Los menores de 15 años, que hoy corresponden a cerca del 20% de la población en Chile, experimentan una serie de dificultades al momento de enfrentarse a las ciudades, partiendo por el simple hecho de que, en la mayoría de los casos, no superan los 1,5 metros de estatura (ver infografía). En ese sentido, se han levantado propuestas y llamados para que exista mayor consideración y participación de este grupo a la hora de generar una planificación urbana enfocada en la niñez. Esto último cobra más relevancia ad portas del inicio del período de vacaciones, donde muchos de ellos pasarán gran parte del verano en la ciudad en que viven.
Uno de los actores que ha profundizado en este tema es Escala Común, organización que desde el urbanismo trabaja materias relacionadas con la infancia, crianza y género en la ciudad, y que recientemente dio a conocer el Set de Indicadores de Pertinencia Infantil en la ciudad (Sipic).
Entre las acciones de trabajo del estudio, aparecen redes de ciclovías que estén cerca de establecimientos ligados a la infancia y plazas acondicionadas adecuadamente, tanto en infraestructura como áreas verdes, densidad y juegos. En este último ítem se destaca que tales espacios sean aptos para soportar altas temperaturas, así como las posibles lluvias en el invierno.
El sondeo, que fue realizado en función de las prácticas cotidianas y el bienestar de los niños/as en las ciudades, también hace un llamado a considerar la iluminación y la limpieza, ya que estos factores son clave para la sensación de seguridad y bienestar para los menores, según la publicación.
Al respecto, el gerente general de Fahneu- empresa dedicada a fabricar juegos infantiles y equipamiento para niños en espacios públicos- , Diego Aguilar, cree que si bien ha existido un avance en la infraestructura de los juegos, todavía hay una cuenta pendiente debido a la brecha entre comunas y la falta de espacios para el acompañante. "Es adecuado que el niño tenga la posibilidad de moverse en un juego que no es estructurado por los padres. Entonces, estas áreas deben tener una suerte de mobiliario de apoyo, donde se pueda mirar al niño", plantea, y agrega que en esta época de altas temperatura ha aumentado la demanda por toldos y suelos de goma que permitan hacer frente al calor.
Por su parte, en el área de participación la invitación del sondeo de Escala Común es a incluir a los menores de 15 años en mesas de conversaciones donde se aborde la ciudad, y en mediciones como la Encuesta de Percepción de la Calidad de Vida Urbana, que es realizada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. "Veo que hay interés. Se han generado metodologías para que los niños participen en la cocreación de diseño de espacios. Pero creo que falta consenso en la definición de los modelos y cómo abordar el tema de la infancia. Es súper bonito hablar de participación infantil, pero el procesamiento no es tan fácil de leer. Faltan instrumentos que permitan evaluar que lo que se está haciendo en pro de la infancia es un beneficio para la ciudad", dice la editora de la revista PLANEO del Instituto de Estudios Urbanos de la UC y parte del equipo que elaboró el Sipic, Piera Medina.
En esa línea, el Instituto Ciudad ha trabajado el tema de incorporar la voz de los menores de edad por medio de una metodología que busca resaltar su opinión. "Todavía no es visible su mirada, por que no tienen voz y eso genera una brecha importante. Todas las organización que están centradas en los derechos de los niños, están enfocadas en áreas como la educación", comenta una de las directoras de la organización, Loreto Wahr, quien evalúa la experiencia de los menores en la ciudad como hostil y acelerada al ritmo de los adultos que los acompañan en los trayectos por las urbes.
Comparando a nivel internacional la planificación urbana, Chile estaría muy por detrás de otras naciones. "En distintos países europeos se implementan medidas como las rutas seguras escolares y el resguardo del perímetro donde se desarrollen actividades con menores. Todo, muy sobre el estándar chileno. Estamos en la cola. Acá hay una mirada demasiado infantil. Como que todo debe ser de colores o relacionado al juego. Pero no siempre es así. El niño también opina, observa, aprende e interactúa en la ciudad", dice Medina.
Otras experiencia internacional es la que realiza Urban 95, de la Fundación Bernard van Leer, y que recientemente fue destacada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ellos se sitúan desde la mirada de un niño de 95 cm. de alto para elaborar propuestas de diseño de parques e intervenciones en las calles, que les permita a menores de entre 0 y 3 años apropiarse de esos espacios.