mitad, y algunos un tercio", cuenta un trader de una administradora de fondos, quien puntualiza que "los que retiraban los fondos mutuos no eran solamente personas naturales, sino que también algunas compañías que tienen sus excedentes de caja en estos instrumentos".
Muchos se preguntaban hacia dónde estaban apuntando los flujos de los inversionistas internacionales esos días. Uno de los tres principales traders de los capitales extranjeros en Chile asegura que "han estado comprando acciones frenéticamente con las AFP y no han entrado a la renta fija. Pero creo que ahora van a empezar a comprar, porque está barato".
¿Todo este problema de iliquidez que se vivió significa que no resistimos como país un dólar sobre $ 800? "No", responde un personaje que le ha dedicado más de 35 años de su carrera al mercado de capitales local, quien explica que "la economía de este país está sana y tiene capacidad de endeudarse. Aunque hoy en vez de prestarnos al 2% de interés, nos prestarán al 2,5% o 3%". Agrega que si el Banco Central no hubiese actuado a tiempo y hubiera dejado que esto siguiera así algunos días más, se habría complicado mucho la situación.
El rol clave del Banco Central
El jueves 14 la iliquidez del mercado era insostenible y obligó a los bancos a tomar las facilidades que otorga el Banco Central. La Facilidad Permanente de Depósitos (FPD) es un mecanismo que ofrece el BC a los bancos, que lo usan cuando tienen alta liquidez y pueden depositarla en el Banco Central a un día plazo con un interés de la Tasa Política Monetaria (TPM, actualmente 1,75%), menos 25 puntos base. El uso de ese tipo de facilidad se desplomó entre el lunes 11 y el jueves 14 de noviembre, dado que se movieron $ 2,45 billones, menos de una cuarta parte de lo que habían inyectado entre el lunes y jueves de la semana anterior ($ 10,9 billones).
La iliquidez también se reflejó en el alza del otro tipo de facilidad que brinda el ente rector: la Facilidad Permanente de Liquidez (FPL), que es el mecanismo que permite que los bancos puedan obtener créditos o dinero desde el BC a un día plazo a TPM más 25 puntos base, garantizando las operaciones a través de colaterales o garantías. En otras palabras, piden plata.
El FPL comúnmente es cero día a día, es decir, los bancos no piden fondos al BC. Sin embargo, durante esta crisis, las entidades financieras han recurrido de forma extraordinaria a este mecanismo. De hecho, a fines de octubre pedían diariamente cantidades que fluctuaban entre $ 70 mil millones a $ 820 mil millones. En noviembre los bancos cesaron parcialmente de pedir dinero al Central, pero se reactivaron las solicitudes el 13 de noviembre: como muestra de los rescates que estaba pidiendo la gente y en respuesta a una estrechez de liquidez, pidieron $ 30 mil millones.
Tras las bambalinas de las medidas de liquidez que ofreció el BC, los equipos de trabajo del ente emisor estaban con las revoluciones a tope, en especial el que ve los pagos relacionados con bancos mediante el Sistema de Liquidación Bruta en Tiempo Real. Tanto el 13 como el 14 de noviembre algunos miembros de ese equipo fueron a trabajar al Estadio del Banco Central en La Reina, que es la zona de contingencias.
Un operador de renta fija local valora que "lo clave (en frenar la iliquidez) fueron las subastas del BC, el resto es música".
Otro trader complementa que "lo que hizo el BC al sacar la ventanilla para que los bancos puedan pactar, entrar a contratos de REPOS y bonos bancarios, le puso piedra de tope a esta situación, racionalidad en los precios. Así, los spreads bajaron de 250 puntos a 140 puntos, y en los siguientes días, a 100. Volvió la correcta formación de precios. No fue el acuerdo constitucional el que arregló esto. De hecho, el Banco Central debería haber hecho las subastas dos días antes".
Otro operador del mercado local también destaca la relevancia de que haya habido una corrección de los precios. "Si no se tiene una correcta formación de precios en el mercado de renta fija, es un síntoma de debilitamiento del país severo. Porque desde ahí se construyen todos los precios del mercado, desde acciones a créditos hipotecarios. Si no hay precios o están descalibrados, no hay financiamiento", dice.
Pese a que el dólar reaccionó a la baja luego de las medidas del Central y la liquidez volvió a los mercados, la incertidumbre sigue presente. De hecho, coincidentemente con los disturbios del jueves y viernes de esta semana, el dólar se empinó hasta los $ 799.
"Aún hay temor por la liquidez", indica un alto ejecutivo de una empresa de factoring. Plantea que "el BC le ha dado liquidez a los bancos. El problema es qué están haciendo los bancos con esa liquidez. Creo que se la están guardando".
Lejos de cantar victoria y con el fantasma de volver a sufrir con lo mismo que en semanas anteriores, un viejo estandarte del mercado de capitales resume que los días de iliquidez fueron "una bomba de adrenalina que no veía hace muchos años, desde la crisis de 1984, cuando la UF y la inflación se dispararon a las nubes. La tasa de interés era UF+25%. Yo le llamaría a esta historia de 2019, 'el infierno en 48 horas'".
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