Las ganancias de Falabella lograron un nivel récord. Las de Ripley siguieron la misma senda; mientras que las utilidades de Cencosud se multiplicaron por 20. El comercio vivió un año inédito. Las ventas crecieron un histórico 32,4% en 2021. Las ayudas estatales y los retiros de los fondos previsionales mantuvieron al retail en niveles nunca antes vistos, tras un 2020 pandémico. Hoy, sin embargo, ese auge comienza a quedar atrás. Ya lo adelantaba el Banco Central en su Ipom de marzo: “El nivel de gasto en consumo privado, particularmente en durables, descendió durante el último trimestre de 2021, lo mismo que la actividad del comercio. Esto último se extendió a inicios de 2022″. Y las cifras ya dan cuenta de ese panorama.

Entre enero y marzo de este año, la comercialización de bienes durables tuvo su primera caída trimestral desde los mismos primeros tres meses de 2020. Aún más, datos de GfK apuntan a que en la primera parte de 2022 la contracción fue del 9,4% en valor y un 8,7% en unidades; tales caídas bordeaban sólo el 2,7% hace dos años, la última vez que se reportaron bajas.

“Es la primera caída trimestral desde el primer trimestre de 2020, donde enero y febrero venían con el estallido social. Y en marzo empezó la pandemia y comenzaron las cuarentenas”, señala el retail manager de GfK, Juan Carlos Montes. Agrega que “en el comportamiento actual hay un tema de base. Nunca habíamos visto el nivel de ventas del año pasado; es una baja frente a un año extraordinario”. De hecho, si bien cayeron las colocaciones este trimestre, las ventas de este ejercicio siguen siendo superiores en un 86% a lo que era hace un par de años.

Si hasta agosto las ventas semanales estaban en $ 75.000 millones, ahora bordean los $ 67.000 millones; se refleja una caída, pero son valores aún lejanos de los menos de $ 40.000 millones que se reportaban antes de la pandemia.

De hecho, según las cifras de GfK, en el primer trimestre de 2022 se comercializaron 7,7 millones de unidades de bienes durables, equivalentes a $ 998.336 millones (unos US$ 1.158 millones). Hace un año, esos números eran de 8,4 millones de artículos vendidos y $ 1.102.049 millones (US$ 1.505 millones al dólar de entonces); pero dos años antes, en 2020, ese monto era prácticamente la mitad: $ 540.061 millones.

“Se está moderando (el consumo) junto a la normalización de la pandemia y al cese de los estímulos en un entorno macroeconómico más restrictivo”, comentaba el presidente de Falabella, Carlo Solari, en la carta de la última Memoria del retailer.

Hoy, de los 64 artículos de bienes durables que mide la firma de análisis de mercado, 43 registraron descensos, 26 de ellos cayeron más del 10%, y 19, más del 20%. Hace doce meses, todos subían.

“Tras el fuerte incremento del consumo en el 2021 ya se empieza a notar la desaceleración del sector en los últimos trimestres móviles y si comparamos el índice de ventas de marzo con el año 2019, escenario previo a la pandemia, se evidencia una baja del 6,9%”, aseguraba hace unas semanas la Cámara Nacional de Comercio (CNC).

Y son los productos de computación, acompañados de una mayor normalización del teletrabajo, los que explican parte de esta contracción. Juan Carlos Montes afirma que ya en estos últimos dos años los consumidores adquirieron todo lo necesario para equipar sus casas para trabajar. Y ahora, con un mayor retorno a la presencialidad, la adquisición de esos artículos ha tendido a descender. Los notebooks, por ejemplo, mostraron una baja de más del 31% en el trimestre. “La gente ya compró todo lo que tenía que comprar de este tipo de productos. Hoy se ven más renovaciones que la necesidad de sumar aparatos adicionales”, señalan en el sector.

Menos impresoras y cámaras de video

La mayor caída de los bienes durables, eso sí, se vio en las impresoras tradicionales. La venta en unidades cayó un 53% frente a un año atrás, mientras que aquellas que son multifuncionales descendieron un 43% y, con ello, los cartuchos de tinta bajaron un 31%, en línea con lo ocurrido a nivel mundial. En Europa, la venta de impresoras cayó un 29% entre enero y marzo. Y si bien fabricantes como HP mostraron resultados mejores a los esperados, puntualmente en el negocio de impresión sus ventas descendieron un 4%. “Seguimos enfrentándonos a los retos de la cadena de suministro en todo el sector. Como resultado de la escasez de componentes y las interrupciones logísticas, los ingresos disminuyeron un 4% en el trimestre y nuestra elevada cartera de pedidos aumentó secuencialmente”, señaló la CFO de HP, Marie Myers, en su presentación de resultados.

A nivel nacional, tras las impresoras tradicionales, las cámaras de video fueron las de peor desempeño, con una contracción del 48% en unidades, aunque en valor la baja fue de sólo del 1,3%. De hecho, su precio se elevó un 143,8% anual en el trimestre: desde $ 227.598 a $ 554.903 (ver infografía). En GfK explican que tal variación debe haber correspondido básicamente a falta de stock y a la ausencia de productos más económicos. “Hay aún bastante tema de stock. Todavía existen productos con falta de inventario”, destacan.

Las estufas a gas y los calientacamas también mostraron una contracción importante de más del 45%. Y en esos tres meses estivales lo que más subió en ventas este año fue la comercialización de ventiladores. Se vendieron 219.960 unidades entre enero y marzo, un 46,8% más que hace un año; le siguieron las freidoras con un avance del 42,7%.

Del total, la mayor injerencia dentro de todos los artículos medidos por GfK la tuvo la comercialización de phablets -celulares de más de entre 5,6 y 6,9 pulgadas-. Si bien su venta cayó un 17%, su peso totalizó un 11,5% del portafolio desde un 10,3% de hace un año, el único con una importancia en la canasta superior a los dos dígitos. Se comercializaron 795.713 unidades. Y la misma dinámica se dio en valor: los phablets alcanzaron el 20% del dinero gastado en bienes de consumo durables medidos por la consultora, con $ 204.802 millones.

Tras ellos, vinieron los audífonos con un peso superior al 7% y luego los televisores con más de un 5,5% del total. Se comercializaron 420.000 pantallas planas en tres meses.

El Banco Central define los bienes durables como aquellos que se pueden utilizar más de una vez por un período igual o superior a un año. Dentro de esta canasta, prácticamente todas las categorías medidas por GfK han ido a la baja: electrónica, tecnología y línea blanca.

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Se normaliza el e-commerce

Si antes de la pandemia internet pesaba cerca del 20% dentro del total de la venta de durables; en medio del Covid y las consiguientes cuarentenas, el e-commerce superó a las tiendas físicas: llegaron a ser más de la mitad de lo que comercializaba el retail en ese momento. Ahora, ese dato ha empezado a moderarse. Si el primer trimestre de 2020 se vendieron $ 579.734 millones por la web, un año después el monto fue de $ 487.711 millones. Al revés, las tiendas físicas pasaron de $ 522.315 millones a $ 510.625 millones. La relación hace 12 meses era 52,61% vía web y 48,84% presencial; y en la actualidad está en 47,39% / 51,14%. “Hay una normalización. El año pasado tuvimos períodos de cuarentenas, por lo que ahora uno tendería a pensar que el promedio de internet va a estar entre 40-45% de las ventas de durables, lo que de todas formas significa duplicar el peso de antes de la pandemia”, señala Montes.

Aún más, hay artículos -sobre todo aquellos de mayor tamaño- que ya se venden más por la web que de manera presencial. Por ejemplo, mientras se comercializaron 110.695 refrigeradores por internet en el trimestre, en tiendas fueron 75.271; se vendieron 88.580 juegos de cama de manera remota, y del orden de un tercio de ese número en tiendas. Lo mismo ocurrió en el caso de las lavadoras.

Detrás de este panorama, hay también un asunto de precio. En varios artículos, comprar por internet es más económico que hacerlo en la tienda. Los retailers han impulsado una serie de ofertas para potenciar sus canales remotos, lo que muestra una clara distancia con el precio que se debería pagar al ir presencialmente al lugar. El valor promedio de un refrigerador, por ejemplo, es de $ 354.417 por la web, y de $ 366.042 en la tienda; misma distancia se aprecia también en las cocinas. O en las camas, donde adquirirlas de manera remota es en promedio un 5% más económico.

En GfK aseguran que a nivel general se está viendo además un pequeño ajuste en los precios durante las últimas semanas. No es que los artículos estén bajando de valor, sino que los consumidores están apostando por bienes más baratos. “Están comprando productos más económicos, de gama media, y eso provoca que el ticket promedio tienda a bajar”, sostiene Montes. Mientras disminuya la liquidez, tal fenómeno debiera acentuarse... Y el comercio seguir ajustándose a la baja.